11 Octubre 2022

Lviv Book Forum, conversaciones sinceras y urgentes en la guerra de Ucrania

Entre el 6 y el 9 de octubre se celebró el L’viv Bookforum, el festival literario más importante de Ucrania, que contó con el apoyo del Hay Festival, tanto en la curaduría como en la proyección digital de todas las charlas. Cristina Fuentes La Roche, directora internacional del Hay Festival, escribió esta crónica del evento desde Leópolis (L’viv) en Ucrania.

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Crímenes de guerra y memoria
Conversación acerca del tema 'Crímenes de guerra y memoria'. Fotos: cortesía de Hay Festival.

Por Cristina Fuentes
En el contexto de la invasión rusa a Ucrania, el festival literario más importante de Ucrania, el Lviv BookForum, y socios de este nos contactaron el pasado mes de abril para ver cómo podíamos ayudarles desde el Hay Festival a hacer posible su edición vigésima novena en este contexto tan complejo.
Decidimos apoyarlos en la curaduría y en la proyección digital de todas las charlas con el objetivo fundamental de defender la libertad de expresión frente a la opresión y para acercar a Ucrania al mundo, ampliando las voces de los creadores ucranianos, favoreciendo el intercambio cultural entre regiones y que fuese el comienzo de una relación duradera entre ambos festivales.
Fueron meses de preparación compleja. Aunque la ciudad de Leópolis (Lviv) en el sur de Ucrania en principio parece estar en un momento tranquilo y estable, el país y la zona son altamente volátiles y la situación podía cambiar muy rápidamente.
Se decidió invitar en persona, de forma presencial, a escritores ucranianos y a escritores internacionales que ya conocieran de alguna forma el país, entre ellos Jon Lee Anderson, Philippe Sands, Misha Glenny, Lydia Cacho, Henry Marsh, Jonathan Littell, Volodymyr Yermolenko, Peter Pomerantsev y de forma digital, en línea, escritores de renombre internacional, como Margaret Atwood, Yuval Noah Harari, Margaret McMillan, Elif Shafak, Nial Gaiman y Abdulrazak Gurnah, quienes se unieron a la conversación de forma solidaria para apoyar y conversar con sus coetáneos ucranianos en su lucha por la libertad y la democracia.
Este programa híbrido, con autores presenciales y digitales, reunió 39 escritores y pensadores en 15 eventos en los que se trataron temas como el arte en tiempos de guerra, la memoria, mujeres en la guerra, la pérdida, la corrupción, el imperialismo y la esperanza.

Harari
El antropólogo e historiador israelí Yuval Noah Harari se conectó con el festival

La llegada a Leópolis el jueves 6 de octubre fue compleja. Volamos a aeropuertos cercanos en Polonia a Rzezov, Varsovia y Cracovia, y en las fronteras colapsadas tuvimos que esperar entre tres y seis horas para poder entrar en territorio ucraniano; como punto positivo, muchas amistades se forjaron en los coches compartidos.
Para mayor seguridad las charlas tuvieron lugar en el sótano del centro educativo Sheptysky’s Center y se retrasmitieron a través de la plataforma del Hay Festival a todo el mundo, en inglés y con subtítulos en español. Si la belleza de Leópolis, sus estupendos hoteles y su centro lleno de gente en cafés y restaurantes podría dar la sensación de normalidad, las conversaciones delataban una crudeza, urgencia y necesidad que reflejaba el horror del conflicto ucraniano.
Cada charla comenzaba con un video pregrabado de un autor desde la primera línea de guerra con comentarios sobre el tema por tratar. Quisimos que ellos estuvieran de alguna forma también presentes.

Margaert Artwood
Margaret Atwood, poeta y novelista canadiense, conectada con el L'viv Bookforum.


Henry Marsh, el neurocirujano autor del formidable libro Ante todo no hagas daño, compartió con Rachel Clarke, doctora paliativa, quien acaba de publicar un libro sobre su experiencia en primera línea de la ola de covid-19 en el Reino Unido, que lo más duro que una persona experimenta en su vida es ver morir a gente cercana y el académico y psicoanalista Yurii Prokhasko añadió que justo el odio es eso, desear ese dolor al enemigo. Explicaba que este odio es una necesidad en la guerra para poder matar y defender el país, aún entendiendo que este odio iba a crear trauma en la mente y en el alma, pero ante todo había que sobrevivir y este odio era una precondición para la vida. Añadió que los ucranianos no se consideran víctimas pero sí parte agraviada, atacada, con derecho a defenderse.

Los autores ucranianos se sienten que están desaprendiendo el colonialismo presente en toda su cultura y país, al mismo tiempo que están luchando, están también pensando cómo quieren ser en el futuro.


Sobre el concepto de trauma individual y colectivo que esta guerra iba a suponer se conversó también en la siguiente charla de mujeres y guerra, donde Lydia Cacho, escritora y activista mexicana, comentó que esta labor recaerá principalmente en mujeres, además de la necesidad de que las mujeres estén también liderando los procesos de reparación y justicia, tan necesarios para que la violencia no se repita en el futuro.
Una de las charlas más reveladoras y urgentes fue la de arte en tiempos de conflicto. El escritor ucraniano Oleksandr Mykhed comentó que en tiempos de conflicto el arte se simplifica y se vuelve útil y práctico, pues necesita ante todo dar testimonio y apoyo. El escritor y traductor Ostap Slyvynsky añadió que él está recogiendo las historias de otros, escuchando y también recopilando cómo cambia el lenguaje en la guerra y las nuevas palabras que se normalizan en su proyecto diccionario de guerra.

Si la belleza de Leópolis, sus estupendos hoteles y su centro lleno de gente en cafés y restaurantes podría dar la sensación de normalidad, las conversaciones delataban una crudeza, urgencia y necesidad que reflejaba el horror del conflicto ucraniano.


Mykhed confesó que perdió la fe en la literatura después de experimentar la guerra en primera línea y para recuperarla empezó a leer cómics, la Biblia y después volvió a su terreno, a los autores rusos clásicos con los que se había formado. Pero al releer a Andrei Platanov reconoció latente en sus letras el imperialismo ruso frente a Ucrania, el mismo comportamiento que seguía existiendo ahora. Comentó que la literatura no es inocente; es en cierta forma parte de la misma maquinaria de propaganda. Urgió a futuros académicos rusos a leer de forma mucho más crítica a sus clásicos.
Los autores ucranianos se sienten que están desaprendiendo el colonialismo presente en toda su cultura y país, al mismo tiempo que están luchando, están también pensando cómo quieren ser en el futuro. La palabra ‘westplaining’ (crítica a la forma que en especial el mundo anglosajón analiza la relación del centro y el este de Europa con Rusia) salió a relucir en varias conversaciones. No comprenden que no se entienda el clarísimo imperialismo soviético, como comentó Volodymir Yermolenko, filósofo y editor de Ukarine World. “Un festival como este sería inviable en Rusia… y típico de imperio, Rusia se dedica a tener guerras externas para evitar las internas”. También se sienten poco entendidos por el sur global.

Esperamos seguir apoyándoles en los próximos años, tanto en Lviv como en nuestra red de festivales en Europa y en América. En cierta forma, como Slyvynsky, nosotros también estamos recogiendo como testimonios estos diálogos y conversaciones. en estos momentos tan crudos, donde el pensamiento está impregnado por el durísimo contexto de una forma urgente, audaz y sincera.

Cristina Fuentes
Cristina Fuentes La Roche, directora internacional del Hay Festival. Foto: Marina García Burgos.
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