¿Por qué crece la economía pero no el empleo?
24 Junio 2022 10:06 am

¿Por qué crece la economía pero no el empleo?

Crédito: Yamith Mariño

La transformación tecnológica acelerada por la pandemia ha provocado que ciertos sectores sean mucho más productivos con menos gente. Esta nueva realidad, que afecta principalmente a las mujeres, hace que el reto por recuperar el empleo sea mucho más grande.

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Por estos días el presidente Iván Duque saca pecho por el crecimiento de la economía. En abril, creció 12 por ciento anual; y, según el Indicador de Seguimiento de la Economía (ISE), que mide mensualmente el DANE, ya se encuentra 9,14 puntos por encima del nivel de febrero de 2020, el último mes normal antes de la llegada de la pandemia. Pero el gobierno no puede decir lo mismo del empleo. 

El mercado laboral apenas ha llegado al 97,81 por ciento de lo que era antes de la pandemia, aunque la tasa de desempleo llegó en abril a 11,2 por ciento, un punto por encima de la que había antes de la pandemia, que se situaba en 10,2. Hoy la distancia entre los indicadores de crecimiento y empleo es de 11,18 puntos porcentuales. ¿Qué puede explicar que la economía crezca, pero no el empleo? Todo apunta, en gran medida, a los cambios productivos que la pandemia aceleró. 

Brecha ISE

Más productividad con menos empleo

En 2021 la productividad total de los factores del país reportó un crecimiento de 0,64 por ciento, impulsada por el crecimiento en los sectores de comercio, servicios y manufacturas. Estos sectores, que han sido los grandes generadores de empleo en el país, aumentaron sus herramientas tecnológicas y lograron tener una mayor productividad con menos empleados. 

Juan Daniel Oviedo, director del Dane, destacó que a partir de enero de 2021 la brecha entre el crecimiento económico y la generación de empleo en el país se profundiza mucho más. "en la crisis que generó la pandemia y los confinamientos, hubo una recomposición de la forma como se combinan el factor trabajo y el factor capital en varias ramas de actividad, particularmente en los sectores manufacturas y servicios. Además fortaleció lo que venía sucediendo en el sector comercio”. 

Los sectores destacados

Estos tres segmentos de la economía mencionados por Oviedo han crecido especialmente en los subsectores que menos mano de obra utilizan. En los que son intensivos en trabajo, que además son los de mayor empleo femenino, la brecha entre crecimiento y puestos de trabajo es mucho más evidente. 

En el caso de las manufacturas, si comparamos el desempeño de 2022 con el de 2019, el año previo a la pandemia, el crecimiento del sector fue del 11,9 por ciento, pero el personal ocupado cayó 2,3 por ciento. 

Algo similar ocurre con el comercio. Las ventas crecieron 23,4 por ciento en 2022 versus 2019, lo que equivaldría a un crecimiento anual de 7,27 por ciento si se pasara por alto la pandemia. Pero el número de empleados bajó 1,9 por ciento, entre 2019 y 2022.

Aunque en el comercio minorista desde antes de la pandemia ya se veía un cambio tecnológico con las plataformas de ventas en línea y nuevos modelos de negocio como las tiendas de descuento duro, la emergencia sanitaria aceleró el cambio y agravó la situación para quienes viven de este tipo de empleos que, de nuevo, son en su mayoría mujeres. 

Un ejemplo, destacó Oviedo, es que buena parte del comercio electrónico básico en el país es de prendas de vestir. Eso significa que se requieren menos puntos físicos de venta y menos vendedoras o asesoras para los compradores. 

Finalmente, en el sector servicios también se repite la historia: crecen los ingresos, mientras que el empleo cae en la mayoría de los subsegmentos, en especial en publicidad, actividades administrativas y de apoyo, entretenimiento y restaurantes. 

La informalidad está peor

La recuperación del empleo y la actividad económica en la informalidad, compuesta en su mayoría por micronegocios, es aún peor. Según los datos del Dane, al comparar abril de 2022 con abril de 2019, se ve una caída de 11,1 por ciento en el personal ocupado en este tipo de negocios, y de 16 por ciento en sus ingresos. 

De hecho, Oviedo advirtió que la tasa de informalidad en el mercado laboral del país ha disminuido porque mientras el empleo formal se recupera incluso a un ritmo que no es el esperado, muchos negocios informales todavía están “quietos” esperando que alguien les ayude para lograr retomar sus actividades.

No estamos preparados

En el segundo semestre del año, cuando según los cálculos de los expertos la economía ya haya empezado a desacelerarse tras su rápida recuperación, el sector servicios, el último en reactivarse, seguirá mostrando una corrección en el empleo, algo que en especial ayudará a las mujeres. Pero el impulso durará aproximadamente hasta noviembre y la brecha entre crecimiento y empleo no se recuperará por completo. 

Será necesario que el país se anticipe desde ya a ese momento e impulse programas de transformación de mano de obra que ya no volverá a sus puestos de trabajo, pues las empresas ya adquirieron tecnología que se encargará de sus antiguos oficios. 

Así mismo, para el nuevo gobierno será un reto la educación técnica y continua, algo para lo que el SENA no será suficiente. 

En cuanto a los micronegocios, que podrían ayudar a cerrar la brecha, estos requerirán un impulso adicional para recuperarse de la pandemia, fortalecerse y generar más y mejor empleo.

Germán Machado, profesor de Economía de los Andes, agrega: “También habría que considerar que Colombia tiene una tasa de "desempleo natural" muy alta, que se ha calculado cercana al 10%. Esto significa que, incluso si se hacen muchas cosas bien, bajar el desempleo a un dígito es muy difícil debido a las deficiencias estructurales del mercado laboral colombiano y una articulación entre el sector educativo y producto que aún es débil”. 

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