16 Diciembre 2022

Manuel Göttsching y el gran legado de uno de los padres de la música electrónica

El pasado 4 de diciembre murió en Alemania el músico y compositor Manuel Göttsching (la noticia se oficializó el 12 de diciembre a través de su portal), pionero de la Escuela Berlinesa de Música Electrónica junto a Klaus Schulze y Edgar Froese. Su amplio legado fue determinante para el desarrollo de estilos como el synthpop, el house, el tecno, el electrop y el trance. Su historia también es la de la evolución del Krautrock, término con el que se le conoce al rock alemán de finales de los sesenta e inicios de los setenta. El autor de este artículo entrevistó al músico berlinés en varias ocasiones y, en exclusiva para CAMBIO, comparte parte de esos diálogos.

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Manuel Gottlich
Manuel Göttsching.

Por Jacobo Celnik
Para entender la importancia de Manuel Göttsching (y de Klaus Schulze, quien murió en abril de este año) en el desarrollo de la voz propia del rock alemán, debemos remitirnos a España en 1967. En pleno verano del amor y con la psicodelia de The Beatles y Pink Floyd de fondo, Edgar Froese, escultor y músico berlinés, pasó unos días en el estudio de Salvador Dalí. El genio de la pintura surrealista estaba a punto de terminar el cuadro El torero alucinógeno y decidió compartir sus avances con algunos amigos. Uno de los privilegiados fue Froese, discípulo del músico Karlheinz Stockhausen. El LSD y los ácidos alucinógenos estaban de moda. La droga y la psicodelia llegaron para expandir la conciencia artística de los humanistas más radicales. Sobre esa experiencia, Froese le dijo a la revista Q en 2005: “Era el momento ideal para romper barreras y prejuicios, todo estaba dado para experimentar”.
Froese regresó a Alemania con una visión muy distinta del arte y la música. Antes del viaje a España era un adolescente impregnado de pies a cabeza por todo el rock and roll que llegaba de Estados Unidos y el Reino Unido. Le inquietaba, desde aquellos días, cuál sería la expresión auténtica alemana a esa corriente musical que conquistaba cada rincón del planeta. Las respuestas estaban por llegar. Una tarde de septiembre de 1967 pasó por el estudio Zodiak para ver una presentación en vivo de un grupo que había ganado algo de reputación entre los jóvenes berlineses. Los Psy Free eran la banda residente del club, liderada por el violinista Conrad Schnitzler y el baterista Klaus Schulze.
A Froese le llamó la atención el sonido underground del grupo a partir de una mezcla inusual de instrumentos de viento, guitarra, tambores y cuerdas para hacer rock experimental. Uno de los aspectos que lo cautivó fue la fuerza con la que Schulze tocaba la batería, logrando dramatismo y tensión en la música. Los tres músicos compartían intereses y pensamientos respecto de lo que debería ser el rock alemán y la distancia que debía marcar del rock inglés, tan influyente y presente en Berlín en aquellos días. De ese encuentro nació la agrupación Tangerine Dream, padres del rock alemán o Krautrock, término despectivo empleado por el realizador inglés John Peel para describir la música  pop-rock que se creaba en Alemania Federal.
Tangerine Dream es el equivalente a The Beatles en Alemania por su capacidad de creación y visión. Un aspecto fundamental en su gran legado es que fueron los precursores de la Escuela Berlinesa de Música Electrónica, responsables además de una gran irrupción creativa en toda Alemania gracias a bandas como Kraftwerk, Neu! Cluster, Faust, Frumpy, Jane, Amon Düül II, Can, Agitation Free y Embryo. El paso de Tangerine Dream fue replicado en ciudades como Colonia, Múnich, Hamburgo y Dusseldorf donde aparecieron grandes exponentes de sonidos únicos para ese momento como fue el caso de Can, cuatro estudiantes de música, dos de ellos discípulos de Stockhausen (Holger Czukay e Irmin Schmidt) quienes crearon un ensamble inspirado en el jazz libre, el soul, Frank Zappa, Terry Riley, Steve Reich, La Monte Young y Traffic. Buscaban crear música repetitiva, monótona, pero con más groove y swing que sus compatriotas berlineses.

