5 Noviembre 2022

‘Forest mind’, donde la ciencia occidental y la cosmogonía indígena se unen

Ursula Biemann es una artista suiza que ha dedicado gran parte de su vida a entrelazar la ciencia occidental con los saberes de lugares remotos de la Tierra. Forest mind, que se inaugura este miércoles 9 en el Claustro San Agustín, resalta los conocimientos del pueblo inga, de la Amazonía colombiana, y los pone a dialogar con los más recientes descubrimientos de la la neurobiología y la genómica.

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Inga

Este miércoles 9 de noviembre, a las seis de la tarde, se inaugura en el Claustro de San Agustín UNAL la exposición Forest mind, de la videoartista suiza Ursula Biemann. Es una instalación que consta de varios componentes y que es el resultado de su trabajo de cuatro años con el pueblo inga, de la Amazonía colombiana, en el cual profundiza en su interés personal por la inteligencia de la naturaleza. Este trabajo lo componen el video-ensayo artístico Forest mind, el documental Vocal cognitive territory y la plataforma multimedia online Devenir universidad, tres obras que se entrelazan para reflexionar sobre la interconexión de la vida. Al conectar la ciencia moderna con la cosmología indígena, Ursula Biemann construye la idea de la selva como un ser vivo, sensorial e inteligente. Forest mind se enmarca en el programa Selva Cosmopolítica y se llevó a cabo bajo la curaduría de María Belén Sáez de Ibarra, quien desde 2007 está a cargo de la Dirección de Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de Colombia, desde donde programa y dirige el Museo de Arte UN, el Auditorio León de Greiff y el Claustro de San Agustín.
En la apertura de la exposición estarán presentes los chamanes taitas Carlos Porfirio Jacanamejoy, Arcángel Muchachasoy y Luciano Mutumbajoy, quienes van a oficiar una armonización con música tradicional del pueblo inga. También asistirán 20 representantes del pueblo inga que colaboraron con Ursula Biemann para adelantar este proyecto.
Esta tarde también se presentará el libro Forest mind. On the interconnection of all life, de Ursula Biemann, publicado por la editorial alemana Spector Books, y que se le entregará a la comunidad inga.

Inga nation
Ursula Biemann nació en 1955 en Zúrich, Suiza. Su trabajo como artista se basa en investigaciones que adelanta en lugares remotos desde Groenlandia hasta la Amazonía. Allí intenta empaparse sobre políticas del medioambiente, el clima y las comunidades indígenas. En sus videos combina imágenes documentales, poesía de ciencia ficción y hallazgos académicos para narrar la realidad de un planeta en constante cambio. Para desarrollar su obra se vale de diversas herramientas, entre ellas el video experimental, la entrevista, el texto, el performance, la fotografía y la cartografía. El resultado de su trabajo es muy variado ya que se refleja no solo en videoinstalaciones sino también en publicaciones, conferencias, curadurías y proyectos de investigación interdisciplinarios.
La idea de Forest mind surgió en 2017, cuando María Belén Sáez de Ibarra contactó a la artista. A mediados de 2018, con la autorización y el acompañamiento de líderes indígenas, Ursula Biemann visitó diversos territorios de la nación inga en Nariño, Putumayo, Cauca y Caquetá, donde se acercó a sus prácticas ancestrales, experimentó el yagé, investigó la cosmología y filosofía del pueblo inga y, además, allí la animaron a apoyar un proyecto para crear una universidad indígena en su territorio, lo que extendió su investigación por cuatro años. 
Vale la pena resaltar que también se encuentra publicada la monografía audiovisual en línea Becoming Earth, que recoge todo el trabajo de videos ecológicos de Ursula Biemann entre 2011 y 2021, que realizó con el Museo de Arte de la Universidad Nacional y que se lanzó en mayo de 2021.

Ursula
Ursula Biemann.


Cambio habló con la artista acerca de las motivaciones de su trabajo.
 

CAMBIO: ¿Qué la llevó a usted a interesarse por visitar y explorar los lugares remotos del mundo?
Ursula Biemann: 
En primer lugar, me encanta a viajar, esa es mi manera de conocer el mundo. Los lugares remotos tienen menos distracciones, puedo ver la lógica de las cosas mejor que en mi complejo entorno. Pero lo que ocurre en lugares remotos, como el desierto del Sahara, el Cáucaso o una península en la Noruega ártica, puede revelar transformaciones sistémicas y fenómenos globales que debemos comprender. Intento mostrar estas conexiones y destacar su significado.
 

CAMBIO: ¿Cómo ha sido el proceso para poner a dialogar la ciencia occidental con la ciencia y el conocimiento en general de las naciones indígenas?
U. B.: 
La tarea de poner en diálogo estos distintos sistemas de conocimiento surgió del deseo inga de establecer una universidad indígena. ¿Cómo pueden definir sus propios conocimientos para poder transmitirlos a una generación joven de forma compatible con otros formatos de educación superior? Buscamos ciencias occidentales que reconozcan las ecologías del aprendizaje basadas en el lugar y que respeten el bosque vivo y la interconexión vital de toda la vida que constituye nuestro sistema de apoyo. Prácticas que perciban el mundo natural no principalmente como un lugar de extracción. Hay campos científicos que son compatibles con esta visión del mundo y con los que podemos colaborar.
 

CAMBIO:  ¿Por qué escogió usted el camino del arte para transmitir sus experiencias y sus reflexiones?
U. B.: 
Muchos de nuestros principales problemas actuales como sociedades planetarias no pueden resolverse mediante la información racional. El arte puede entrar en la mente humana de múltiples y distintas maneras, comunicando a través de canales emocionales, sensoriales y psíquicos. Es quizás la forma más poderosa de abordar nuestro imaginario colectivo.
 

CAMBIO: ¿Cómo recibe la comunidad científica occidental la idea de que la naturaleza alberga una inteligencia innata que se comparte a través de redes hiperconectadas entre todo el reino vegetal?
U. B.: 
Durante mucho tiempo, la ciencia natural vio la naturaleza como un fenómeno mecánico. Las funciones están programadas y se desarrollan de forma planificada. Sin embargo, ahora hay un amplio consenso en que las plantas tienen la capacidad de realizar operaciones inteligentes similares a las de un cerebro. Tienen una gran capacidad sensorial para percibir no solo la luz y la humedad, sino también las ondas sónicas, los metales pesados y las sustancias tóxicas, y tomar decisiones en consecuencia. Pero no admiten que las plantas tengan conciencia e intención. Con mi nueva obra Forest Mind intento poner en discusión estas características inteligentes. Por supuesto, el descubrimiento del ADN en 1950 demostró exactamente eso. Que toda la vida está interconectada y construida sobre los 4 elementos del ADN: ACGT
 

CAMBIO: ¿El llamado mundo moderno sí está preparado para abrir su mente y aprender de estas interpretaciones tan diferentes acerca de la naturaleza y el universo que proponen culturas no enmarcadas en “lo occidental”?
U. B.: 
La ciencia, en particular la neurobiología y la genómica, han hecho grandes avances en las últimas décadas y podemos reconocer que estos nuevos conocimientos nos ayudan a comprender mucho mejor algunas premisas fundamentales del pensamiento indígena. Creo que estos dos mundos comparten más de lo que nos permitimos admitir.
Claustro de San Agustín UNAL, Carrera 8 No. 7 - 21
Abierto de martes a domingo, 10:00 a.m. a 6:00 p.m.
Del 9 de noviembre de 2022 al 30 de abril de 2023
Entrada libre

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