"Las novelas ayudan a comprender lo que se vive y lo que viven los demás", Ricardo Silva Romero
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Ricardo Silva Romero explora a su manera la ciencia ficción en "Zoológico humano", una novela innovadora que navega a través del tiempo.
Por: Eduardo Arias
CAMBIO. A usted le gusta titular sus novelas como si resultara compendios del todo: Historia oficial del amor, El libro de la envidia, Cómo perderlo todo, Zoológico humano. ¿A que se debe eso?
RICARDO SILVA ROMERO. Yo creo que hay dos cosas ahí. Primera: cierto humor, cierta ironía quizás, porque no es posible una historia oficial del amor, ni suena útil un libro que se llama Cómo perderlo todo, ni puede hacerse un libro de la envidia. Zoológico humano, como usted dice, también suena a totalidad, a aspiración de totalidad. Porque en efecto esos títulos no son solo chistes –de pronto difíciles de notar en un primer momento– sino también advertencias porque esos libros tienen la aspiración y la ambición de resumir el mundo. Quizás sea un retrato de mí mismo esa titulación: ganas de contar el mundo con algo de gracia. Pero advierto que estoy interpretando sin tener la respuesta definitiva.
CAMBIO. ¿Por qué explotar un viaje imaginario a través del tiempo?
RSR Yo quería que a ocho personas de distintas culturas y distintos tiempos les pasara un mismo accidente. Todos los dramas sufren un accidente, y esos ocho dramas vivían misteriosamente el mismo. Estaba dispuesto a jugarla por una trama de ciencia ficción a pesar de venir de una cultura anglosajona: pocos se han imaginado a los extraterrestres por estos barrios, por ejemplo. Pero entonces me encontré en la biblioteca de mi papá, que está intacta a pesar de su muerte porque mi mamá se la cuida, un libro de 1975 al que nunca le había parado bolas pero que siempre había estado ahí: Life After Life, de Raymond Moody Jr. Lo leí. Y mi conclusión fue que mis ocho protagonistas se encontrarán en la muerte porque la muerte está más allá del tiempo, y es una especie de tras escena en la que se encuentran los intérpretes de todos los tiempos.
CAMBIO. ¿Cómo surgieron esos personajes tan variopintos??
RSR Yo creo que les ganaron a los otros personajes posibles porque eran los personajes que entendía mejor: la monja que lidia con su cuerpo a punta de escritura, el enterrador que trata reverencialmente a los muertos, la impostora que se ve resignada a ser una sola persona, el soldado que se va sin entender por qué venir a morirse, el astronauta que cae en cuenta de la simulación de la vida, la estrella del punk que se salva de su suicidio, la profesora tibetana que se limita a la tarea de narrar y el escritor que no sabe si odiar o amar su oficio no extraños para mí, no son lejanos. Creo que de paso me interesan porque viven en momentos del mundo en los que se pone en juego la libertad de los cuerpos.
CAMBIO. Usted es un columnista muy destacado que sobre lo que pasa en Colombia, y en muchas de sus novelas esos temas aparecen de manera recurrente. ¿Qué le permite decir la novela que no logre expresar como periodista?
RSR Me permite inventar gente que vote no en el plebiscito pero no sea gente infame. Me permite contar a un piloto trumpista que sin embargo es un padre amoroso. Es un alivio enorme para mi. Es la escritura en la que me siento más parecida a mi misma. Yo no tengo nunca las cosas tan claras, pero la columna me obliga a tenerlas, a definirme, a tomar posición, porque ese es el acuerdo que tiene una columna con el lector: decir lo que se piensa tal como se piensa. Pero en las novelas puedo poner a un par de personas a discutir a muerte, y las dos pueden tener la razon. En las novelas es lo común ponerse en el lugar de los monstruos con el mismo amor con el que se pone uno en los zapatos de los héroes reticentes. Las columnas ayudan a aclarar lo que se piensa y lo que se siente. Las novelas ayudan a comprender emocionalmente, más allá de las palabras.