De ese encuentro nació la agrupación Tangerine Dream, padres del rock alemán o Krautrock, término despectivo empleado por el realizador inglés John Peel para describir la música que pop-rock que se creaba en Alemania Federal. Tangerine Dream es el equivalente a The Beatles en Alemania por su capacidad de creación y visión.


La primera formación de Tangerine Dream, la que compuso el álbum Electronic meditation (grabado a lo largo del 68 pero lanzado en 1970), empleó dos guitarras, cello, violín, batería, clavicordio, flauta, timbales, órgano, piano y efectos de sonido producidos a través de una máquina con cintas magnetofónicas. Los Tangerine sabían de la existencia de Jimi Hendrix, Pink Floyd y Cream, pero no querían caer nuevamente en el campo de los imitadores. Compraron equipos, asistieron a diversos recitales de bandas inglesas y escucharon álbumes de los principales exponentes de la música electrónica, atonal y concreta con el fin de tener un punto de partida, un referente que los inspirara. Gracias a su propuesta, única en ese momento en Alemania, un empresario local fundó el sello Ohr Records para promocionar bandas de la naciente escena underground berlinesa como Popol Vuh, Guru Guru y Birth Control, entre otros.


En este punto, a mediados de 1970, apareció la figura del guitarrista Manuel Göttsching quien, inspirado en Jimi Hendrix, Pink Floyd y Tangerine Dream, formó la banda Ash Ra Tempel junto con Klaus Schulze y el bajista Harmut Enke, tras un afortunado encuentro con Pink Floyd en Berlín Occidental. Su homónimo disco debut de junio de 1971 se convirtió en todo un símbolo de culto del rock alemán, ampliamente difundido en Europa y Gran Bretaña en aquellos días. Tras la salida de Klaus Schulze, Göttsching lideró los rumbos creativos del grupo con un sonido que por momentos se acercó más al rock psicodélico caótico de Grateful Dead, con lo más sofisticado de Pink Floyd y su álbum Atom heart mother. Tras cinco álbumes en estudio y varios cambios en la alineación, en 1974 Göttsching emprendió el proyecto Ashra con el álbum Inventions for electric guitar y con el que estableció una marca importante en la evolución del rock alemán asociado a la electrónica, esta vez con un mayor uso de los sintetizadores y teclados.

Un aspecto fundamental en su gran legado es que fueron los precursores de la Escuela Berlinesa de Música Electrónica, responsables además de una gran irrupción creativa en toda Alemania gracias a bandas como Kraftwerk, Neu! Cluster, Faust, Frumpy, Jane, Amon Düül II, Can, Agitation Free y Embryo.


Otro tipo de música electrónica se estaba desarrollando en Alemania de la mano de avances en la tecnología de grabación y composición. Sin embargo, fue un dúo de Dusseldorf el que cambió el rumbo de la música alemana con el álbum Autobahn. En 1974 Kraftwerk encontró el componente rítmico esencial para que su arte trascendiera en el tiempo y creara una corriente que sobrevive en nuestros días bajo el nombre de música techno. No se puede entender un nuevo álbum de Depeche Mode o New Order, a disc jockeys como David Guetta, Tiësto o Paul Van Dyk, y ritmos como el dance, trance y electro pop sin la influencia de la música electrónica alemana de los 60 y 70; el sonido que puso al país a la vanguardia cultural cuando los artistas decidieron luchar por la identidad, romper los estigmas y construir la música del futuro, la música de hoy. “La tardía internacionalización de la música electrónica alemana explica su grandeza pues nunca en el planeta se compuso música tan avanzada como la que creamos en los 70 y 80”, me dijo Manuel Göttsching en 2014 cuando hablamos de la reedición de uno de sus álbumes más avanzados y visionarios: E2-E4 (1984), un trabajo influyente y venerado por músicos, DJs y productores por expandir las posibilidades de la música digital y electrónica a través de juegos mentales y sonoros, de la mano de exploraciones minimalistas donde el beat, el que puso a bailar a millones de jóvenes con el house y el techno, lideró sutilmente la base rítmica.

