La historia de Golty, la empresa más grande de balones de Latinoamérica

Crédito: @goltysports

8 Noviembre 2024 05:11 am

La historia de Golty, la empresa más grande de balones de Latinoamérica

La marca del balón oficial del fútbol colombiano es mucho más que una empresa de balones. CAMBIO habló con su CEO, Manuela Escobar, nieta de uno de los fundadores hace más de 70 años, para entender cómo pasó de vender la famosa pelota de letras a ser un marca deportiva que manda la parada en la región y ya tiene presencia en Estados Unidos.

Por: Juan Francisco García

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Golty nació, hace más de 70 años, a raíz de la entrañable amistad entre Manuel Escobar y Eduardo Martínez. Trabajadores ambos de una empresa de caucho, por necesidad y por ambición, Escobar le propuso a su amigo renunciar y montar su propia empresa. Por ya tener familia a su cargo, en principio, Martínez se negó y le propuso de vuelta a Escobar que fuera él el primero en lanzarse al vacío y abonar así el terreno del emprendimiento.

Fue como en los años cincuenta llegó al mercado el primer balón de la empresa que hoy está en el radar de todos, en Colombia y en la región: la famosísima e inmortal pelota de letras. Como este primer balón tuvo un impacto tan promisorio, Eduardo Martínez siguió los pasos de su amigo entrañable y, para perseguir su sueño común, renunció a la estabilidad del cheque los primeros días de cada mes. 

Expertos ambos en las posibilidades del caucho, lograron consolidar la empresa como líder tanto en fabricación como distribución de balones. Cuando Escobar murió, mucho más rápido de lo que hubiera querido su amigo y socio, entró al barco Eduardo Martínez, hijo del cofundador, y el negocio empezó a expandirse gradualmente hacia otras disciplinas y vertientes. 

Manuela Escobar, CEO de Golty. 

Mucho más que una empresa de balones 

Siete décadas después de que el primer balón viera la luz, Manuela Escobar, nieta del fundador y actual CEO de Golty, le dijo a CAMBIO con orgullo que en el presente la empresa debe entenderse como una marca deportiva que trasciende su relación con los balones. Hoy Golty abarca 12 disciplinas entre las que se destacan el patinaje, el pádel, la natación, el voleibol y el baloncesto. 

Además de contar entre sus hitos que el balón oficial de la Federación de Básquet de Venezuela tiene su logo, la ejecutiva contó que la empresa es un jugador muy fuerte, por calidad y por precio, en la industria de guantes y calzado para fútbol. Esto ha causado que las ventas de la compañía que se hizo famosa por poner a correr detrás de sus balones a hombres y mujeres, tanto amateurs como profesionales, se hayan diversificado considerablemente. 

“Nuestra estrategia en los últimos años ha sido detectar en dónde la marca puede tener más elasticidad y usar la plataforma del posicionamiento en fútbol para sembrar granitos de arena en otras disciplinas”, dice Escobar. Dicha estrategia, según los números, ha tenido muy buen performance en la categoría del básquet y del voleibol, y está en consolidación para pegar fuerte en natación, ropa y patinaje. 

Productos hechos por colombianos para colombianos 

Ni a Manuel Escobar ni a Eduardo Martínez, los fundadores, les interesaban especialmente el fútbol o los deportes. “Lo que les apasionaba era emprender y hacer país”, afirma la cabeza de la compañía. El setenta por ciento de un balón, aún hoy, se hace de forma manual, lo que le da un halo poético a la industria: tener un balón Golty en las manos es sentir la historia de cientos de mujeres y hombres que pusieron su energía y su arte en su producción. Y si tenemos en cuenta que, la mayoría de los empleados de las plantas de la empresa llevan haciéndolo por más de 35 años, es incontestable que el balón más famoso del país cuenta muchas historias. El eslogan de “productos hechos por colombianos para colombianos”, ya lo ven, no es marketing vacío.  

Escobar explica que el interés por el bienestar de sus trabajadores responde, en buena medida, a que tantos años de trabajo, retos, consolidación y crecimiento, los han convertido en una gran familia de 400 empleados directos. 

