26 Junio 2022

Los Rolling Stones, 60 años no es nada

El 12 de julio de 1962, los jóvenes Mick Jagger, Keith Richards, Brian Jones, Ian Stewart, Dick Taylor y Mick Avory fueron invitados a tocar en el desaparecido Marquee Club de Londres, para remplazar un grupo que canceló a última hora. Decidieron llamarse The Rolling Stones, en homenaje a una canción del pionero del blues de Chicago, Muddy Waters. Seis décadas después, los casi octogenarios miembros de “la banda de rocanrol más grande del mundo” regresan a la ciudad que los vio nacer, en el marco de un tour que parece un prodigio de la ciencia ficción. Crónica del escritor Sandro Romero Rey desde el Reino Unido, quien estuvo presente en el concierto que se celebró en Hyde Park, Londres, el pasado sábado 25 de junio.

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Rolling Stones en Hyde Park

Por Sandro Romero Rey (texto y fotos)
No deja de parecer una broma la frase “siempre odié la nostalgia”, que Mick Jagger canturrea en su álbum en solitario Goddess in the doorway (2001). Como complemento, es una evidente cabriola del destino recordar que el cantante había dicho, en 1975, que preferiría morir antes que seguir cantando ‘(I Can’t Get No) Satisfaction’ a los 45 años. En 2022, Jagger tiene 79 y continúa aullando su insatisfacción en los escenarios del mundo, más como una celebración que como un lamento. Ya nada importa, nada nos sorprende con el planeta Rolling Stones. Ellos han franqueado la barrera de lo imposible y se lo merecen todo. Y, a pesar de lo que uno diga en la juventud, el público es el que manda y las bestias de la escena deben acogerse a lo que sus ritmos les imponen. Me imagino que, al ver tantas cabezas blancas entre los espectadores, Jagger y los suyos han preferido dejar la provocación a un lado, evitarse los problemas y dedicarse a complacer. La industria de la nostalgia ha resultado mucho más enfática que la del escándalo. Y si uno mira lo que está sucediendo con las viejas estrellas de la música, hasta los Stones han decidido pegarse a este viaje que no tiene pierde. Y aquí estamos nosotros, sus fanáticos. Vamos a donde ellos nos digan.

Londres, Hyde Park, Rolling Stones.
En 2022 ha continuado el tour que la banda empezó en los Estados Unidos el año anterior. Ahora, en Europa, el entusiasmo sigue intacto, a pesar de la muerte de Charlie Watts, el corazón que marcó el ritmo de la banda desde 1963. Charlie nunca falló a ninguna cita y algunos fundamentalistas insisten en que los Rolling Stones, sin su percusionista estrella, deberían dar un paso galante y terminar con la fiesta, así como lo hizo Led Zeppelin tras la muerte de John Bonham. El caso, sin embargo, es diferente. Fue el mismo Charlie Watts el que los empujó desde el lecho de muerte y tras un “el show debe seguir” le dio la bendición a su colega Steve Jordan, quien ya había colaborado en grabaciones con las piedras y ha sido el segundo de a bordo en las aventuras en solitario de Keith Richards. Así ha sucedido y, la verdad, no desentona en absoluto. Poco a poco, los Rolling Stones se han convertido como la fuente que les dio de beber: una banda de músicos negros. Allí están o estuvieron el cantante Bernard Fowler, el bajista Darryl Jones, las distintas coristas (Lisa Fisher, Sasha Allen, Chanelle Haynes…) o el saxofonista Karl Denson. Negros, sí. Pero los dueños de la fiesta son Jagger, Richards y Ron Wood (miembro de la troupe desde 1975), junto a los colaboradores habituales, los teclistas Chuck Leavell (que hace rato debería ser miembro oficial del conjunto) y Matt Clifford, sumando en la alineación al discreto Tim Ries. Todos han sabido construir una sólida familia que se pavonea por el mundo sosteniendo el legado de lo que Brian Jones fundase en 1962: una banda tributo del gran patrimonio del blues estadounidense. No lo ha sido, por supuesto, ya que Mick Jagger y Keith Richards han sido una institución creativa descomunal, los cuales no solo transformaron su sonido sino la actitud de su público en todos los cinco continentes de este planeta que se derrite.

