"En Colombia, en un continente con tantos desaparecidos, somos los campeones", Sergio Jaramillo
Crédito: Twitter Jurisdicción Especial para la Paz (@JEP_Colombia)
Sergio Jaramillo Caro, exalto comisionado para la Paz, dialogó con CAMBIO sobre la génesis y el trabajo de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), que funciona como soporte del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición.
El próximo 19 de febrero culmina el mandato de cinco años de la primera directora de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), Luz Marina Monzón Cifuentes. Junto con la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad (CEV) y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), la UBPD constituye uno de los pilares que soportan el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición (SIVJRNR).
En el diseño de los Acuerdos de La Habana, el entonces alto comisionado para la paz y negociador con la hoy desmovilizada guerrilla de las Farc, Sergio Jaramillo, puso sobre la mesa la posibilidad de crear una institución dedicada exclusivamente a la búsqueda de personas desaparecidas.
Tras la materialización de esa idea, Jaramillo conversó con CAMBIO sobre el origen y el primer lustro de la UBPD.
Para profundizar
CAMBIO: ¿Por qué consideraron necesario destinar una institución exclusivamente a la búsqueda de desaparecidos?
S. J.: Básicamente por tres razones: la primera, porque la desaparición forzosa, incluyendo la desaparición de secuestrados es, tal vez, el delito más atroz, porque el dolor de las familias no termina. En Colombia, en un continente con tantos desaparecidos, somos los campeones: esto requería especial atención. En segundo lugar, porque es una obligación legal al término del conflicto armado, siguiendo el Derecho Internacional Humanitario, es obligación de los estados buscar los desaparecidos. A mí, personalmente, me impresionó mucho la cantidad de organizaciones que había en diferentes regiones del país, especialmente en Antioquia: mujeres buscando a los desaparecidos, sin mayor ayuda del Estado, viéndose obligadas a desarrollar relaciones personales con los victimarios para obtener información; me pareció que no estaba bien, que no era sano y que debía existir una institución que se encargara de eso. Por último, cuando diseñamos el sistema integral, estaba claro que en términos de justicia penal, el número de casos que se iban a poder investigar luego de 50 años de guerra iba a ser necesariamente limitado, se iba a concentrar en los principales responsables. Lo mínimo que podíamos hacer en el diseño de un sistema transicional, era asegurar que cada familia que tenía un ser querido desaparecido por cuenta del conflicto tuviera una respuesta oficial del Estado: obviamente en el mejor de los casos que se diera con los restos de su ser querido, pero que, si no, por lo menos hubiera una evidencia, un compromiso de decirle: ‘esto es lo que hemos hecho’, ‘esto es lo que hemos logrado hasta ahora encontrar’.
CAMBIO: Cuando piensan ese diseño ¿Cuál es el modelo que tienen en mente? ¿Bosnia, por ejemplo?
S. J.: Exactamente. Nos asesoramos muy bien. Ya teníamos una relación muy estrecha con el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), indagamos muy de cerca sobre el trabajo que habían hecho en diferentes partes, incluyendo en Bosnia. Hablamos con la International Comission For Missing Persons ICMP (Comisión Internacional para la Búsqueda de Personas Desaparecidas), que se creó justamente en el marco de las búsquedas de Bosnia. Su directora, Kathryne Bomberger, vino a La Habana a contarnos lo que habían hecho: alrededor de los años 2003 y 2004, en el marco de una legislación de búsqueda en Bosnia, se creó un instituto dedicado a eso. Era lo que nosotros queríamos. En Bosnia los resultados fueron muy positivos, si bien todavía tienen una tarea por cumplir.
CAMBIO: Además de la metodología, y dada la cifra de desaparecidos en Colombia, ¿ustedes calcularon que fuera posible en términos de recursos?
S. J.: Pues claro, porque hasta cierto punto el sistema de búsqueda ya está inventado. El caso de Colombia es muy complejo por la duración del conflicto y por la extensión territorial del país, por el hecho de que muchos de los desaparecidos se dan en zonas rurales. Es más fácil dar con desaparecidos cuando se dan en zonas urbanas o densamente pobladas. Pero hay ciertos principios que rigen en todas partes; por ejemplo: la construcción de bases de datos muy sólidas para cruzar nombres, la formulación de equipos dedicados y debidamente entrenados, el trabajo con las familias de las víctimas, etcétera. Todos esos son elementos que, sin ninguna dificultad, se podían trasladar al caso colombiano.
