Carrasquilla tenía razón: el salario mínimo es demasiado alto en Colombia
25 Septiembre 2022

Carrasquilla tenía razón: el salario mínimo es demasiado alto en Colombia

Crédito: Yamith Mariño

Un nuevo estudio económico argumenta que el aumento del salario mínimo por encima de la inflación tiende a aumentar la desigualdad de ingresos, reduce el empleo formal y golpea al producto interno bruto.

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Cada fin de año, los gremios y los sindicatos discuten el aumento del salario mínimo para el año siguiente. El Ministerio de Trabajo sirve como mediador, teniendo en cuenta el dato de inflación de todo el año y cuánto aumentó o disminuyó la productividad del país. Sin embargo, un ensayo recién publicado le puede agregar un ingrediente a la discusión.

El estudio, realizado por un grupo de economistas y publicado en la revista de ensayos económicos del Banco de la República, muestra que subir el salario mínimo por encima de la inflación afecta al empleo formal y a las cuentas de la nación, sube la inflación y aumenta la desigualdad de ingresos entre los colombianos.

No es la primera vez que se advierte que el salario mínimo en Colombia es alto comparado con el promedio de ingresos de los trabajadores del país. Según los cálculos de este grupo de economistas, encabezado por Luis Eduardo Arango-Thomas, el salario mínimo en Colombia es equivalente al 85 por ciento del salario promedio de los trabajadores formales, mientras que en los países de la Ocde el salario mínimo equivale a la mitad del salario promedio de los trabajadores formales. En otras palabras, tal como lo dijo alguna vez el exministro Alberto Carrasquilla, el salario mínimo es demasiado alto, en comparación con lo que ganan, en promedio, los demás asalariados.

Lo que se pierde cada vez que se aumenta el salario mínimo

La proporción del 85 por ciento con respecto al promedio de los trabajos formales impacta a la economía nacional por varias vías. La que más se ha estudiado es la del mercado de trabajo formal. Según las cifras del Dane, en julio la informalidad laboral llegó al 58,4 por ciento. Es decir, menos de la mitad de los empleados en el país tiene un trabajo formal. Entre estos, a junio solo el 24,7 por ciento ganaron el salario mínimo. Cada año en el que el salario mínimo aumenta un punto porcentual por encima de la inflación –dice el estudio–, el país pierde mínimo 46.000 y máximo entre 70.000 y 72.000 puestos de trabajo. 

De los 46.000 empleos formales que se pierden en la economía, el cálculo de este grupo de economistas es que 26.000 dejan de crearse; los restantes 20.000 se destruyen, es decir, son plazas que no se vuelven a abrir.

Según Arango-Thomas, coordinador de la investigación, el efecto es más fuerte en las empresas pequeñas y medianas del país, que son las principales generadoras de empleo. 

Pero hay otro efecto: las empresas tienden a aumentar los salarios que están por encima del mínimo y, aunque lo hacen en una menor proporción que el salario básico, esto aumenta las desigualdades de ingresos que tiene el país. La razón es que mientras quienes logran conservar su empleo reciben un mayor ingreso, los hogares vulnerables de quienes lo pierden tienen mayor probabilidad de caer por debajo de la línea de pobreza monetaria. 

Esto se debe a que si hay empleados de salario mínimo, estos podrían estar en el grupo que pierda su empleo; si son informales, sus ingresos se alejarán más de la línea del salario mínimo, a la vez que, como también muestra el estudio, la inflación sube. 

Arango-Thomas explica que cada aumento de un punto porcentual del salario mínimo por encima de la inflación genera que al año siguiente los precios aumenten entre 0,10 y 0,15 puntos porcentuales, pero con diferencias entre los grupos de bienes y servicios. Si bien el efecto más fuerte se siente en enero, la inflación refleja los efectos del salario mínimo hasta mayo.

El impacto en las cuentas nacionales

Como si fuera poco, la economía crece menos y el hueco en las cuentas del gobierno se hace ligeramente más grande. Según el estudio, además de destruir empleos, el aumento del salario mínimo hace que las empresas deban parar su gasto por un momento para reorganizar sus planes. Eso, en ocasiones, puede significar que reduzcan sus inversiones. 

Con menores empleos y menor inversión, la economía recibe una menor demanda y, por lo tanto, el PIB real podría crecer 0,17 puntos porcentuales menos, y el empleo, 0,32 por ciento menos. 

Los economistas explican que, como consecuencia del menor empleo formal, el país recibe menos aportes de seguridad social, menos IVA, porque se reducen las compras de los hogares, y hasta menos recaudo del impuesto sobre la renta. 

Mientras tanto, el país debe destinar más dinero para el pago de atención de pacientes del sistema de salud en el régimen subsidiado, y en el futuro debe pagar más subsidios de Colombia Mayor y aportes a los ahorros del programa de Beneficios Económicos Periódicos (BEPS). Todo esto hace que el déficit del gobierno central sea 0,1 punto porcentual superior a lo que debería.

"Es increíble que, a pesar de que toda la evidencia –empírica y teórica– señale que el salario mínimo es ineficaz a la hora de mejorarle la situación a los más pobres, proteger socialmente a la sociedad y aumentar la competitividad del país, se siga insistiendo en aumentarlo –tanto por gobiernos de izquierda como por los de derecha– sin consideración alguna por los desempleados", opina el economista Martín Jaramillo. 

Otra cosa piensan los trabajadores. Diógenes Orjuela, directivo de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), dijo que "si el estudio fuera verdad, entonces en ningún país del mundo se incrementarían los salarios y las economías colapsarían, pues el motor de la demanda en los países es el poder adquisitivo de los trabajadores".

Por ahora, el estudio del grupo de economistas coordinado por Arango-Thomas no tiene una intención distinta de la de aportar al debate desde la academia. Como respuesta al impacto que tiene el incremento del salario mínimo en el país –y dado que beneficia a un pequeño grupo de trabajadores– varios expertos en el tema laboral insisten en propuestas como volver al salario mínimo por regiones, flexibilizar las condiciones para que se paguen salarios por horas o que el salario mínimo se calcule por sector productivo o por productividad.   

 

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