Cuando la retaguardia es vanguardia

Fernando Muñoz, artista plástico, músico y realizador audiovisual presenta este fin de semana la exposición/instalación Retaguardia, en la cual, a través de dibujos en gran formato, pinturas, videos y esculturas, retrata las jornadas de protesta que vivió el país desde 2019 y durante la pandemia.
Esta exposición estará abierta sábado 20 y domingo 21 en un espacio no convencional. Se trata del escenario Bonfire, que es un lugar destinado más que todo a la música. De hecho, la exhibición del sábado empata con la presentación del grupo Piñas, que interpretará parte de su repertorio básico. Esta muestra forma parte de la jornada Open San Felipe, en la que las galerías y espacios de arte de este distrito cultural de la ciudad abrirán sus puertas hasta altas horas de la noche.

Además de su actividad artística, Fernando Muñoz estudió historia y algunos semestres de filosofía. Sin embargo, le gusta destacar más lo que ha desaprendido de lo que él llama “toda esa academia eurocéntrica, no tanto por el hecho de excluir ese conocimiento sino porque ahora he incluido otros saberes que Occidente subcategoriza”.
No se considera un estudioso sino un estudiante perpetuo de múltiples disciplinas que a veces ve la especialización como otra estrategia de adiestramiento y sumisión de la que hacen uso quienes diseñan el sistema para que las personas funcionen dentro del mismo.
CAMBIO habló con Muñoz acerca de esta exposición.

CAMBIO. ¿De qué consta la exposición?
Fernando Muñoz. Lo que estamos haciendo, más que una instalación de dibujo a gran escala, pintura, escultura y video, es una improvisación sobre el espacio. El Bonfire es ya de por sí un lugar estéticamente bien interesante, para ponerlo en términos musicales, el espacio servirá como base armónica para una improvisación visual, será una especie de solo sobre el Ghetto. 

CAMBIO. ¿Cuanto tiempo le tomó elaborar las obras?
F.M.: El tiempo que duró (o que ha durado) el aislamiento y la pandemia. La pandemia hizo que a nivel mundial se agudizaran los síntomas de la enfermedad económica imperante y se hicieran más notorias cosas como la desigualdad, el autoritarismo, la corrupción, la disminución del poder adquisitivo, lo que condujo a un estallido social que se multiplicó a través del planeta. En la mayoría de países se ha privatizado la salud, lo que ha creado una relación directa entre la economía y la vida, cuando la gente se dio cuenta de que el virus mataba principalmente a los pobres, esto se tradujo en un movimiento popular de protesta a nivel global. Mi pusilánime manera de marchar fue pintando.
CAMBIO.¿Qué llevó a desarrollar el tema de esta exposición? ¿En qué momento se le ocurrió el tema?
F.M.: Aunque el trabajo lo realicé durante la pandemia, el tema surgió durante las primeras marchas de 2019, e incluso antes, cuando con mis amigos del Alacrán intentábamos, al igual que otros colectivos, politizar la estética, un tanto en respuesta ante quienes, desde el otro lado, estatizaban constantemente la política con mentiras populistas a través de la publicidad y otros brazos del poder mediático. Ante las evidentes trampas llevadas a cabo en las jornadas de la llamada democracia participativa, vimos en las marchas una efectiva forma de democracia directa y sin duda el más importante detonante para obtener cualquier cambio. Obviamente las protestas inspiraron el tema y nuestra posición, desde la retaguardia, fue acompañarlas a señalar los tiránicos métodos de dominación, en un principio con videos y luego, ante la imposibilidad de reunirnos como colectivo, con las obras que ahora voy a exponer en Bonfire.

CAMBIO. Por qué lo llama arte de retaguardia si plasma lo que ocurrió en la llamada primera linea, es decir, la vanguardia?
F.M.: La idea viene un poco del concepto de retaguardia que propone Boaventura de Sousa Santos. Se trata de pensar "con" en lugar de pensar "sobre". Él habla de un pensamiento de retaguardia que no se limita a una teoría (por lo general eurocéntrica) sino que se desarrolla junto y partiendo de los movimientos sociales. Digamos que este es un arte de retaguardia porque desciende del pedestal mesiánico de las vanguardias artísticas para amplificar la voz de las pequeñas resistencias de las comunidades. De esta manera actúa más como un intérprete del descontento social que como líder de un concepto. Una posición que también tiene que ver con la idea neozapatistasta del mandar obedeciendo, algo que nuestros “servidores públicos” deberían tener en cuenta para actuar en respuesta a las necesidades de la gente en vez de imponer modelos, generalmente importados, que no aportan ninguna solución a las realidades locales. Es una retaguardia, una tercera línea que camina al lado y tiene su génesis en estas dinámicas sociales.
Sábado 20 y domingo 21
A partir de las tres de la tarde
Bonfire/The Ghetto Project
Calle 72A No. 20-40.
Barrio San Felipe
Bogotá