China y el papel de la ideología
24 Octubre 2022

China y el papel de la ideología

Crédito: Reuters

El XX Congreso del Partido Comunista formula los desafíos de la nueva era, con el marxismo como rector fundamental de la prosperidad interna y el liderazgo exterior.

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Por Guillermo Puyana Ramos

El 16 de octubre se instaló en Beijing el XX Congreso del Partido Comunista de China, con la asistencia de 2.296 delegados que representaban a 96 millones de afiliados. Los principales medios de comunicación occidentales cubrieron los seis días del evento, pero se dieron a especular sobre supuestas fisuras que quebrarían la unidad del partido y harían imposible que Xi Jinping se mantuviera en el liderazgo, o a lanzar teorías sobre por qué no asistió el expresidente Jiang Zeming –que tiene 96 años de edad– pero sí el exconsejero Son Ping –que tiene 105 años–, cuando ambos dejaron el politburó hace 20 y 30 años respectivamente y su presencia es totalmente protocolaria. 

El congreso nacional del Partido Comunista de China se regularizó como quinquenal en 1977 y desde entonces nada ha impedido, ni acelerado su celebración. No siempre fue así. En los primeros siete años desde la fundación, en 1921, se celebraron seis congresos. En cambio, no se hizo ninguno entre 1928 y 1945, periodo marcado por la guerra revolucionaria, la Larga Marcha, la base revolucionaria de Shaanxi-Gansu y la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, con importantísimos avances en la teoría política y militar que llevó al partido a la victoria y moldeó su identidad como una organización política altamente calificada, quirúrgicamente efectiva y extremadamente popular. Tampoco se hizo congreso entre 1949 y 1956, periodo en el que se proclamó la República Popular, sucedió la guerra de Corea y China expidió su primera constitución.  

El Partido Comunista de China es la organización política más estudiada del mundo: están los 10 tomos de recopilación dirigida por Stuart Schram de documentos de Mao escritos entre 1912 y 1949; están las casi 1.700 páginas de los 3 tomos de la historia de la ideología del partido, publicada en 2020. Hay cientos de libros sobre cómo funciona, cómo está organizado y cómo decide. 

Todos los congresos tienen cuatro episodios significativos: primero, se rinde el informe del comité central que termina; segundo, se discute el informe de la Comisión Central de Disciplina y Supervisión; tercero se eligen los más de 200 miembros del Comité Central que elegirán los 25 miembros del Politburó, incluyendo los siete miembros del Comité Permanente del Politburó y a la Comisión Militar Central, el organismo de dirección política del Ejército Popular de Liberación; cuarto, se decide sobre reformas a los estatutos.

Aunque el paralelismo entre la dirección del Partido Comunista y la del Estado y el gobierno permiten predecir que, si Xi Jinping es elegido secretario general del XX Comité Central, será reelegido presidente de la república, no es tema de este congreso sino de la Asamblea Nacional Popular, que se llevará a cabo a principios del próximo año.

Otro punto importante es que la concurrencia de la Secretaría del Partido, la Presidencia de la República y la jefatura de la dirección militar central surge del diseño institucional, no de una condición particular de un líder específico. No es la primera vez que un líder ejerce los tres cargos. Antes los tuvieron Hu Jintao, Jiang Zeming y Mao Zedong. La afirmación de que no había precedentes desde Mao es desacertada. 

Estos congresos están precedidos de un trabajo preparatorio de varios meses incluyendo consultas con personas y organizaciones externas, para discutir los informes del secretario general, la Comisión Central de Disciplina e Inspección y el borrador de reformas a los estatutos.  Este proceso consultivo, amplio y extenso, garantiza que lo que se presenta al congreso tenga el consenso sobre las decisiones y la elección del liderazgo, sin sobresaltos ni embestidas.

Un congreso especial

El XX Congreso es el primero luego del centenario de la fundación del partido, tras la derrota de la pobreza extrema rural y el cumplimiento de la primera meta centenaria de China de alcanzar el nivel de desarrollo de una sociedad modestamente acomodada; también es el primero desde la crisis global de la pandemia de covid-19; el primero desde el más grave ataque a la soberanía china sobre Taiwán por la visita de Nancy Pelosi, portavoz de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos a la isla en agosto pasado; y el primero desde el estallido de la guerra en Ucrania.

Es difícil saber qué es más importante en la agenda del XX Congreso. Los mismos chinos no aventuran un orden lexicográfico. Tienen que avanzar en todo, pero con prudencia; como dijo Xie Fuzhan al Diario del Pueblo, China no puede esperar, pero tampoco apresurarse. Una nota editorial en Global Times el 15 de octubre sugería que el centro del congreso serían “los principales aspectos teóricos y pensamiento estratégico”, es decir las herramientas que permiten evaluar la historia, identificar la contradicción principal y plantear un derrotero hacia una nueva sociedad en la que dichas contradicciones se resuelven y se pueden resolver las contradicciones que surjan.  Se trata de la ideología, el debate que hace 30 años Francis Fukuyama declaró finalizado para pregonar la victoria final del liberalismo y la democracia electoral como patrones universales.

