26 Abril 2022

“El camino de buscar clics y likes no es sinónimo de buen periodismo”

Durante muchos años Diego Garzón se dio a la tarea de conocer el detrás de cámaras de las investigaciones de Ricardo Calderón que llevaron al cierre del DAS y la cárcel militar de Tolemaida, y expusieron a parapolíticos, paramilitares, corruptos y guerrilleros. "El reportero invisible" es el resultado de su trabajo.

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Diego Garzón

Cambio: ¿Por qué usted, que se ha especializado en arte contemporáneo, decidió escribir un libro sobre un periodista que se ha centrado en investigaciones judiciales y de orden público?

Diego Garzón: Este libro lo había pensado hace muchos años –tal vez 20– cuando conocí a Ricardo y nos volvimos muy amigos. Cada vez que lo oía hablar de sus historias, de cómo realizaba sus investigaciones moviéndose en un mundo paralelo de malandros, narcos, paras, guerrilleros y de los peligros que afrontaba con tal de destapar lo que está mal en la sociedad colombiana, le decía que todas esas historias daban para un libro.  Se lo dije muchas veces y hace dos años –en plena pandemia– decidí hacerlo no solo hablando mucho con él sino también con decenas de personas que lo conocen en diferentes ámbitos. El libro es sobre uno de los periodistas más importantes de Colombia de los últimos años.

Cambio: ¿Fue fácil acceder a un personaje que se caracteriza por su timidez e introspección?

D.G.: No fue fácil. Ricardo siempre ha sido muy reservado, incluso en ambientes privados. Es poco expresivo, no le gusta hablar mucho de su vida privada y siempre me ha impresionado su tranquilidad cuando narra hechos muy graves. Desde amenazas de muerte hasta los escenarios en los que se reúne con sus fuentes. Puede contar sin alterarse que la noche anterior recibió una corona fúnebre hasta que le hicieron un atentado contra su vida. Sin embargo,gracias a la amistad de tantos años, y a medida que le iba mostrando los capítulos, pude avanzar lentamente y abrir un poco más a este personaje hermético que tiene una vida apasionante. 

Cambio: ¿Cuáles aristas de la vida y obra de Calderón le llamaron la atención?

D.G.: En esto hay un consenso con las personas con las que hablé y con las que lo conocen muy bien: a Ricardo no le importa el reconocimiento, la fama, los cargos. No le importa figurar. Ha recibido más de 30 reconocimientos nacionales e internacionales –entre ellos tres Rey de España,el premio María Moors Cabott de la Universidad de Columbia, el VIda y Obra del Simón Bolívar– y casi nunca ha ido a recibirlos. Solo en un par de excepciones. Le gusta el bajo perfil y va detrás de todo tipo de investigaciones. No tiene sesgos políticos ni ideológicos, solo busca investigar. En estos días los seguidores de Petro no lo quieren mucho, pero el libro tiene una gran parte de investigaciones que involucraron al uribismo, por ejemplo. Eso habla bien de él. 

Cambio: Más allá de relatar una historia de vida, ¿qué lecciones deja la lectura de su libro?

D.G.. Creo que personajes como Ricardo ratifican la importancia del periodismo de investigación, de los reporteros que están en la calle todo el día. Ratifica que el camino de muchos medios de buscar clics y likes solamente no es sinónimo de buen periodismo. En un momento donde pululan fake news y la atomización de las redes sociales, llenas de bodegas, donde ya nadie sabe a quién creerle, el periodismo investigativo es como una pequeña luz. Para eso hay que tomarse el tiempo, arriesgar muchas cosas, entre esas la propia vida. Creo que Ricardo, ante todo, es una lección de firmeza y pasión por lo que hace. Su trabajo es muy necesario para el país.

El reportero invisible

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