No se puede entender un nuevo álbum de Depeche Mode o New Order, a disc jockeys como David Guetta, Tiësto o Paul Van Dyk, y ritmos como el dance, trance y electro pop sin la influencia de la música electrónica alemana de los 60 y 70; el sonido que puso al país a la vanguardia cultural cuando los artistas decidieron luchar por la identidad, romper los estigmas y construir la música del futuro, la música de hoy.


El mundo de la música perdió a un grande, tal vez poco conocido en nuestro país, pero respetado y muy estudiado en círculos académicos anglosajones y europeos donde todavía se valora la fuerza y la propuesta de composiciones experimentales que rompen el molde.

Manuel
 

Fragmento de la entrevista a Manuel Göttsching, junio de 2005


CAMBIO: ¿Cómo terminó vinculado Klaus Schulze a Ash Ra Tempel y qué tan complicado era trabajar con él?
Manuel Göttsching: 
Klaus Schulze llegó a Ash Ra Tempel para proyectar nuevas ideas tras abandonar Tangerine Dream. Las grabaciones del primer álbum fueron muy rápidas, realizamos algunas presentaciones exitosas en Berlín y después de un año de conciertos y de explorar algunas ideas en el estudio él decidió dejar la banda para empezar su carrera en solitario. Ash Ra Tempel era una banda más enfocada al blues y al rock, y él tenía mayores afinidades por la música electrónica espacial. De hecho, dejó de tocar batería para concentrarse en procesos de composición con teclados, sintetizadores y todo tipo de instrumentos análogos. A pesar de su salida temprana de la banda, siempre estuvimos en contacto y dos años después de que él nos dejara volvimos a reunirnos para grabar Join Inn (1973). Siempre estuve en contacto con él y en 2000 nos reunimos en Londres, como Ash Ra Tempel, para grabar el álbum Friendship. Siempre admiré de Klaus su visión y su capacidad para crear música sin fronteras. No era un hombre fácil de llevar, a veces su temperamento le podía jugar malas pasadas, pero lo más valioso de nuestra relación era la parte creativa y lo que dejamos como legado.

Segundo álbum de Ash Ra Tempel
'Join inn', segundo álbum de Ash Ra Tempel con aportes de Klaus Schulze. Se reeditó en 2012.




CAMBIO: El tercer álbum de Ash Ra Tempel, Seven Up (1973), lo grabaron junto al psicólogo norteamericano Timothy Leary, gran defensor del uso del LSD. Cuénteme de esa experiencia.
M. G.: 
En 1971 queríamos grabar un álbum dedicado a Allen Ginsberg, de quien utilizamos la idea para la portada del primer trabajo en estudio. Fue difícil encontrarlo y nos enteramos de que Timothy Leary estaba en Suiza escribiendo un libro acerca de los Siete niveles de la conciencia. Hermut Enke viajó a Zúrich y lo contactó. Le contó sobre la banda, nuestros intereses, motivaciones y lo que queríamos explorar en ese disco conceptual. Él aceptó, encantado, además porque nuestra música estaba acorde con su pensamiento y filosofía. Él no era el típico americano, estaba en un nivel superior de inteligencia, conciencia y actitud, muy abierto a explorar, experimentar y buscar alternativas para expandir lo pensamientos y las capacidades sensoriales. Recuerdo que pasamos momentos muy agradables con él y muy fructíferos. Hicimos las mezclas de Seven up en Polonia y a pesar de que no estaba en los planes, Timothy terminó cantando y el resultado fue genial.

Tapa del tercer trabajo en estudio de Ash Ra Tempel.
Carátula de 'Seven up', tercer trabajo en estudio de Ash Ra Tempel.





