Educando al agro en finanzas
29 Diciembre 2022

Educando al agro en finanzas

Aprender a manejar el dinero es esencial para todos, pero en los agricultores podría ser un importante factor de desarrollo. Estas son algunas estrategias de acompañamiento en finanzas para este sector.

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La educación financiera es importante para todo el mundo porque permite tomar adecuadamente las decisiones en materia de gasto, ahorro e inversión que se necesitan en cada una de las etapas de la vida.

Pero en ese tema la tarea parece aún no terminar. La Encuesta de Demanda de Inclusión Financiera del año 2022, que estimó el porcentaje de adultos que en su día a día creaba un plan para manejar sus ingresos y gastos diferenciado por nivel de ruralidad, encontró que la proporción de personas que hacía este ejercicio en las grandes ciudades era de 64,5%, mientras que en las zonas rurales del país esa cifra descendió a 58,6%. En las rurales dispersas fue de 56,4%. 

Esto sugiere que aún hay oportunidades de mejorar los niveles de educación y planeación financiera entre los habitantes de las áreas rurales. Y en el agro esta necesidad es mucho mayor por tratarse de un sector vulnerable con barreras de salud y educación, cuyas necesidades financieras son diferentes y que no cuenta tanto con la presencialidad de la banca tradicional. 

Según un estudio de la Banca de las Oportunidades, el porcentaje de adultos con por lo menos un producto financiero ascendía a 96% en las zonas con mayor desarrollo urbano al cierre del primer semestre de 2022. Esa cifra para las áreas rurales correspondía a 64,3% en el mismo periodo. 

A su vez, la proporción de personas mayores de edad con al menos un producto activo llegó a 81,3% en el mismo lapso, dato que en el total de los municipios rurales fue de apenas 50,2%. Esto evidencia una vez más un rezago notorio a nivel de acceso y utilización de los productos financieros en el sector rural del país, en comparación con las ciudades.

AGRO

Una apuesta para el agro 

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la educación financiera es un proceso mediante el cual las personas mejoran su comprensión de los conceptos y productos financieros y desarrollan las habilidades y la confianza para ser más conscientes de los riesgos financieros y de las oportunidades, y así tomar decisiones financieras informadas para mejorar su bienestar.

Pero, según Paola Arias, directora de la Banca para las Oportunidades, esto se debe hacer de una manera segmentada porque no es lo mismo hablarles a los microempresarios de la ciudad que a los agricultores del campo. 

“También encontramos que no podemos hablar de educación financiera sin inclusión financiera”, dice la funcionaria, y explica que la apuesta del gobierno es permitir que la base de la pirámide, conformada por quienes no logran emplearse formalmente, no esté desatendida. 

“Esta economía popular es muy grande e importante, pero está desatendida en muchos aspectos –salud, pensión, impuestos–. Son invisibles. El reto es cómo darles una oferta de inclusión financiera y productos de financiamiento adecuados para ellos, según su contexto y sus características”.

Como en el agro las necesidades son diferentes, las ofertas de la banca en términos de financiación deben tener en cuenta los tiempos de las cosechas, porque los agricultores tienen ingresos irregulares y pueden pasar seis meses sin recibir dinero, mientras su producto germina y está listo para la venta.

“En el agro, ellos necesitan un producto que tenga periodo de gracia durante la cosecha, porque van a tener cero ingresos por un lapso. Al cabo del tiempo sí contarán con la plata para pagar el préstamo, por lo tanto, el producto debe adaptase a esas necesidades”, explica Arias. El campesino también debe educarse para aprovisionarse durante esos meses del año en los que no gana. “Tiene que prepararse y planificar”.

Además de eso, el cambio climático ha hecho que las cosechas se retrasen o que haya heladas o inundaciones que las arruinen, así que un crédito en el agro deba apalancarse con productos de seguro o con ahorros y provisiones por si ocurre algún evento climático. 

Tal como están las cosas, hoy los campesinos en gran medida se financian con el vecino, con el gota a gota, con el sector real (las empresas que les venden) y muchos de esos créditos son desfavorables para ellos porque tienen tasas más costosas, aunque estén moldeados según sus necesidades de inmediatez. “Ellos tienen necesidades ya, buscan 50.000 pesos para hoy y no pueden presentar estudios en 15 días”, dice Arias. 

Por eso es importante que esta población no esté sola. Eso implica enseñarles a separar las cuentas del hogar de las de los negocios agrícolas, establecer la cultura de pago y enseñarles que los créditos hay que honrarlos; que se debe ahorrar para imprevistos, así como la importancia de cumplir metas. De esta manera el crédito se convierte en herramienta de crecimiento y sirve para alcanzar mejores condiciones de vida.

AGRO

Productos pensando en los agricultores

Dentro del portafolio que los bancos han lanzado para atender las necesidades del agro, Bancolombia, por ejemplo, desarrolló la línea de crédito Agrofácil, para “impulsar el proceso de la producción agropecuaria, acuícola o de pesca, así como su transformación y comercialización”.

Este producto ofrece amortizaciones de capital e intereses que varían según el ciclo productivo del negocio, con el fin de cubrir de forma adecuada las necesidades de capital de trabajo e inversión. Además, permite hacer abonos extras al capital sin pagar comisión y pone al servicio del agricultor apoyo técnico especializado en temas agrarios, pecuarios y agroindustriales.

De igual forma, Bancolombia ofrece créditos de Finagro “para conformar capital de trabajo o hacer una inversión fija, de forma ágil y rápida, y que podrá utilizar en las distintas fases del proceso de producción de bienes agropecuarios, acuícolas o de pesca, transformación primaria, comercialización y servicios de apoyo”. Esta opción de financiación permite pactar amortizaciones de capital e intereses según el ciclo productivo del negocio. “Las características financieras como plazo, amortización y periodos de gracia, se definen de acuerdo al flujo de caja del negocio y de lo que se requiere financiar”.

Y, finalmente, también existe en el portafolio de Bancolombia la opción de la tarjeta de crédito Agro, que ofrece asistencias presenciales y telefónicas con agrónomos, veterinarios y zootecnistas, protección en compras agrícolas, beneficios y descuentos en comercios del sector y cuota de manejo exonerada durante los primeros seis meses.

Peso a Peso, Paso a Paso es una colaboración periodística entre Cambio y Bancolombia para la educación financiera.
 

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