En cuanto a las plantas de producción, la más grande y representativa para la compañía está ubicada en la zona industrial de Montevideo, en donde se producen el 70 por ciento de los balones. Allí, gracias a que Golty es hoy por hoy parte de un holding –Grupo Y– que participa, entre otros, en negocios de infraestructura, se fabrican también juntas y apoyos para puentes. El resto de la producción se divide en maquilas: en Ibagué, en Mongui y en Bogotá. 

Golty en la región y en Estados Unidos 

En la actualidad, la marca tiene presencia en Bolivia, Ecuador, Venezuela y Perú. Además, ya puso en marcha una estrategia organizada para posicionarse, como lo ha logrado en Colombia y en los países vecinos, como el balón predilecto de los jugadores amateurs del infinito mercado de Estados Unidos. 

Su éxito –explica Escobar– en buena medida tiene que ver con el aval y la reputación que les da ser productores de balones por más de 40 años.

“Los mercados se han dado cuenta que no es gratuito que hayamos mantenido nuestra misión de hacer balones por tantos años, en vez de optar únicamente por la distribución de los productos hechos en Asia, como la mayoría de la competencia”.  

Persistir en la expertise de la producción ha terminado siendo el gran diferencial de la compañía. De ahí que, por cuatro años, Golty haya sido el balón oficial de la liga profesional de fútbol en Bolivia. 

Tecnología de punta:

Sobre el aspecto tecnológico de los balones de la marca, Escobar define a Golty como una incubadora de innovación. “Estamos en constante evaluación y actualización con lo que sucede en Asia, que definitivamente marca la parada en términos de producción y maquinaria”. 

Si bien el espíritu manual de la realización de los balones sigue vigente, la compañía invierte decididamente en maquinaria de vanguardia para refinar y estandarizar procesos de impresión, troquelado y colocación de los paneles de los balones, esto último indispensable para su funcionalidad y estética. Cada siete años, revela Manuela Escobar, “tenemos una renovación tecnológica con respecto al cómo… entonces nos volvemos a cuestionar si lo que hacemos manualmente tiene sentido, si nuestras máquinas realmente están a la altura de los productores en Asia, que finalmente son quienes les producen a las grandes marcas de balones del mundo”. 

Esta decisión empresarial forjó una relación bilateral y estrecha con los productores y proveedores de oriente. Hoy es normal verlos en la planta principal de la compañía, así como en las maquilas, aprendiendo sobre las particularidades locales en la hechura de los balones. “Así como en Pakistán y China son muy fuertes en un tipo de producción, saben que a la hora de pensar en la producción de balones laminados, en Colombia estamos entre los mejores”. Iván Sánchez, ingeniero jefe de producción de la compañía– con más de 40 años como empleado–, dice Escobar, es una biblia para los proveedores extranjeros. 

El empoderamiento del fútbol femenino 

Que Golty sea liderada por una mujer no ha pasado de agache en las políticas internas de la empresa. Sobre esto, Escobar le dijo a CAMBIO que si bien está entre sus prioridades demostrar el poder femenino no solo en el deporte sino en todos los ámbitos de la vida, han sido las futbolistas las que le han mostrado lo miope y torpe que es desatender su mercado. “Todo lo que han conseguido reafirma que es imperativo apoyarlas y recuperar el tiempo perdido en el que no han recibido la visibilidad que merecen”, afirma.

Esta convicción se ha traducido de forma muy elocuente a los números del negocio. Cada vez que Golty ha sacado una edición especial con las mujeres como protagonistas, las ventas han sido siderales y en pocos meses superan las ventas del balón para hombres durante todo el año. 

Por esto, este año, como un hito inédito en la historia del fútbol profesional colombiano, la marca sacó un balón hecho exclusivamente para la liga femenina. “Ya es evidente que las mujeres necesitamos tener nuestras cosas únicas”. 

El millón de balones que Golty vende, solo en Colombia, demuestra que la intuición de su máxima ejecutiva tiene sentido. 

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