¿22 palomas sí hacen verano?: la controversia por las vasectomías del Distrito
11 Noviembre 2022

¿22 palomas sí hacen verano?: la controversia por las vasectomías del Distrito

Crédito: Fotoilustración de Yamith Mariño

Con bombos y platillos, la Alcaldía de Bogotá informó sobre la esterilización de 22 palomas. Sin embargo, las críticas no se hicieron esperar al considerarla una medida casi que inútil. CAMBIO consultó a expertos para saber si lo anunciado vale la pena.

Por: Andrés Muñoz

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En la tarde del 10 de noviembre, la Secretaría de Ambiente de Bogotá comunicó por todos sus canales un hecho calificado como ‘histórico’; la realización de la vasectomía a 22 palomas de la Plaza de Bolívar.

Según la entidad, las cirugías fueron hechas por el Instituto de Protección Animal y la Universidad Antonio Nariño en un convenio que lleva vigente desde hace varios meses.

Más exactamente se trata de un contrato firmado el 23 de noviembre de 2021 entre el Distrito y la Universidad Antonio Nariño por un valor total de 202.940.000 pesos y cuyo objeto es el de “aunar esfuerzos físicos, logísticos, humanos, administrativos, técnicos y financieros para prestar el servicio de atención médica veterinaria para palomas y abejas” en la ciudad. De este contrato ya se han pagado cuatro facturas que suman en total más de 129 millones de pesos.

Además, no es la primera vez que se ejecutan contratos orientados a la atención de las palomas, especialmente las que están ubicadas en la Plaza de Bolívar.

Entre 2018 y 2020, se firmaron tres contratos también orientados a la atención de las palomas, uno con la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales (UDCA) y dos con la Universidad Antonio Nariño.

Estos convenios se realizaron desde la puesta en funcionamiento del Centro de Atención a Palomas (CAP) en noviembre de 2018 ubicado en el campus de la UDCA y que fue creado con el objetivo de atender la problemática de sobrepoblación de esta especie en la Plaza de Bolívar que identificó el Distrito hace seis años.

A partir de ese momento, el CAP ha tenido dos fases operacionales en las que se han hecho investigaciones sobre el comportamiento de estas aves, su estado de salud y hasta el año pasado se habían atendido 1.399 palomas en cooperación con estos dos centros educativos. 

Justamente, las 22 vasectomías presentadas por la alcaldía corresponden a las acciones de la tercera fase, que durante el 2022 también ha incluido campañas de sensibilización a la ciudadanía y la atención a 880 palomas, según informó la misma Secretaría de Ambiente.

Sin embargo, las dudas y reparos frente a estos procedimientos quirúrgicos han llegado desde distintos sectores, cuestionando si realmente esta medida puede ser efectiva y útil. ¿Qué dicen los expertos?

¿Arar en el desierto?

En diálogo con CAMBIO la bióloga e investigadora Nataly Castelblanco explicó que las esterilizaciones quirúrgicas, y en general los métodos anticonceptivos para palomas, "no son eficientes porque se está manejando una población enorme y abierta, es decir, con constante entrada de nuevos individuos por nacimiento o inmigración”. Por lo tanto, considera que nunca es recomendable destinar recursos públicos para ello.

Precisamente, no existe un dato exacto de cuántas palomas habitan en la capital, aunque en 2016, un estudio de la Universidad de la Salle estimó que en Bogotá podría haber una población de entre 500.000 a 600.000 palomas.

Ese mismo año, el Consejo de la ciudad empezó a debatir las medidas a seguir para controlar la población de estos animales, en las que se lanzaron ideas desde métodos anticonceptivos, utilización de halcones hasta la caza de las palomas para alimentar habitantes de calle en el sector del Bronx.

A pesar de esto, la estrategia del Distrito en el último cuatrienio (2018-2022), ha sido la de implementar programas orientados a manejar la población de las palomas y promover su bienestar, en las que no solo se incluyen las esterilizaciones a los machos, sino también eutanasias, toma de peso y talla, desparasitación, retiro de alambres y cables enredados en su patas, entre otros.

Sebastián Restrepo, profesor de la Facultad de Estudios Ambientales y Rurales de la Universidad Javeriana, le dijo a CAMBIO que las esterilizaciones a las palomas no son medidas “útiles ni eficientes” y mucho menos en un número tan pequeño como las que hasta ahora se han hecho.

“Es un proceso de esterilización que cubre un número muy pequeño de individuos de esta especie y por lo tanto tiene una capacidad nula de incidir en sus tasas de reproducción”, dijo Restrepo y añadió que esta decisión parece estar guiada más por “intereses de grupos de defensores de animales”.

También recalcó que, contrario a lo que pretende la Secretaria de Ambiente, someter a una cirugía a 22 palomas puede representar una afectación innecesaria al bienestar de estos animales.

Al respecto, la entidad comunicó que los procedimientos quirúrgicos fueron mínimamente invasivos y que cada paloma solo duró 15 minutos en el quirófano.

Por su parte, Castelblanco también indicó que las esterilizaciones “pueden ocasionar una respuesta compensatoria en la población, es decir, que los individuos no esterilizados se vuelvan más fértiles”.

¿Qué hacer con las palomas?

A pesar de los cuestionable que pueden ser las esterilizaciones, sí es necesario tomar medidas contra la sobrepoblación de las palomas en la ciudad y especialmente en la Plaza de Bolívar.

Sebastián Restrepo explicó que las palomas, específicamente la especie Columba Livia que es la que habita en las ciudades, afectan tanto a otras especies como a edificios en los que deciden permanecer y anidar.

Las palomas son transmisoras de varias enfermedades zoonóticas que pueden ser críticas para el ser humano como la psitacosis, la cual es capaz de causar la muerte.

Para el profesor, es crítico que, frente a un problema de salud pública, el Distrito decida gastar recursos públicos en medidas sustentadas en dudosos criterios técnicos.

Ambos expertos coinciden en que es necesario tomar controles poblacionales, para lo cual se debe determinar la forma más adecuada de hacerlo.

Castelblanco expresó que lo aconsejable es “disminuir la capacidad de carga del sistema, lo que significa reducir los recursos para la población. En este caso, alimento y lugares de anidación. En muchas ciudades han logrado bajar los números de palomas mediante campañas para evitar que las personas las alimenten directa o indirectamente, controlando los desperdicios”.

Finalmente, Restrepo y Castelblanco hacen un llamado para que las autoridades comprendan mejor el papel de la ciencia en la toma de decisiones que afecten a lo público y que también se orienten y prioricen recursos para la atención de las especies urbanas nativas, algunas como la tingua bogotana, la cual se encuentra en peligro de extinción.

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