La nueva potencia energética de Colombia

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Crédito: Colprensa

El panorama de La Guajira cambiará tras la construcción de más de 70 parques eólicos y solares y líneas de transmisión para generar energía limpia.

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A comienzos de este año se inauguró en el municipio de Uribia, en La Guajira, el segundo parque eólico del país, Guajira 1, un hecho significativo porque es el primer proyecto que se construye después de más de 15 años cuando Empresas Públicas de Medellín (EPM) puso en operación, en 2004, Jepírachi, también en Uribia, con una capacidad instalada de 19,5 megavatios. 

A los aerogeneradores de Jepírachi, que con sus torres y aspas capturaban en solitario el fuerte viento de esta región, se suman ahora los de este nuevo parque eólico, de Isagén, con una capacidad de 20 megavatios, equivalente al consumo de energía de 30.000 hogares.

Pero no será el único porque están en fila 65 proyectos de energía eólica (movida por viento) y solar, en la Media y Alta Guajira, especialmente en Uribia y Maicao, según el Plan de Desarrollo 2020-2023, “Unidos por el Cambio”. Es decir, el departamento será la nueva potencia energética del país, gracias a su ubicación privilegiada, a la potencia de sus vientos y la gran radiación solar que tiene durante todo el año. 

La velocidad del viento en La Guajira es el doble del promedio mundial y la radiación es 60 % superior a la que se registra en otras zonas del planeta. Es tal el potencial del departamento que si se utiliza solo el 50 % de su territorio se podrían generar alrededor de 15.000 megavatios de potencia, es decir el 90 % de la capacidad de generación total que hoy tiene Colombia. 

Por eso, los ojos y los recursos de los inversionistas están puestos allí, con proyectos que superarían, inicialmente, los 10 billones de pesos. Al norte del departamento también han arribado millones de toneladas de elementos eólicos para la construcción de los parques Alpha y Beta, de la portuguesa EDP Renewables, que tendrán una capacidad de generación cercana a los 500 megavatios, equivalentes al suministro de energía para tres millones de personas. 

Otras compañías que tienen previsto instalar parques solares son Enel Green Power, EPM, Jemeiwaa Ka’i y Celsia. 

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Cambios en matriz energética

Esta transformación se dará teniendo en cuenta que Colombia, pese a tener una de las matrices energéticas más limpias del planeta, emprendió un ambicioso programa para impulsar las energías renovables no convencionales (solar, eólica, biomasa, geotérmica), con el fin de tener un sistema eléctrico más confiable y reducir los impactos negativos en el medio ambiente. Hoy el 70 % de la generación de energía proviene de hidroeléctricas, cerca del 30 % de plantas térmicas movidas por carbón, gas y petróleo y menos del 1 % de renovables no convencionales.

El gobierno de Iván Duque puso en marcha una hoja de ruta para disminuir en 51 % las emisiones contaminantes al 2030 y ser carbono-neutrales al 2050. Con este fin buscaba aumentar la participación de energías alternativas en la matriz energética. En 2018, Colombia tenía instalados en energía eólica y solar solo 28 megavatios, pero gracias a las subastas realizadas entre 2019 y 2021, se adjudicaron proyectos para instalar 2.888 megavatios, es decir 100 veces más, con lo cual la participación de estas energías será de 16 % al 2030.

El gobierno de Gustavo Petro le dará mayor dinamismo. En su política para descarbonizar la economía quiere depender menos de combustibles fósiles. Por eso, La Guajira tendrá un gran protagonismo.

Paralelo al desarrollo de parques eólicos se espera la construcción de Colectora, uno de los más importantes proyectos de transmisión de energía eléctrica de Colombia, a cargo del Grupo Energía Bogotá. Se trata de líneas de transmisión de 480 kilómetros y tres subestaciones, Cuestecitas, La Loma y Colectora, que permitirán conectar al Sistema Interconectado Nacional la energía que se producirá en los parques eólicos y solares de esta región del país.

