5 Noviembre 2022

Quién le teme a traducir a Virginia Woolf

Ya está en librerías colombianas el libro 'Cuentos completos', de Virginia Woolf, que es el resultado del trabajo colectivo y concertado de un grupo de traductores que coordinó Mateo Cardona.

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WoolfHace algunas semanas la editorial Seix Barral, del grupo Planeta, publicó en Colombia Cuentos completos, de la escritora británica Virginia Woolf. El que podría parecer un trabajo rutinario de un grupo editorial que cada mes publica hasta tres decenas de novedades, esconde detrás un arduo trabajo a cargo de un grupo de traductores coordinado por Mateo Cardona e integrado por Guillermo Balseiro Barrios, Bertha Eugenia Barba García, Luisa María Carvajal León, Alfonso Conde Rivera, Daniel Camilo Fajardo Vanegas, Rodrigo Gutiérrez Cabrera, María Cristina Leyva Isaacs, Martha Cecilia Mesa Villanueva, Alejandro Ramírez Pulido, Flor María Torres Estepa, Diego Trujillo Trujillo, Camilo Andrés Umaña Mesa, Violeta Villalba Zúñiga y Paulina Zuleta Jaramillo. Por primera vez se tradujeron en Colombia textos de esta autora, y los integrantes del grupo enfrentaron las dificultades que plantea el estilo su prosa.
Estos cuentos, escritos en diferentes etapas de la vida de la autora, los publicó en 1944 su esposo Leonard Woolf, tres años después de que la escritora se suicidara en las aguas del río Ouse.
Mateo Cardona Vallejo, traductor literario del francés y el inglés al español, y vicepresidente de la Asociación Colombiana de Traductores, Terminólogos e Intérpretes (ACTTI), es también un formador de traductores literarios.
Como señala en el prólogo del libro, las traducciones de los 18 cuentos son el resultado de un paciente proceso que comenzó en 2018. “Como a varios de mis colegas en las diferentes orillas del español, me entusiasmaba el hecho de que la obra de Virginia Woolf pasaría al dominio público en enero de 2020”. En Colombia nadie se había atrevido a medírsele a Virginia Woolf. Agrega que las versiones en español que llegaron a sus manos “nivelaban por lo bajo las evidentes dificultades del estilo woolfiano, al que despojaban de su textura particular, de su relieve propio. Era como si nadie hubiera comprendido cabalmente los cuentos”.
En marzo de 2020 Cardona y los integrantes del taller de traducción que él coordina pusieron manos a la obra. En cada sesión se encontraban con múltiples obstáculos, “que a veces tenían que ver con la endemoniada y peculiar puntuación de Woolf, con sus inesperados cambios de voz, con su sintaxis personalísima”.
La pandemia y el confinamiento, que obligaron a aplazar o cancelar los eventos que tenían programados, les permitieron dedicarse por entero al proyecto.
Completar las 18 traducciones era un gran reto. Pero lo lograron. “Puedo afirmar con certeza y no sin orgullo que el pequeño grupo de entusiastas que me secundó en esta aventura se ha convertido en una verdadera escuela de avezados traductores que ya cosechan sus propios triunfos profesionales y vuelan solos a gran altura, pero además en una entrañable comunidad de pares y amigos”.
Este grupo de traductores decidieron denominarlo Colectivo Barbárica (así aparecen ellos en los créditos del libro) y varios de ellos dejaron plasmado en el prólogo sus impresiones de este trabajo. Estas son algunas de ellas.
Aprendimos a valorar la opinión del otro, a reconocer en la multitud de opciones la belleza de la lengua original y la lengua de destino, y nos enamoramos de los textos y la belleza que, cual colcha de retazos, creamos con cada palabra que usamos como hilo de coser”. (Bertha Barba)
El universo de Virginia Woolf está lejos de ser fácil de descifrar: nos cautiva con figuraciones que van más allá de lo visual, que traen a nuestra mente olores, sonidos, sabores, sensaciones; que nos enredan la cabeza con devaneos constantes, haciéndonos partícipes de sus delirios de conciencia y que, de golpe, nos transportan a su realidad, la de una pomposa época de nostalgias victorianas, de fiestas elegantes, cenas suntuosas, odiosos personajes presumidos, sin mucho que ostentar en cuanto a su intelecto se refiere y que contrastan con otros que, desde su esfera íntima, nos muestran una visión más crítica del mundo. Es a este universo casi inescrutable al que decidimos enfrentarnos como traductores. En medio de un frenesí de ideas en el que debatimos, replanteamos y aprendimos, logramos llegar a un consenso, que se encuentra compilado en estas páginas”. (Flor María Torres)
Este libro es el fruto de horas y horas de discusión entre un grupo de colegas que podían pasar horas decidiendo entre una palabra u otra para traer entre todos a Virginia Woolf hasta Colombia. Esperamos que este puente, esta artesanía nuestra, resulte lo suficientemente robusto y bello para que nuestros lectores puedan ir desde nuestro país, en una orilla, al Londres aristocrático del siglo veinte en la otra”. (Alejandro Ramírez)
No es usual imaginar la traducción como el resultado de un grupo de amigos entregados al mismo texto, compartiendo versiones, comparando matices, construyendo soluciones. También se podría especular que semejante escenario ha de ser un campo de batalla entre puntos de vista distintos, difícilmente reconciliables para una tarea en la que no abundan las soluciones absolutas. Pero nada más alejado de la realidad.”(Rodrigo Gutiérrez)
La suma de cada una de estas traducciones hizo más valioso y enriquecedor este taller. No hay traducción perfecta pero la suma de esfuerzos, ideas y puntos de vista hacen de este trabajo una obra muy valiosa”. (Camilo Umaña)
Traducir solo no es lo mismo que traducir con otros. Es imprescindible dejar nuestros egos a un lado y entablar una conversación en torno al texto, no a nosotros. Aprendí que cada decisión se argumenta y se defiende, pero existen otras miradas, otras formas de abordar los problemas que surgen, otras incluso más acertadas, más creativas que las propias. Con este ejercicio conjunto, queda claro que en Colombia es factible romper con el estereotipo del traductor como competidor: podemos colaborar en pro de un objetivo, un proyecto en común, que nos enriquece de todas las formas posibles; al tiempo aprendemos y enseñamos, guiamos y nos dejamos guiar. Más fácil juntos, más fuertes, más grandes”. (Violeta Villalba)

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