¿Misión Imposible?
20 Febrero 2022

¿Misión Imposible?

El saliente presidente, Iván Duque, le dejará pendientes a su sucesor las reformas que su administración tampoco avanzó.

Crédito: Reuters

Finaliza el mandato de Iván Duque y su sucesor deberá enfrentar graves problemas en materia económica. Los candidatos recibieron una carta abierta con las reformas inminentes, pero el problema es tan hondo que no se han referido a ella.

Por: Rudolf Hommes

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Por Rudolf Hommes

El próximo gobierno va a tener que enfrentarse a tantos problemas que la mayoría de los candidatos no quieren hablar sobre ellos. Solamente en economía el gobierno que viene tendrá que afrontar una situación financiera precaria, con un nivel de endeudamiento público que tiene que reducirse por lo menos diez puntos del PIB en los próximos siete a diez años, al tiempo que se generan soluciones para los altos niveles de pobreza, desigualdad y desempleo.

Entre los técnicos colombianos hay un relativo acuerdo sobre las reformas que se deben emprender: quedaron resumidas en una carta abierta que se les envió a los candidatos presidenciales. Su contenido coincide en varios puntos con lo que han propuesto la Ocde y misiones como la de empleo e internacionalización: una reforma a fondo de la seguridad social y de la salud para independizar su financiamiento de los impuestos a la nómina y eliminar los problemas de regresividad, cobertura y sostenibilidad que tienen en la actualidad.  Lo más urgente es que en esta reforma se instaure un piso de ingreso para los más vulnerables y para los mayores de 70 años. 

Para responder a los requerimientos de estas reformas; a otros problemas sociales, en especial al espectro del hambre que afecta a los más pobres; y a varias regiones del país, es necesario empezar a formular un nuevo pacto social que solamente va a ser posible financiar si se lleva a cabo la reforma estructural fiscal, que no se han atrevido a emprender sucesivas administraciones. Ahora es absolutamente imprescindible e impostergable aumentar los ingresos tributarios anuales del Gobierno nacional, por lo menos en 4 por ciento del PIB, y hacer un recorte drástico de los gastos que están vinculados a la corrupción, a caprichos políticos, a los que son un desperdicio o los que se están duplicando. 

 

La carta abierta a los candidatos advierte que “no es responsable (ni viable) sacrificar los ingresos de exportación de carbón e hidrocarburos que dan origen a la mitad de los ingresos de exportación de bienes y servicios y aportan una parte importante” de los ingresos del Gobierno. Sí será necesario administrar el ingreso de esos recursos a la economía colombiana para que no impidan el vigoroso desarrollo de otras actividades y de otras exportaciones por su impacto en la apreciación del peso. 

No es responsable sacrificar los ingresos de exportación de carbón e hidrocarburos.

Lo anterior es de crítica importancia porque si no se induce un cambio en la canasta productiva del país en los próximos años y no se genera un aumento significativo de la complejidad, la diversidad y el valor de lo que Colombia exporta, estaremos condenando a nuestra economía a permanecer parcialmente estancada y a ser incapaz de evitar que se contraiga el empleo formal y aumente la informalidad y el desempleo, con los efectos indeseables que esto tendría sobre la productividad y la distribución del ingreso y de la riqueza. Es necesario acelerar el crecimiento económico a partir de este año a tasas superiores al 5 por ciento anual.

Utilizando la base de datos del Banco Mundial, que le hace seguimiento a la participación sectorial en el PIB y en el empleo, se advierte que entre 2010 y 2019 perdió participación en el PIB el sector de industria, y casi toda esa pérdida es atribuible al sector manufacturero (-3 puntos). El resto del sector que incluye minería, construcción y generación de electricidad, agua y gas conservó su participación. Agricultura (+1 punto) y Servicios (+4 puntos) ganaron participación en el PIB. Agricultura perdió participación en el empleo, Industria conservó su participación y Servicios la aumentó (3,4 puntos).

 

En el mismo período la productividad laboral de la agricultura, en términos constantes, creció 5 por ciento; la de servicios creció 2,7 por ciento y la de la industria solamente creció 0,5 por ciento. El poco dinamismo del sector industria, que perdió participación laboral y no ganó productividad, es preocupante. Es posible que una significativa porción del empleo adicional que absorbió el sector servicios haya sido empleo informal. Hacia adelante, será necesario que el flujo de trabajadores sea de los sectores menos productivos a los más productivos. El sector manufacturero tiene que convertirse en el más dinámico y en el que siempre gana productividad y participación en el empleo.