Desde 2018, cuando la Unidad de Planeación Minero-Energética (Upme) le adjudicó el proyecto, el GEB emprendió la mayor consulta previa con 224 comunidades étnicas de La Guajira y Cesar, por donde pasará la línea de transmisión. Fredy Zuleta, gerente de Transmisión del GEB, dice que hasta el momento se han realizado consultas con 201 comunidades. “Este ha sido un proceso de diálogo transparente con todas las comunidades, que se viene desarrollando desde hace varios años, lo que ha permitido importantes avances. “Colectora es un proyecto clave para el departamento y para todo el país, por eso es fundamental que pueda seguir adelante”, asegura.

Comunidades esperan beneficios

La instalación de grandes parques eólicos tendrá grandes cambios no solo visuales en los territorios donde habitan comunidades étnicas, especialmente los wayuu, sino que impactará temas relacionados con el medio ambiente, con la migración de aves y con las actividades tradicionales de sus habitantes.

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El GEB realiza consultas previas con 224 comunidades de La Guajira para su proyecto "Colectora"
​​​​Crédito: Grupo Energía Bogotá

Por eso las comunidades están atentas a los perjuicios o beneficios. Esperan que no ocurra lo mismo que en el pasado, que llegan las compañías, explotan sus recursos naturales y los habitantes siguen viviendo en la pobreza y el abandono. Quieren ver qué progreso traerán las renovables, a cambio de ceder miles de hectáreas de territorios, que para ellos son sagrados. Las comunidades están íntimamente ligadas a la tierra y consideran al viento, el agua y el sol como parte integral de su territorio.

En este sentido el exministro de Minas y Energía, Amylkar Acosta, dice que, si no queremos una transición energética caótica, el gobierno y las empresas que van a desarrollar los proyectos deben entender que ni los parques eólicos ni las granjas solares se pueden separar de los entornos sociales y culturales en los que se diseñan, construyen y operan. Por eso insiste en la importancia de la “Licencia social”, que no es otra cosa que el consentimiento informado por parte de las comunidades de las áreas de influencia de dichos proyectos.

Por su parte el antropólogo wayuu Weildler Guerra dice que “las empresas de renovables no pueden replicar los modelos extractivistas del pasado. Hay que cambiar la visión caritativa con las comunidades a un modelo asociativo para que los wayuu también sean dueños de los proyectos”, Afirma que, si bien las empresas tienen el capital y la tecnología, las comunidades tienen el territorio y que cada torre o cada aerogenerador que se instale puede implicar la pérdida de actividades como el pastoreo, la agricultura o afectar la migración de aves.

Otra de las preocupaciones de la comunidad wayuu es que estos proyectos crearán muy poca mano de obra, razón por la cual la población de La Guajira no se verá muy beneficiada, y que el paisaje de La Guajira se llenará con una telaraña de torres y redes.

Hasta el momento las compañías han hablado de hacer compensaciones en el territorio, con programas para proteger el medio ambiente y ayudas para la población en materia educativa, instalación de paneles solares para llevarles energía y facilitar el acceso de agua. Voceros de EDP Renewables dicen que en el caso de los proyectos Alpha y Beta cuenta con un equipo social integrado por miembros de la región para mantener un diálogo integral y permanente durante todas las etapas del proyecto, y han realizado el proceso de consulta previa con 69 comunidades, requisito previo para obtener la licencia ambiental.

Pero no solo está el tema de las consultas previas con las comunidades para el desarrollo de estos proyectos, también depende de la presencia y el apoyo constante del gobierno.

Las energías renovables no convencionales serán una revolución energética para el país. La Guajira espera que los beneficios de esa revolución los puedan ver sus habitantes y que no se queden en promesas que se las lleva el viento.

La serie periodística “La Fuerza de las Regiones” de Cambio Colombia es apoyada por Grupo SURA, que cree que un desarrollo armónico es posible con una gestión integrada y balanceada de los capitales económico, social, humano y natural.
 

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