Elecciones en Francia: Macron no la tiene fácil
19 Abril 2022

Elecciones en Francia: Macron no la tiene fácil

Para asegurar su triunfo el próximo domingo 24 de abril en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Francia, Emmanuel Macron, de centro derecha, con 27,8% de los votos en la primera vuelta, y Marine Le Pen, de extrema derecha, con 23,1%, buscan el respaldo en las urnas de la base social que votó por el candidato de izquierda Jean-Luc Mélenchon, quien obtuvo 22%.

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Por Mauricio Trujillo Uribe

Ya varios candidatos que perdieron en la primera vuelta el pasado 10 de abril, han llamado a votar por Macron: desde la derecha, Valérie Pécresse, del Partido Republicano, que alcanzó 4,8% de la votación, pasando por Yannick Jadot del Partido Verde con 4.6%, hasta los de izquierda como Fabien Roussel del Partido Comunista con 2,3% y Anne Hidalgo del Partido Socialista con 1.7%. También diversas personalidades han dado su apoyo al presidente-candidato, entre ellas los expresidentes Nicolas Sarkozy y François Hollande, la hija de Jacques Chirac y el ex-primer ministro Leonel Jospin.

En cambio, Mélenchon no ha llamado a respaldar a Macron pero ha pedido a sus electores que no voten por Le Pen, dejando abierta la posibilidad de votar por el candidato de la República en Marcha, votar en blanco o abstenerse. Sin embargo, según la encuesta realizada este 17 de abril, 66% de los militantes de su partido, Francia Insumisa, votará en blanco o se abstendrá en la segunda vuelta. Igual sentimiento expresaron cientos de estudiantes que bloquearon  la entrada a la Universidad de la Sorbona el pasado 14 de abril agitando la consigna “Ni Macron ni Le Pen”. Hecho que ha servido de ejemplo a grupos de estudiantes que han tomado varios liceos públicos, logrando cierto impacto mediático, y han llamado a la abstención, la cual alcanzó 26% en la primera vuelta.

Le Pen, la candidata del partido Agrupación Nacional, cuenta con el apoyo de Eric Zemmour, político de extrema derecha aún más radical que ella, quien alcanzó 7.1% de los sufragios y llamó a respaldarla apenas se conocieron los resultados de la primera vuelta. La candidata también espera contar con el voto de una parte significativa de los “chalecos amarillos”, protagonistas de las grandes manifestaciones de protesta contra el gobierno de Macron hace dos años, que fueron reprimidas brutalmente por la fuerza pública. Así mismo, en esta segunda vuelta Le Pen aspira a tener el apoyo del movimiento anti-vacuna Covid, con el cual la candidata ha tenido posiciones de simpatía. 

Las diferencias entre Macron y Le Pen son sustantivas. En política exterior, el primero es un ferviente defensor de fortalecer los lazos entre los países de la comunidad europea bajo la actual normatividad. Respecto a la invasión de Ucrania, como presidente rotativo del Consejo Europeo aprobó las sanciones económicas contra Rusia, aunque mantuvo una relación con Putin, necesaria de todos modos. A su vez, Le Pen dice querer “una alianza” con Putin “tan pronto como termine la guerra en Ucrania”, a pesar del asombro que suscita su insistencia en ello. Ya no dice que Francia debe "salir de Europa" pero las medidas que propone se acercan a ello y en todo caso quiere un referéndum sobre la preeminencia de la constitución francesa sobre el derecho europeo.  

En materia ecológica y lucha contra el cambio climático, puede decirse que Macron hizo poco; decepcionó tras la gran conferencia de transición energética que él mismo promovió. El presidente-candidato está a favor de mantener una mezcla de lo nuclear con otras fuentes de energías, dando progresivamente mayor peso a las renovables, mientras que Le Pen da prioridad a la energía generada por las plantas nucleares ya existentes, y en aras de la conservación de los paisajes propone eliminar los aerogeneradores que hoy se ven a lo largo y ancho del territorio francés.
Sobre las instituciones, Macron no pudo avanzar en las reformas propuestas por él en un inicio, en parte porque el Senado las bloqueó. Le Pen propone ir hacia un referéndum, sabe que no puede tener la mayoría en el parlamento, también quiere disolver el Consejo Constitucional como ocurrió en Hungría y Polonia, todo lo cual afectaría los actuales controles y equilibrios del Estado. 

En cuanto a la edad de jubilación, tema álgido del debate electoral, Macron quiere realizar una consulta popular para llevarla a los 65 años, mientras que Le Pen la propone a los 60, a pesar de que las estadísticas muestran el aumento significativo de la esperanza de vida de los franceses y los efectos que tendría esta medida sobre los recursos pensionales para las generaciones venideras. 
En política económica, Macron se muestra ortodoxo, sostiene la teoría de que los ricos transfieren automáticamente una parte de su riqueza a los pobres. Su prioridad es el crecimiento económico apalancado en las grandes empresas y las inversiones extranjeras; los subsidios por el Covid han disminuido las arcas del Estado y aumentado su deuda, afectando la capacidad de apoyo institucional a las pequeñas y medianas empresas. La campaña de Le Pen gira sobre la pérdida del poder adquisitivo de los franceses de a pie y la crisis que viven los pequeños y medianos agricultores. Y si el programa de Macron no se centra especialmente en los sectores más pobres de la sociedad, el de Le Pen conlleva una discriminación odiosa contra los inmigrantes, muchos de los cuales hacen parte de esos sectores, en todos los niveles: en la escuela, vivienda, protección social y demás.

Puede decirse que en general el discurso de Le Pen pretende ser social pero en el fondo es por bastante un programa populista de derecha, en la medida en que es poco factible económicamente o no es viable por otros factores. Pero en este sentido el discurso de Mélenchon también contiene propuestas populistas de izquierda. Y en temas como la jubilación a los 60 años, la soberanía nacional, la OTAN, la otra Europa, el aumento de salarios y la reforma constitucional, se acerca aparentemente a las posiciones de Le Pen. Claro está, el enfoque y los intereses que representan son opuestos en campos como la educación, salud, migración y desarrollo económico, entre otros.
Pero en la esfera de la campaña electoral las consignas altisonantes de Le Pen calan con fuerza en ciertos sectores de la ciudadanía por encima del análisis de los programas de gobierno de ambos postulantes a la presidencia de Francia. Y frente a un candidato que sufre del desgaste del poder y ya no aparece como “disruptivo”, no pocos sectores populares miran hacia la candidata que hace cinco años también lo enfrentó en la segunda vuelta. Así las cosas, Macron no la tiene fácil.

Sin embargo, la suma de las corrientes o sectores que votaron hace dos semanas por el candidato de centro derecha, la candidata de la derecha conservadora y los candidatos de izquierda y alternativos, deberá dar la ventaja a Macron el próximo domingo y permitirle ser reelecto primer mandatario de la V República, que en sus 64 años de existencia, desde 1958, ha visto desfilar como presidentes a Charles de Gaulle, Georges Pompidou, Valéry Giscard d´Estaing, François Mitterrand, Jacques Chirac, Nicolás Sarkozy, François Hollande y el mismo Emmanuel Macron.     

* Ex ingeniero de Investigación del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia.

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