El reporte al XX Comité Central plantea una interconexión entre “la gran lucha, el gran proyecto, la gran causa y el gran sueño”.  El gran sueño, la utopía moderna de China, es su rejuvenecimiento como una nación próspera, soberana, independiente y con una cultura avanzada. Cada día trae su afán. En un momento, la necesidad imperiosa fue la liberación y la toma del poder; en otro, fue la protección de la soberanía territorial, o la reconstrucción económica con la transformación de la propiedad rural y la recuperación de la industria destruida por la guerra.  En 1980 era el atraso del nivel de desarrollo integral y empezó la Reforma y la Apertura. Desde 2000 tiene que ver con la integración de China a la economía global: desde 2013 con la construcción de una economía orientada a la innovación y la sostenibilidad, y desde 2018 con la prosperidad común, el desarrollo equilibrado de la sociedad.

Aunque China es una economía grande, aún tiene debilidades y una fundamental es que su población tiene un nivel de vida modestamente acomodado, no es en general una población rica. Necesita avanzar y para esto necesita potenciar lo correcto y corregir lo erróneo.

Para China lo correcto es el socialismo, la adaptación del marxismo a la realidad de la China, la dirección del Partido Comunista para interpretar la realidad y tener la práctica para alcanzar el rejuvenecimiento nacional. Y esto a su vez depende de un partido conectado a la gente, capaz de adaptarse al cambio histórico y un liderazgo colectivo.

La fuerza de China es correlativa a su modernización, vinculada al camino socialista, guiada por el marxismo, ejecutada por el Partido Comunista en el núcleo dirigido por Xi Jinping, cuya permanencia en el liderazgo se explica por todo lo anterior.  

Aunque el reporte aprobado en el XX Congreso no señala un orden de prioridades en los desafíos de China, sí resalta el papel de la ideología para guiar a China exitosamente hacia una sociedad integralmente desarrollada a mediados del siglo XXI. El documento analiza varios de esos desafíos en el contexto de una “nueva era”, conformada por una realidad interna y externa propias del momento actual, que es donde ha estado el enfoque del trabajo y el mayor aporte teórico de la era Xi que empezó en 2013.

Este enfoque tiene como temas centrales garantizar un liderazgo integral del partido, comprometerse en el enfoque centrado en la gente, avanzar en una reforma económica comprehensiva, adoptar una nueva visión del desarrollo que consolida el papel del sector público y guía el desarrollo del sector privado, se profundiza la participación de la población en los asuntos de gobierno, se avanza en la construcción del sistema legal, se promueve la ética política socialista, se eleva el nivel de vida de la gente, se orienta al país hacia una relación equilibrada entre hombre y naturaleza, se adopta un enfoque holístico de la seguridad nacional, se refuerza la dirección del partido en las fuerzas armadas, se preserva la estrategia de ‘un país dos sistemas’ para resolver el problema de la reunificación nacional, se promueve la idea de una comunidad de futuro compartido para la humanidad y se fortalece la gobernanza del partido.

Cuando el XX Congreso aprobó el informe en la sesión del 22 de marzo enfatizó que los próximos cinco años “serán cruciales para que los esfuerzos por construir un país socialista moderno en todos los sentidos tengan un buen comienzo” para “avanzar en la promoción del desarrollo económico de alta calidad; lograr una mayor autosuficiencia y solidez en la ciencia y la tecnología”; “garantizar que los ingresos personales crezcan básicamente al ritmo del crecimiento económico y que los salarios aumenten a la par que la productividad”; “seguir consolidando la seguridad nacional; avanzar firmemente en la construcción de una China pacífica” y “permitir que China desempeñe un mayor papel en la gobernanza mundial”.

Así es que China enfrentará en el futuro inmediato los desafíos de la situación mundial de la última década.  Una economía basada en la calidad y la tecnología con mayor autosuficiencia es la respuesta a las estrategias de contención y bloqueos occidentales; garantizar que los ingresos de la gente aumenten de acuerdo con el crecimiento económico y que los salarios se incrementen con la productividad ataca la inequidad de la estrategia del desarrollo de la economía intensiva; consolidar la seguridad nacional es la respuesta a los ataques a la soberanía china que estimulan la separación de la isla de Taiwán arriesgando la solución pacífica de la política ‘Un País Dos Sistemas’; y buscar que China tenga un mayor papel en la gobernanza mundial es la respuesta a la pretensión occidental de que el sistema internacional refleje los intereses, valores y principios de unos países poderosos a los que se subordinan los países subdesarrollados.

En el comunicado dice que el reporte de Xi Jinping “es una declaración política y un programa de acción para que el partido aglutine al pueblo chino de todos los grupos étnicos y lo dirija para asegurar un nuevo éxito del socialismo con características chinas. Es un documento marxista orientador”.

Mientras Occidente busca su centro de gravedad ideológico en medio de un caos político que ha permitido el resurgimiento del fascismo que había sido derrotado en 1945, China considera que “el marxismo es la ideología rectora fundamental sobre la que se fundan y prosperan nuestro partido y nuestro país. Nuestra experiencia nos ha enseñado que, a nivel fundamental, debemos el éxito de nuestro partido y del socialismo con características chinas al hecho de que el marxismo funciona, especialmente cuando se adapta al contexto chino y a las necesidades de nuestro tiempo”.

Leyendo cómo los propios chinos explican su experiencia positiva de desarrollo socioeconómico es pertinente preguntar si podemos entender a China ignorando la base ideológica que ellos dicen que es la clave de su éxito. Cien años desde la fundación del Partido Comunista Chino y 73 de la proclamación de la República Popular China muestran varias constantes y una variable.  Las constantes son la dirección del partido, la construcción del socialismo, la guía del marxismo.  Las variables son sus líderes, cada uno en un momento cumpliendo un rol para avanzar en las constantes.

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