Próximo presidente: esta es una gran oportunidad para aumentar la producción en el campo
18 Marzo 2022

Próximo presidente: esta es una gran oportunidad para aumentar la producción en el campo

En Colombia se cuenta con una amplia disponibilidad de tierras no cultivadas o mal utilizadas.

Crédito: Colprensa

Propuestas para generar crecimiento en el nuevo mandato presidencial. Rudolf Hommes apuesta por el campo.

Por: Rudolf Hommes

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Ahora que se ha despejado parcialmente el panorama electoral y los candidatos que quedan tienen que lucirse, dejar claras sus intenciones y destapar sus programas, conviene examinar con seriedad una de las oportunidades que están disponibles desde hace tiempo para aumentar la producción rural y contribuir al crecimiento de la economía nacional.

Esta es una iniciativa que ha despertado interés pero que no se ha puesto en marcha a pesar de su posible efecto favorable sobre la disponibilidad de alimentos y su impacto positivo en la balanza de pagos. Sustituye importaciones y tiene potencial exportador. En Colombia se cuenta con una amplia disponibilidad de tierras no cultivadas o mal utilizadas que podrían ampliar la producción agrícola, la de alimentos y las exportaciones, y a diferencia de muchos países también se cuenta con abundante agua. En la actualidad hay también una gran preocupación por el aumento de los precios de alimentos transables y por el alto volumen y costo de los alimentos que se consumen que son importados. Con los precios que hoy están vigentes y los que se esperan para los próximos años debe ser posible sustituir algunas de esas importaciones y promover la producción de productos agropecuarios exportables, que ayuden a financiar las importaciones de otros alimentos y de fertilizantes, cuyos precios también han ascendido, mucho más en las últimas semanas ya que Rusia y Ucrania son exportadores importantes de esos productos

Aumentar la producción nacional de maíz y soya es una propuesta atractiva y muy razonable, pero requiere grandes esfuerzos e inversiones, y posiblemente cambios importantes en las políticas de tenencia de la tierra y en general de la política agropecuaria, la educación y la tecnología agraria.

El año pasado se importaron más de 5.650.000  toneladas de maíz amarillo y se produjeron 387.250 toneladas en 65.135 hectáreas. En el caso de la soya se importaron 43.3820 toneladas y se produjeron 99.400 en 39.650 hectáreas. El valor de las importaciones de soya y maíz el año pasado fue del orden de 1.800 millones de dólares. La productividad de los agricultores tecnificados de maíz en Colombia es en promedio de 5,95 toneladas por hectárea y la de soya en la altillanura es de 2,5 toneladas por hectárea. Si se produjeran estos alimentos en Colombia, se necesitarían 1.120.000 hectáreas adicionales de tierra para cultivarlas. Si el objetivo es aumentar esa producción nacional por lo menos en 3 millones de toneladas de maíz y 250.000 de soya se requieren alrededor de 600.000 hectáreas.

El Ministerio de Agricultura estima que esto se puede hacer a un ritmo de 50.000 hectáreas por año, lo que tomaría entonces alrededor de diez años para llegar al objetivo. Eso debería acelerarse para hacerlo en cinco años. Y sería solamente una parte de lo que se puede producir en la altillanura donde se podría aumentar el área cultivable entre 2 y 3 millones de hectáreas (500.000 de arroz, un millón de soya y 1,5 millones de maíz). Es posible que cuando esto se alcance, contribuya al PIB por lo menos 1,5 por ciento en forma permanente, aumentando la participación del sector en dicho producto

Pero para lograrlo falta mucho por hacer. La productividad en Estados Unidos del cultivo de maíz amarillo es superior en tres toneladas por hectárea que la colombiana (50 por ciento más alta) y en Brasil es superior en 0,3 toneladas por hectárea (5 por ciento). En el caso de la soya la productividad por hectárea en Estados Unidos es el doble de la colombiana y en Brasil es 16 por ciento más alta. Se requiere entonces invertir en mejoras tecnológicas, semillas y mejores prácticas de cultivo y administrativas. El desarrollo tecnológico y agronómico debe estar a cargo de Agrosavia, el ICA y la Universidad Nacional y debe ser financiado por el Estado. Adicionalmente se debe construir la carretera entre Puerto Arimena y Puerto Carreño, que tiene una longitud superior a los 500 kilómetros. Es posible que su financiación o parte de ella pueda provenir de la cesión de tierras que les haga el Gobierno a particulares, en venta o en concesión, y que este sea parte del atractivo para atraerlos.

"Es una inversión gigantesca que no está al alcance de pequeños productores"

La inversión pública que exige esta expansión de la agricultura va a ser muy significativa, pero la inversión privada no va a ser inferior. En primer lugar, está el costo de adquisición y arrendamiento de la tierra. Parte importante de esa inversión es el tratamiento que requiere la tierra de la altillanura para hacerla apta para el cultivo de maíz y soya que exige un tratamiento con cal, que si no estoy mal puede costar 3 o 4 millones de pesos por hectárea. A eso hay que sumarle la infraestructura, maquinaria y los insumos. Es una inversión gigantesca que no está al alcance de pequeños productores. Este desarrollo requiere la participación de grandes empresas de agricultura comercial para hacerlo viable.

El próximo gobierno va a tener que hacer los cambios legales necesarios para permitir esta forma de producción privada en la región y posiblemente será necesario cambiar de nuevo la legislación de tierras para que la inversión en la región sea más atractiva y no tenga tropiezos legales. Esto posiblemente va a ser más fácil para un gobierno de izquierda. Va a ser tanta la necesidad de generar empleo y propiciar crecimiento que es posible que encuentre fórmulas para hacerlo y lo lleve a cabo como complemento del cumplimiento del capítulo rural del acuerdo de paz que está en mora, y que posiblemente aumentará las opciones y posibilidad de acceso de pequeños productores y campesinos a tierra en otras regiones, capital y asistencia técnica y comercial.  

Ojalá el próximo gobierno apoye esta idea, cualquiera que sea su orientación política o ideológica porque puede crear con ella alrededor de 750.000 empleos rurales, toda una gama de servicios auxiliares, por ejemplo la provisión y mantenimiento de la maquinaria agrícola, el comercio y la tecnología de información y telecomunicaciones, además de servicios especializados, educación y servicios de salud, alimentación y bienestar en toda la región. Se establecería un foco de atracción para que los jóvenes emigren a esa región para nuevos emprendimientos y para que la gente sueñe con esa posibilidad de establecerse en una zona dinámica de frontera.

Un tema urgente que ha surgido por la guerra en Ucrania es la dependencia de la agricultura colombiana de Rusia y Ucrania como proveedores de urea principalmente, y de otros países para la importación de potasio. Va a ser necesario estudiar qué fertilizantes se pueden producir localmente (ya hay un proyecto de apoyo a la explotación de roca fosfórica), y si vuelven a establecer relaciones diplomáticas con Venezuela, como sería aconsejable, se abre una oportunidad para desarrollar conjuntamente la producción de urea en uno de los dos países con gas venezolano, y la posibilidad de exportar alimentos de la altillanura directamente a Venezuela.

 

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