Dolarización: por qué no
14 Julio 2022

Dolarización: por qué no

Ante la subida del precio del dólar, algunos piden que se cambie la moneda oficial. La transacción no es gratis.

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Cada vez que el dólar sube rápidamente, la primera reacción es pensar en una dolarización de la economía, como sucedió con Ecuador en 2000, para reducir la volatilidad. Y cuando la tasa de cambio empieza a bajar, o se comporta más estable, desaparecen de nuevo esas peticiones. 

Desde que existe la flotación cambiaria, Colombia es un país con una tasa de cambio muy volátil. De hecho, incluso con una devaluación que ronda el 20 por ciento anual, lo que ha pasado este año con el precio del dólar no se compara con lo sucedido, por ejemplo, en 1993. 

Es decir, lo que se vivió durante la última semana no ha sido una gran devaluación de la moneda. Incluso con un precio del petróleo a la baja, durante las últimas dos jornadas el precio del dólar ha permitido un respiro.

Felipe Campos, director de investigaciones de Alianza Valores, dijo que la dolarización debe evaluarse "si los beneficios de controlar la inflación son superiores a los costos de perder la independencia de la política monetaria que ayuda a controlar los ciclos económicos”. Es decir, si un país atraviesa serios problemas de inflación acompañados de poca credibilidad en sus autoridades monetarias, es posible que sí sea más favorable dolarizar.

En Colombia, la inflación alcanzó 9,6 por ciento en junio, pero se espera que para el cierre del año haya bajado a cerca de 8 por ciento, y que, para 2023 se acerque mucho más a la meta de largo plazo –que es 3 por ciento– y se sitúe en un rango de entre 2 por ciento y 4 por ciento. Este dato es varias veces menor que el acostumbrado 30 por ciento de la segunda mitad del siglo pasado. 

Por otro lado, hay que tener en cuenta que dolarizar la economía trae consecuencias. Una de ellas es el incremento inicial de los precios, porque tocaría hacer la conversión de los precios a dólares. La otra –quizás la más importante– es que, con la dolarización, se pierde la independencia de la política monetaria. Al adoptar la moneda de otro país, Colombia quedaría sometida a las decisiones de tasas de interés y liquidez de la Reserva Federal de Estados Unidos, que lógicamente actúa según los intereses de su país.

“No habría un mecanismo de política para contrarrestar los ciclos económicos como lo que ha venido haciendo el Banco de la República. Por ejemplo, cuando llegó la crisis del covid, el banco bajó las tasas de interés, inyectó liquidez y evitó que la economía cayera mucho más; hoy está haciendo lo contrario”, explicó Camilo Pérez, gerente de investigaciones económicas del Banco de Bogotá.

Un ejemplo es Ecuador, que durante la pandemia no tuvo instrumentos de política monetaria para estimular el consumo y evitar que la economía cayera mucho más, pues sus tasas de interés eran las mismas de la Reserva Federal, que ya estaban casi en 0 por ciento desde antes de la emergencia. Así mismo, cuando Ecuador enfrentó incrementos de la inflación como los de 2015, no tuvo cómo controlarla y los consumidores sufrieron las consecuencias.

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