2 Septiembre 2022

Espíritu de pájaro

‘Espíritu de pájaro’, de la Compañía Cuerpo de Indias, se presenta los días 3 y 4 de noviembre en el Teatro Colón de Bogotá. En el espectáculo participa la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia. Lo dirige Álvaro Restrepo, con videos de Gabriel Ossa.

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Colegio del Cuerpo

 

 

 

Por Laura Garcìa

"Estos son cantos a la madre tierra en tono mayor/ son susurros que vienen de bosques lejanos/ aquellas palabras esquivas que buscan ser gota en el corazón humano/ Son tonos suaves como si dijéramos…"

Así comienza uno de los poemas de Fredy Chikangana, el poeta y oralitor del pueblo Yanakuna, asentado en el suroriente del Cauca. Su palabra ha pasado antes por la oralidad. Y se convierte en palabra escrita para saberse existente, para afirmar la esperanza de equilibrio que requiere su comunidad y la comunidad humana. Y hay madre tierra, tonos mayores, susurros, bosques, y un pájaro que se cruza espontáneamente, sin pedir permiso, por encima de los cuerpos de los jóvenes integrantes de la Compañía Cuerpo de Indias de El Colegio del Cuerpo. Sin estar invitado. Sucede durante un ensayo al que asisto, casi al descampado, en el nuevo emplazamiento en Pontezuela, a quince minutos de Cartagena de Indias, que parieron de su propio soplo los bailarines y coreógrafos Álvaro Restrepo y Marie France Delieuvin, de la mano y el ojo abismal del arquitecto y pintor Leopoldo Javier Combariza. Un mundo de maravilla como de Lewis Carroll. De espacios de representación que parecen sombreros sobre selva desde el aire; árboles, casi setos, de aspecto sospechoso, pero que dan frutos dulces que no producen sueño ni envenenamiento; un galpón ahíto de objetos como un bazar, pero puestos a la vista esmeradamente, provenientes de enjambres de viajes, amistades y lazos artísticos; hileras de piedras pulidas, limpias, que van de mayor a menor, sobre la tierra hirviente y no puestas al desgaire; habitáculos semiaéreos de pino pátula, puestos sobre las copas de los árboles como una ficha de juguete de infante, imponentes como líneas de Nazca, para albergar artistas invitados de los extremos del mundo; aguas inventadas y reunidas a falta de propias; arborización nativa de bosque seco tropical, que alivia del sopor a las mariamulatas idénticas a las del pintor Grau. Y sobre todo, más de diez danzantes jóvenes, raizales, y una francesita minúscula, como uno imagina a Ana Lenoit, la amante púber del Libertador Simón Bolívar, que lo apaciguó en Mompox en 1812, y que se descuelga sobre un chinchorro en medio de uno de los movimientos de la música de Diego Vega, inspirada en escrituras de poetas provenientes de comunidades indígenas (Chikangana, Jamioy y Apüshana), y que compone el próximo espectáculo de estos malabaristas de varita mágica y vocación de oropéndola, el ave que arma pacientes nidos colgantes, a prueba de lluvia y sequía.

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Según el propio compositor, “se usaron transcripciones de grabaciones informales de música emberá y wayuu, que derivaron en ocho movimientos que contienen el origen del mundo, la alegría de la vida, el yagé, donde reposan las verdades, el trajín del trabajo, la fatiga, el sufrimiento, pero también la elevación de la trascendencia del trabajo y la comunidad. Están presentes también la lengua, la historia, la tierra, el campo de cultivo, el juego, la cultura, el entendimiento, la coexistencia, la conquista, la destrucción, los templos derruidos, la opresión y el olvido y la esperanza y libertad, juego del pájaro”. Sin embargo, al recibir la música, Álvaro Restrepo, su director, se apropia de los ritmos, la armonía, la melodía coyunturales, pero trabaja transversalmente con ella, como la hebra en un tejido de improvisaciones que elabora el cuerpo de baile, creando así un espectáculo con el sello de su Compañía: telúrico, de una ternura sugestiva, adolescente y adulto al mismo tiempo.

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Álvaro, que es un obsequiador generoso de conocimientos, movimientos y un perenne zurcidor de paz, al finalizar el ensayo hace mofa sutil de ciertas élites, porque todavía no ha llegado ningún hijo o hija suyos a robustecer este emprendimiento cultural y pedagógico, internacionalmente reconocido. No se quieren juntar con la muchachada de los barrios, de los pueblos, de los manglares al pie de la carretera que costea La Boquilla, que han preferido destruir para elevar sus construcciones miamenses de canales y centros comerciales. Llegan áulicos de Europa, Asia y Oceanía, esos sí. A oler la fruta del mamey, a contonearse entre las fibras de la majagua que se desgonza como un amasijo de medusas muertas en el centro del espacio; o de la atarraya. Y a ponerse sus colores envolviendo el movimiento de sus brazos, o los de cierta palma, cuyos sombreros los llaman cabecinegros; o las mochilas arahuacas sobre la cara, para que los cuerpos sean los de nadie y los de todos. Los de ahora y los ausentes. A mascar la coca sagrada y vestirse con sombreros amazónicos y faldones de color café u ocre de las polleras “chiribiquetianas que le regala la diseñadora Olga Piedrahíta a El Colegio del Cuerpo, para que sobreviva y viva en el trópico, donde pertenece. Ni falta que hace, dirían algunos. Pero ¿no es tiempo ya de juntanza? Digo yo…

Espíritu de pájaro, de la Compañía Cuerpo de Indias, se presenta los días 3 y 4 de noviembre en el Teatro Colón de Bogotá. El espectáculo fue comisionado por la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia y cuenta con su participación. Video del espectáculo: Gabriel Ossa. Concepción y dirección: Álvaro Restrepo.

Emplazamiento en Pontezuela, a quince minutos de Cartagena
Emplazamiento en Pontezuela, a quince minutos de Cartagena.

Nota al margen: ¿Cuándo va a estar real y debidamente equipado el Teatro Adolfo Mejía, para espectáculos nacionales e internacionales, sin tener que alquilar equipos colateralmente y sin el peligro de que se caiga el techo sobre los camerinos o los balcones exteriores sobre algún transeúnte? Esa joya de la corona del Concejo de Cartagena no fue restaurada ni concebida para eventos sociales sino para el arte y la cultura. No debe ser un negocio para el lucro. Es un bien de la ciudad y del país.

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