Pero a ello se opone el sistema de protección paraarancelaria que predomina en Colombia, uno de los más protegidos del mundo contra el comercio exterior. Los niveles de protección equivalen a aranceles del 70 al 100 por ciento del valor de los bienes. Con ese nivel de protección, es imposible conectar la producción del país con las cadenas mundiales de valor, y no hay incentivo para transformar el aparato productivo y para exportar. Es necesario que se acoja la propuesta de Fedesarrollo de crear una comisión de notables para desmontar la muralla paraarancelaria en el corto plazo y restablecer un sistema de protección razonable basado en aranceles moderados y uniformes.

El sector agropecuario es la fruta madura que se podría recoger en el corto plazo para comenzar a dinamizar la economía”.

Hace años se ha identificado que el sector agropecuario es la fruta madura que se podría recoger en el corto plazo para comenzar a dinamizar la economía, producir comida que hoy se importa, generar exportaciones, crear ilusiones y mejorar la balanza comercial, algo que el país necesita hacer con urgencia para emprender la misión más ambiciosa de darle un vuelco total a la canasta productiva. Juan José Echavarría está predicando con insistencia, apoyándose en estudios concretos, que lo primero que debemos intentar es un desarrollo acelerado del sector agrícola exportador imitando los ejemplos de Brasil, Perú y Chile. Esto, por supuesto, no reemplaza el esfuerzo que debe hacerse para que se desarrollen aceleradamente la industria manufacturera y los servicios de alta tecnología. 

El sector de tecnología de información y telecomunicaciones se puede dinamizar a corto plazo con buena probabilidad de éxito. En ese sector ya se cuenta con capital humano, pero hace falta una política efectiva de desarrollo del sector y un enorme y acelerado esfuerzo para capacitar codificadores básicos e intermedios, pues existe un déficit de decenas de miles de estos técnicos en el país, que impide un desarrollo más ágil. Esta capacitación, a diferencia de otras, puede dar frutos en un plazo relativamente corto. En la India se logró desarrollar el sector durante los años 90, facilitando el acceso a programas de entrenamiento, a equipos de computación y a conectividad, aprovechando la ventaja de los bajos costos laborales y concediendo estímulos tributarios y de otra índole. Se crearon zonas económicas especiales para las empresas desarrolladoras y exportadoras de software. Los grandes de la industria multinacional de tecnología de información y comunicaciones establecieron bases de operación y exportación en India. El Gobierno nacional, y sobre todo los alcaldes de ciudades grandes, deberían asumir la responsabilidad de impulsar este sector, pues es la ocasión que tienen de crear miles de oportunidades de empleo bien remunerado para jóvenes y de convertirse eventualmente en centros de ebullición empresarial y desarrollo tecnológico. 

Colombia tiene un déficit de programadores de software.
Colombia tiene un déficit de programadores de software. Foto: Colprensa - Juan Páez.

¿Y para acelerar el desarrollo industrial y exportador qué debemos hacer? Un problema que se debe resolver es que el país padece un atraso tecnológico y educativo que hay que superar.  La mitad de los colombianos que cumplen 15 años no comprenden el texto que leen, y dos terceras partes de ellos no pueden hacer las operaciones matemáticas lógicas más elementales. El otro problema que está surgiendo en las discusiones entre los técnicos es que sabemos qué se necesita hacer, pero no tenemos claro cómo hacerlo, ni por dónde principiar. 

Se cuenta con un trabajo de Fedesarrollo, preparado por Luis Fernando Mejía y María Angélica Arbeláez, que propone varios campos de acción para aumentar significativamente el crecimiento sostenible. La misión de internalización dejó descrito en una matriz un plan de acción para crear conocimiento y atraer tecnología al país. Pero en ambos casos hace falta la experiencia y la arquitectura institucional privada y de gobierno que haría posible avanzar.

Para progresar en conocimiento y tecnología podemos reformar el sector educativo con el fin de obtener mejores resultados, aunque ya venimos haciéndolo sin éxito, y poner a las universidades a generar tecnologías e ideas utilizables para mejorar el aparato productivo. Pero esto va a tomar mucho tiempo y el país necesita poner a andar ya su modelo de diversificación y sofisticación de la producción y las exportaciones. 

Se tendrá que convocar al sector privado nacional e internacional para que propongan qué proyectos y sectores desarrollar. Posiblemente la manera de hacerlo en forma transparente y competitiva es que el Gobierno invite propuestas competitivas de exportadores internacionales que quieran establecerse en Colombia, para exportar el 100, o por lo menos el 70 por ciento de su producción Existe la experiencia de Singapur, Vietnam, Corea del Sur, China y otros países. Tenemos que aprender a imitarlos. 

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