La inflación del año vista desde tres bolsillos
9 Diciembre 2022

La inflación del año vista desde tres bolsillos

Crédito: Fotoilustración: Yamith Mariño

Los presupuestos de los hogares se han ajustado varias veces durante 2022, por cuenta de la inflación. Así lo organizaron tres niveles de ingreso diferentes.

Por: Angélica M. Gómez

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

Es la hora del almuerzo en tres puntos diferentes de Bogotá. Estephany abre la nevera de su oficina para sacar su almuerzo y calentarlo, dice que no compra comida en la calle porque su salario mínimo no da para tanto. Mariela, una empleada doméstica por días, hace lo mismo, pero sabe que esa será su última comida del día. Martha y su familia se preparan para atender a los comensales que ya empiezan a llegar a su restaurante.

Según los datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), en noviembre la inflación anual llegó a 12,53 por ciento, pero solo la inflación de alimentos es del 27,08 por ciento, impulsada por el arroz, la papa, los huevos, la leche y la carne.

En el club de la Ocde, Colombia es el sexto país con más inflación de alimentos, superado por Turquía (99 por ciento), Hungría (42,9 por ciento), Lituania (33,7 por ciento), Latvia (29,5 por ciento) y Estonia (28 por ciento). 

Inflación OCDE

Estephany hace un presupuesto para que su salario mínimo mensual le alcance para el arriendo, el mercado, el transporte y alguna salida ocasional con amigos: “Porque si haciendo un presupuesto a veces la plata no alcanza, sin hacer el presupuesto mucho menos”. Evita al máximo consumir alimentos fuera del hogar y dice que por fortuna vive cerca de su trabajo, en el norte de Bogotá, pues así gasta menos tiempo y recursos en transporte. 

Pero si en un mes tiene un gasto inesperado en ropa o zapatos porque se le dañaron o pasó algún imprevisto, sabe que ese mes el mercado quedará incompleto. Además, dice, desde enero ha tenido que hacer ajustes a su lista de compras. 

“Yo prefiero comprar lo esencial como arroz, aceite, azúcar, que es lo que más uso y gasto. En cosas materiales, sí me toca escoger, por ejemplo, si compro zapatos no me alcanza para el mercado completo y sí me ha tocado reducir las cantidades; últimamente el sueldo no alcanza para tanto, solo para lo estricto”, dice Estephany.

Vivir con menos del mínimo

Horas antes, en una casa de Usme, Mariela madrugó para preparar y empacar su almuerzo. No lleva carne, hace meses que no la ve y lo demás lo compra en menores cantidades para que le alcance el dinero. Como los huevos: antes compraba 10 para la semana y ahora solo compra seis.

Mariela prefiere desayunar tarde y, tras dos horas en un bus, llega a la casa en la que trabajará ese día, se toma un tinto y trabaja sin parar hasta la una y media de la tarde. A esa hora para, almuerza y sabe que su siguiente comida será, por mucho, una aromática, pues su ingreso diario como trabajadora no aguanta para más.

Su mascota, un perro de tamaño pequeño llamado Baileys, también ha sufrido la inflación. Come menos, pues el concentrado pasó de 8.000 a 11.000 pesos, así que su dueña compra menos. Mariela también dice que ahora prefiere comprar las frutas y verduras cada día para ver qué está más barato y aprovechar. 

Ella tiene la fortuna de haber logrado una casa propia. Tenía varios trabajos cuando era más joven y logró un acuerdo con una familiar para que el banco les diera un crédito que ya pagaron. No se preocupa por el arriendo, pero dice que los servicios públicos también subieron y le restan espacio en su apretado presupuesto. 

“La verdad, la cuestión de la economía está brava, sobre todo para nosotros que trabajamos por días, que no tenemos un trabajo estable. Yo, por ejemplo, no cotizo a pensión ni para nada de esas cosas, entonces es complicado”, dice Mariela mientras se prepara para salir de regreso a su casa. Debe ser rápida si quiere aprovechar las ventajas de tener su tarjeta del Sitp personalizada, pues si no se demora puede hacer los dos o tres transbordos con el valor de un solo pasaje.

La economista Carolina Soto dice que “la noticia de una inflación en noviembre por encima de las expectativas es lamentable porque genera presión sobre lo que se espera de la variación de los precios para el cierre del año y para 2023. Incluso, se da una menor credibilidad sobre las expectativas de inflación teniendo en cuenta factores externos como la caída de bienes básicos, la caída de fletes del comercio internacional y en el mercado local los precios de la energía que no alcanzaron a compensar los demás precios regulados”. 

Y agrega que en especial “preocupa que tenemos varios de los componentes de la canasta familiar subiendo porque es una inflación que no veíamos hace más de dos décadas y es un fenómeno que afecta a la población más pobres y vulnerable en momentos en los que tenemos una pobreza y pobreza extrema elevada. Perdimos una década en mejoras sociales”.

Negocios ajustados

Martha y su familia tienen una casa en el Parkway en la que viven y tienen una tienda de líchigo y un restaurante que abren de lunes a viernes para ofrecer el popular corrientazo a la hora del almuerzo. 

Como el precio del corrientazo no puede aumentar tan rápido y tan fácil para mantener la clientela, ellos han optado por hacer algunos cambios en el menú y en las porciones. “Por ejemplo, la papa y el plátano están muy caros, pero a veces está más caro el plátano entonces damos papa y así”, explica Martha.

En su tienda también han visto los cambios. La gente ya no compra el mercado para la semana, prefiere ir cada día a comprar lo justo para evitar el desperdicio de alimentos en la nevera y para evaluar qué está menos caro y llevarse eso para ahorrarse al menos unos pesos.

El futuro

Martha, Estephany y Mariela sienten que el próximo año será más difícil. No ven que los precios vayan a bajar pronto y, por el contrario, se anuncian más alzas de precios como la de la gasolina, el transporte, la cuota moderadora de salud, los arriendos y hasta el mismo salario mínimo. 

Para Soto, “con este nuevo dato de inflación de 12,53 por ciento anual, muy probablemente el Banco de la República continúe con su política alcista, enviando la señal de la necesidad de seguir ajustando porque no es solo los alimentos sino que tenemos un consumo muy elevado presionando la demanda interna, que a su vez presiona los precios al alza, no es solo por factores externos y coyunturales; pero, sobre todo, para enviar la señal de su compromiso con bajar la inflación para formar precios a futuro”.

Pero a eso habrá que sumar el incremento del salario mínimo, que los sindicatos quieren sea del 20 por ciento, acompañado de un control de precios, que puede provocar especulación de precios como ya se ha visto en países como Argentina.

Expertos como Soto piden que el ajuste sea de solo la inflación de este año, teniendo en cuenta que son pocos quienes ganan el salario mínimo, que muchos precios y tarifas dependen de esa referencia y que en 2023 los precios subirían menos y entonces se conservaría mejor el poder adquisitivo.

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí