Sobreproducción de cocaína en el Catatumbo
19 Octubre 2022

Sobreproducción de cocaína en el Catatumbo

Crédito: Colprensa

En el último mes cientos de campesinos se han quedado con la cocaína que producen porque ni el ELN ni las disidencias de las Farc la quieren comprar, y porque los carteles mexicanos dicen que es de mala calidad.

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Durante los últimos diez años, los cultivos de hoja de coca en Norte de Santander han generado millones de ganancias a los grupos ilegales y una oportunidad de subsistencia a los campesinos en la zona.

Según un informe de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), el negocio es muy rentable: los actores armados le pagan al campesino 600.000 pesos por cada kilo de pasta de coca. La producción mensual puede llegar a 58.000 kilos, lo que significa un pago mensual de 348 millones de pesos. Cada campesino dedicado al oficio, según los cálculos de Pares, podría estar ganándose entre 1.800.000 y 3.000.000 de pesos mensuales.

Las autoridades han detectado más de 200 laboratorios de producción primaria en la frontera. La cocaína es trasladada al estado de Zulia, en Venezuela, desde donde es enviada hacia las islas del Caribe y Centroamérica. 

Sobreproducción

El negocio, sin embargo, hoy vive una paradoja: la sobreproducción. Sencillamente, a los campesinos se les ha hecho difícil encontrar un comprador.

Juan Carlos Garzón, de la Fundación Ideas para la paz, sostiene que esto puede estar ocurriendo por la captura de cabecillas de la guerrilla y el Clan del Golfo, lo cual ha generado incertidumbre entre los narcotraficantes, y por la destrucción de varias pistas aéreas –por parte del ejército venezolano– que eran utilizadas para la salida del producto. 

Por su parte, inteligencia militar supo que el frente nororiental del ELN ordenó detener la siembra de coca y la salida de la cocaína hacia Venezuela, lo que ha llevado a que los campesinos busquen otras organizaciones ilegales para no quedarse con la producción.

coca

Para Juan Carlos Garzón, el cambio de estrategia de ELN tiene que ver con la intención de apartarse del negocio de la cocaína y demostrar su compromiso con la Paz Total y quitarse el estigma de ser identificada como una organización de narcotraficantes.

Andrés Saldarriaga, profesor de la Universidad Nacional y un estudioso del tema en la frontera, asegura que los carteles mexicanos, así como las disidencias, han perdido el interés en el negocio porque dicen que la base de coca ha bajado de calidad. “Los mexicanos y el frente 33 de las disidencias de la Farc han trasladado sus negocios al sur del país, en donde tienen el control de los cultivos y el manejo de los laboratorios para sacar una droga de mayor calidad”, afirmó el profesor.

En qué queda el negocio

Garzón recuerda que una situación similar ocurrió tras la firma del Acuerdo de Paz: “Tras el desarme de las Farc y la reconfiguración del Bloque Oriental, tampoco había quién comprara la producción. Pero con el paso del tiempo, la economía ilegal se reorganizó y se reactivó, y el Catatumbo se convirtió en la principal región productora”.

En opinión de Andrés Saldarriaga, la sobreproducción puede generar un buen clima para hablarles a los campesinos de sustituir los cultivos. “El presidente Gustavo Petro estuvo en la región dos días después de su posesión con el propósito de lograr acuerdos con los campesinos, y se comprometió a realizar la primera asamblea de cultivadores de coca, un paso que puede llevar a una verdadera erradicación voluntaria de los cultivos”.

La región del Catatumbo ha sido escenario de una fuerte confrontación entre la fuerza pública y los campesinos por la erradicación de las cerca de 40.000 hectáreas de coca, que son el principal motor financiero del ELN, disidencias de la Farc y el Clan del Golfo. 

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