CAMBIO: En 1974 usted emprendió su carrera en solitario bajo el nombre de Ashra. El disco debut, Inventions for electric guitar, se convirtió en todo un referente de la nueva electrónica berlinesa. ¿Cuál era la idea con ese álbum y en qué se diferencia de su primera etapa como músico?
M. G.: 
La idea era usar la guitarra como parte fundamental de un trabajo completamente electrónico. A diferencia de la música de Klaus Schulze o Edgar Froese con Tangerine Dream, los primeros álbumes con Ash Ra Tempel estaban más enfocados al rock psicodélico, había mucho de Pink Floyd, Cream y Traffic en nuestro sonido, siempre buscando formas de expandir las posibilidades sonoras y los alcances de las notas. A mediados de los setenta la onda electrónica en Alemania había adquirido fuerza gracias a bandas como Neu!, Kraftwerk, Cluster, Harmonia y Popol Vuh, entre otras, y eso me motivó a buscar la forma de hacer sonar la guitarra como como un teclado, algo que nadie había hecho hasta ese momento. Fue mi primera producción en solitario y experimenté con varios sonidos que crearon aportes a la música minimalista, algo que siempre me gustó. Fue un viaje de exploración de los alcances de un instrumento que me daba la sensación no era explotado al máximo. La guitarra en el rock, en aquellos años, se subutilizaba. Para lograr otros alcances, tuve que estudiarla desde diversas ópticas y aproximaciones si quería sacarle el mayor provecho. El resultado del disco no pudo ser mejor. Si una obra trasciende en el espacio y el tiempo quiere decir que cumplió.
 

CAMBIO: Su carrera está llena de grandes hitos. Uno, importantísimo y determinante para el desarrollo de la música moderna, se dio con el álbum E2-E4, toda una pieza de culto hasta nuestros días. ¿Por qué cree que este álbum ha sido determinante para la evolución de la música electrónica?
M. G.
E2-E4 es un disco difícil de describir, es como un juego de ajedrez. No sé qué pasó y cómo surgió, simplemente lo hice. Tras los álbumes Inventions y New age of Earth comencé a usar más los teclados, a dejarme llevar por la influencia de los sonidos atmosféricos y a explorar con otras tecnologías, especialmente de sampleo y programación de sonidos. Se grabó en una tarde de 1981, en un momento de inspiración único en mi carrera, y en toma única, sin cortes, sin alteraciones. Lo que oyes es lo que mi mente se imaginó que podía salir por los parlantes de mi estudio Roma, lo que mis dedos eran capaces de ejecutar nota por nota. Recuerdo que lo escuché y en su momento no me sentí preparado para lanzarlo, no me convenció. Lo tuve guardado hasta mediados de 1984, pero no tuvo el éxito que tiene ahora. Con el paso del tiempo fue ganando en nombre y admiración hasta convertirse en una pieza muy buscada y valorada.

E2 E4
'E2-E4', álbum de Manuel Göttsching.


CAMBIO: ¿Qué lo hizo tan especial?
M. G.: 
Es un álbum de una hora que no tiene ni un solo momento similar, aunque parece que suena repetitivo, no lo es. Engaña al oyente, lo sacude, lo cuestiona, lo pone ante un juego de sonidos, planos y atmósferas. Supongo que por la fuerza del beat, se volvió un trabajo atractivo para los seguidores de la música dance que por aquellos años tenía fuerza en Europa. Los DJ italianos samplearon algunas partes del disco y las convirtieron en variaciones para éxitos de discoteca a lo largo del Mediterráneo, para la onda que se conoció como Italo Disco. La banda Sueño Latino, para el tema Sueño Latino, usó fragmentos del inicio de E2-E4. Luego la prensa y el voz a voz hicieron lo propio y la gente empezó a interesarse más en el álbum. Tuvo vida propia gracias al apoyo de varios sellos como Spalax en Francia y ha resistido muy bien el paso del tiempo. Por eso, este año (2005) decidí relanzarlo en mi sello MG ART, con una edición en vivo conmemorativa, un poco más dinámica que la original.

Escuche parte de la obra de Manuel Göttsching en esta playlist.

 

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