18 Mayo 2022

“Dejé de escribir crónicas porque me imponían una camisa de fuerza”: Andrés Felipe Solano

Andrés Felipe Solano, destacado cronista y novelista, narra en ‘Corea: apuntes desde la cuerda floja’ sus experiencias en Seúl, donde vive desde hace ocho años.

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Andrés Felipe Solano,
Andrés Felipe Solano.

CAMBIO: ¿'Corea: apuntes desde la cuerda floja' es una novela autobiográfica o tiene su parte de ficción?


Andrés Felipe Solano: 
La palabra que mejor describe este libro es diario, aunque las entradas no estén fechadas. De hecho, lo único que no sucedió exactamente como lo cuento es eso, la disposición de los días. Al final de cada estación imprimí lo que había escrito, lo recorté y lo puse sobre el piso y fui moviendo las entradas para crear algo así como un arco dramático que le interesara al lector. Sentí que era muy importante que estuviera balanceada esa mezcla entre anotaciones o pequeñas crónicas sobre vivir en Seúl, sobre mi matrimonio con una coreana y sobre lo que significa recordar, leer y escribir.

CAMBIO: ¿En sus múltiples escritos es posible marcar la frontera entre crónica, reportaje, cuento o novela?

A. F. S.: 
Dejé de escribir crónicas porque finalmente me imponían una camisa de fuerza. Por más que tratara de sacudir la forma, siempre llegaba a un camino sin salida: todo tiene que ser verdad, no puedo inventar nada, ese es el pacto. Experimentaba con la estructura o el punto de vista, a veces incluía pequeños ensayos dentro de las crónicas, pero al final sentí que estaba haciendo demasiadas maromas y me aburrí. La diferencia con el diario de Corea es que en parte se trataba de una exploración personal y no tenía mucho sentido engañarme o inventar algo. Ahora, tampoco creo que haya escrito novelas muy ortodoxas en cuanto a su forma, por ahí se han colado falsas crónicas por ejemplo. Me gusta ese campo indefinido, creo que es el más fértil.

CAMBIO: ¿Es más fácil o difícil escribir sobre un mundo ajeno (en su caso Seúl) que sobre el propio?

A. F. S.: 
Es difícil responder porque ahora Seúl no es un mundo ajeno como lo era cuando escribí el diario. Quizás debería hacer el experimento al revés, escribir un diario o algunas impresiones sobre Bogotá o Colombia. Hay muchas cosas del mundo donde viví hasta los 30 años que hoy me resultan ajenas. Quizás me copie de un libro de Teju Cole que me gusta mucho. Se llama Cada día es del ladrón y es muy simple: un médico regresa a Lagos después de vivir 15 años en Nueva York y en su ciudad natal se siente tan extranjero como lo era en Manhattan cuando emigró.
 

CAMBIO: ¿Cómo convertir vivencias y recuerdos en piezas con valor literario?

A. F. S.: 
Quizás prescindiendo precisamente de esa distinción, literario-no literario, y a la vez dotándolas de algo que hace muy bien cierto tipo de poesía (pienso en algunos poemas de Charles Simic, por ejemplo): ajustar la capacidad de observación y asociación al máximo para dejar que las cosas, los recuerdos en este caso, hablen por sí solos.

Apuntes cuerda floja

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