Avances y retos en la Responsabilidad Extendida del Productor
22 Diciembre 2022

Avances y retos en la Responsabilidad Extendida del Productor

Crédito: Cempre

La inadecuada disposición de residuos -muchos aprovechables- ha incentivado la puesta en marcha de diferentes mecanismos que surgieron en su momento como ideas revolucionarias y, en algunos casos, hasta polémicas, pero que hoy parecen posibles y lógicas.

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Ese es el caso del modelo de economía circular que, gracias a incentivos como la Responsabilidad Extendida del Producto (REP), la reglamentación que moviliza el mercado, la promoción de la reutilización y el desarrollo de infraestructura para el reciclaje, entre otras acciones, cuenta con un ambiente cada más favorable para su aceleración.

En el conversatorio “Cuatro años de REP: movilizando la economía circular para la prosperidad colectiva”, organizado por Cempre, se debatieron los avances y desafíos de dicha regulación, que se encuentra vigente en Colombia.

¿Qué es REP?

Es un enfoque que impulsa a los productores a responsabilizarse por los desechos que producen. Antes, los productores les vendían sus productos y sus empaques a los consumidores y estos les pagaban a los servicios de recolección para gestionar la basura resultante y depositarla en un vertedero. Gracias a la REP, este ciclo cambia.

Hoy, el productor debe hacerse responsable de recuperar una proporción del plástico que utiliza en sus empaques, así que debe promover una circularidad, plantear soluciones e invertir recursos para reducir sus desechos. 

Según Carolina Fernández, International Partnerships Manager de WRAP, una organización que promueve en el mundo los pactos por los plásticos, la REP “es una forma de política ambiental que responsabiliza a los productores por los impactos que sus productos tendrán al final de su vida útil. De esta manera, también los incentiva a colocar más productos reciclables en el mercado”.

Pero, por supuesto, este enfoque implica profundos cambios en un sistema de consumo bien asentado en las comodidades del proceso. Es un desafío enorme en el que los tres actores principales deben sacudirse e interactuar de formas diferentes a las acostumbradas: los gobiernos, que deben crear ambientes regulatorios eficientes; los productores, que deben invertir en innovación para implementar la circularidad; y los consumidores, que deben cambiar sus hábitos de consumo y desecho para facilitar este proceso.

Entonces, ¿cómo está Colombia?

“El trabajo colectivo ha demostrado ser un gran movilizador para las cadenas de valor. Tenemos que seguir impulsando la innovación en todos los actores y la reglamentación como habilitantes de nuevas formas de hacer negocios y entender los productos y servicios”, expresó la directora ejecutiva de Cempre, Laura Reyes. 

Cempre
Foto: Cempre

Luego de cuatro años de implementación de la REP, el cumplimiento ha alcanzado cifras aún bajas. Mario Muñoz, gerente de la Cadena de Valor del Plástico de Cempre, explicó que tan solo 1.868 empresas de las 76.000 registradas en el país han declarado sus planes posconsumo ante la ANLA, es decir, apenas 2,4 % cumple hoy con este requisito. “Eso es más de 97 % de empresas evadiendo esta responsabilidad, lo cual nos pone en un escenario muy complejo en materia de información. Nada ganamos creando reglamentaciones que la mayoría no cumple”.

Y esto lo reafirma Laura Reyes: “Tenemos un gran reto en lo relacionado con la articulación de la información y el reporte de datos sobre economía circular. Nuestra invitación es a hacer renuncias en pro del ecodiseño, a observar las oportunidades de la sostenibilidad y no olvidar que la economía circular es un sistema en el que debemos invertir para el desarrollo de los modelos de negocio, bajo un esquema de formalización”. 

Mauricio Rueda, consultor del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, dijo que tras cuatro años “la REP es menos eficiente de lo que se piensa, ya que está muy centrada en las metas de recolección como criterio evaluador, y falla en otros aspectos como cobertura, control o concientización”. 

Frente a esto, según el DANE, se está buscando estructurar la cuenta de economía circular entre los ministerios responsables, la Superintendencia de Servicios Públicos, la ANLA y las agremiaciones. Y, para esto, Sabina Talero, asesora en implementación de la Política de Crecimiento Verde del Departamento Nacional de Planeación, aseguró que se requiere “crear políticas para integrar el servicio público de aseo con la economía circular”. 

Otro desafío es el que señala Ana María Cañón, líder del programa Red Reciclo: según las exigencias de la REP, los productores deben certificar un determinado porcentaje de material reciclado. Pero ¿cómo asegurar el cumplimiento de estas metas a nivel nacional si no existe un sistema de información sólido; y, además, para la certificación existe un alto nivel de intermediación en la cadena, en la que “muchos de estos actores no muestran interés en asegurar la transparencia de sus procesos, la trazabilidad y, por lo tanto, la certificación”, dijo Cañón.

En conclusión, los diferentes participantes manifestaron que “existe un incumplimiento de las obligaciones de la REP que afecta y retrasa de manera significativa los resultados que se esperan con la implementación de esta”. 

REP: una visión mundial

En el conversatorio, Carolina Fernández expuso algunas de las experiencias de modelos de REP que se desarrollan en otros países como Chile, Sudáfrica, Kenia, India, Portugal, Francia, Reino Unido, Canadá y Estados Unidos. El gran reto común, dijo, es “incrementar la recolección y reciclaje; aumentar la demanda de material reciclado; y sensibilización y cambio de comportamiento ciudadano. Todos estos esfuerzos que se hacen desde la REP contribuyen también al modelo de Pacto por los Plásticos”.

Dentro de los numerosos casos de implementación de esquemas en los que las empresas que comercializan materiales específicos deben pagar para su recolección, clasificación y reciclaje, Alejandro Boada, director del Centro de Innovación y Sostenibilidad de la Universidad Externado, destacó dos: el de Suecia, donde la persona que entregue envases y empaques para su reciclaje recibe un pago por ello; y el de Alemania, donde las empresas deben pagar una contribución por cada producto que ponen en el mercado, determinada por la cantidad de desechos que generan, y este dinero se invierte en la cadena de economía circular.

El caso de Coca Cola es interesante, y demuestra el rol de la industria para adaptarse e innovar. Juan Pablo Corredor, Senior Manager Environment de Coca Cola en Latinoamérica, destacó que esta empresa está comprometida globalmente con la meta de que para 2030 una cuarta parte de sus botellas sean de vidrio o de plástico reciclado, y en este desafío la marca presentó su innovadora “botella universal”, que es de plástico reciclable y retornable y se puede utilizar indistintamente en todos sus productos.

Laura Reyes concluyó que “para un compromiso efectivo frente a la economía circular las empresas deben hacer ‘renuncias’ que permitan impulsar aspectos diferentes a los tradicionales de mercadeo, como el ecodiseño. Con ejercicios fundamentales, como el análisis del ciclo de vida para la toma de decisiones, e incluyendo en sus estrategias a los consumidores, se materializan los compromisos del sector empresarial”. 

Contenido en colaboración con CEMPRE


 

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