CAMBIO: Si hacemos un balance de los tres pilares del SIVJRNR, ¿alguno ha quedado con mala evaluación?
S. J.: No quisiera hacer comparaciones, son instituciones muy distintas, y que deben estar sometidas a evaluaciones muy distintas, porque los resultados que producen son muy distintos. La unidad tiene el reto que está trabajando en el mundo real de hoy. Hay una medida muy concreta de éxito, que es el caso de Bosnia: el número de desaparecidos e identificados va en el 75 por ciento según Naciones Unidas. Según las cifras oficiales de la UBPD, no va ni en el 1 por ciento. Pero entiendo que la unidad ha hecho un buen trabajo acercándose a las familias de las víctimas, en un mundo donde existe una enorme desconfianza por razones obvias frente a las autoridades, a mí todo eso me parece muy bien: todo lo que se haga para trabajar de la mano de los familiares, así está en el acuerdo. Lo que nosotros estudiamos en su momento es que, en la medida en que los familiares sientan que están contribuyendo, que están siendo útiles en esta búsqueda, también conlleva a una satisfacción, y es casi una forma de reparación: que se les permita ayudar con la búsqueda. Entiendo que eso lo ha hecho muy bien la unidad.
CAMBIO: Está en marcha el comité para la elección de la nueva dirección de la UBPD, ¿cómo ha visto estos años de la UBPD?
S. J.: Hay que reconocer que, en primer lugar, no solamente la unidad, sino todo el sistema integral nace en un momento de gran dificultad política, estaba en la presidencia un gobierno que se había hecho elegir justamente sobre la base de su oposición al acuerdo. Hacer todo esto sin un apoyo fuerte del Ejecutivo es muy difícil; luego hay que reconocer que el caso de Colombia es una cosa muy dramática. Yo pensaría que hay, por lo menos, unas cuatro veces los desaparecidos de Bosnia y en un período mucho más largo, entonces todo eso crea unas condiciones de partida realmente desafiantes, para la directora y el equipo. Dicho eso, creo que después de cinco años, uno esperaría que se hubieran dado mejores resultados en materia de identificación y entrega de restos de seres queridos. En los datos, hace un mes hablaban de 173 entregas dignas, evidentemente cada entrega es un milagro que hay que agradecer, pero son cifras supremamente bajas. Si el universo que tienen es cerca de 100.000 desaparecidos estamos hablando de exactamente 0,173 por ciento. Esos, realmente, no son buenos resultados.
CAMBIO: ¿Cuáles serían los principales retos para la próxima dirección de la UBPD?
S. J.: Incrementar muy seriamente el resultado de las búsquedas exitosas, y de la documentación rigurosa y detallada para las familias en los casos en donde no se ha podido encontrar los restos. Pero que se documente que realmente se hicieron todos los esfuerzos posibles, eso es lo que tiene que hacer la unidad: esa es su razón de ser.
CAMBIO: ¿Desde un principio se pensó en que la UBPD dependiera tanto de la Fiscalía General de la Nación (FGN), por ejemplo, de sus laboratorios del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) y del Instituto Nacional de Medicina Legal (INML)?
S. J.: Uno no puede en un acuerdo de paz hacer una ingeniería hasta ese nivel. Lo que se buscaba es que hubiera un trabajo armonioso. La razón por la cual se decidió que la unidad no tuviera la información, no pudiera ser judicializada, fue precisamente para enfatizar el carácter humanitario de la búsqueda, y facilitar el recaudo de información en regiones donde la gente no está muy dispuesta a hablar por miedo a terminar ella misma de víctima por dar una información sobre un desaparecido. La prioridad era justamente encontrar los restos de los seres queridos, y estaba claro que siempre iba a haber un reto en la coordinación con la rama judicial, y con la FGN en particular.
CAMBIO: ¿Cuál sería, entonces, el perfil ideal de la nueva dirección de la UBPD?
S. J.: Creo que es importante que el nuevo director (a) sea una persona que conozca el Estado desde adentro, que sepa cómo funciona, qué botones y qué palancas mover, para que las cosas ocurran. Una persona muy práctica, concentrada más en resultados que en cualquier otra cosa. De pronto un exfiscal con mucha experiencia en búsqueda, o alguien así, que sepa qué es lo que hay que hacer para que funcione una institución dentro del Estado. Francamente yo me imagino mucho más a una fiscal, de esas mujeres fiscales (que tenemos varias todavía) duras, dedicadas, que empujan, empujan y empujan, y sacan eso: es la única manera de hacerlo.