Rolling Stones en Londres.
El pasado sábado 25 de junio de 2022, los Rolling Stones regresaron a su país con un concierto exquisito, en un territorio que les pertenece: el Hyde Park londinense. Allí habían tocado el 5 de julio de 1969, ante medio millón de personas, según cuenta la leyenda, para despedir a Brian Jones, quien había muerto dos días atrás, a los 27 años de edad. Al mismo tiempo, sirvió de pretexto para darle la bienvenida al joven guitarrista Mick Taylor, quien lo remplazó durante cinco años. Muchos amantes del rock identifican Hyde Park gracias a este acontecimiento sagrado. De hecho, 45 años después, los Stones repitieron la fórmula en dos conciertos (6 y 13 de julio de 2013) inmortalizados con un documental conocido como Sweet Summer Sun. Así que volver al centro de la capital inglesa es una cita que ya se inscribe dentro de la tradición, la cual se subrayó con el contenido del repertorio de éste, el tour de los sesenta años. La gran mayoría de las canciones elegidas pertenecían a los álbumes de las décadas del sesenta y setenta, salvo la infaltable ‘Start me up´, de 1981 y la más reciente, 'Living in a ghost town', editada durante la pandemia del Covid-19. El resto era, qué duda cabe, una invitación a la temida nostalgia.

Volver al centro de la capital inglesa es una cita que ya se inscribe dentro de la tradición, la cual se subrayó con el contenido del repertorio de éste, el tour de los 60 años.

Arrancaron con la tropelera ‘Street fighting man’, de 1968; siguieron con la traviesa '19th nervous breakdown’, de 1965; avanzaron con el himno ‘Tumbling dice’, de 1972, para luego emparejarse con sorpresas pretéritas: 'Out of time’ (de 1966 o de 1975, dependiendo de dónde se la quiera mirar), la hermosa ‘She’s a rainbow’, de 1967 (mientras el arco iris, el de verdad, se extendía aterrador detrás del escenario), la insustituible ‘You can’t always get what you want’, de 1969, y la traviesa 'Honky tonk women’, del mismo año. Keith Richards dio un salto en el tiempo, como cantante solista, mientras Mick Jagger se cambiaba sus prendas y bebía sus líquidos milagrosos: ‘Slipping away’, de 1989, y ‘Connection’, de 1967. El héroe de la jornada, el superviviente de todas las batallas, sir Mick Jagger, regresó vestido de azul celeste para cantar ‘Miss you’, de 1978, y luego atacar con ‘Midnight rambler’, de 1969, quizás la canción más grande de una banda que no tiene sino canciones grandes. La fiesta siguió, cómo no, con ‘Paint it black’, de 1967, para luego girar hacia ‘Start me up’. La catarata final fue con ‘Gimme shelter’, de 1969, y cierre de la jornada con ‘Jumpin’ Jack flash’, de 1968. La banda se retiró entre ovaciones y regresó a los bises con la alucinante ‘Sympathy for the Devil’, de 1968, y cerraron con ‘(I Can’t Get No) Satisfaction', de 1965.

Rolling Stones en Londres Hyde Park
Como se ve, los Rolling Stones modelo 2022 no se meten en problemas. El pasado es un puerto seguro. Y no se complican. ¿Que los van a regañar? Retiran ‘Brown sugar’ del repertorio para que no les digan sexistas. ¿Que Mick Jagger fue víctima del covid? Pues el cantante descansa una semana, aplaza un concierto en Amsterdam, cancela uno en Berna y aumentan una fecha en Berlín. ¿Que hay huelga de trenes? Pues los feligreses llegamos en coche, en avión, caminando, como sea. En mi caso, debo reconocer que conté con ángeles alcahuetas (mi hijo Federico, mi madre Luz Stella, mi prima Bárbara…) que hicieron hasta lo imposible para que no me perdiera la fiesta. Después de seis libros y once citas con los Rolling Stones y sus derivados a lo largo de mi vida, ya era tiempo de estar en Londres con ellos, en la “Guest Area”, desde donde todo suena mejor.

Sandro Romero en Hyde Park.
El autor de estas líneas brinda por la salud eterna de los Rolliong Stones, junto al escenario en Hyde Park, Londres, sonde se presentaron los Rolling Stones el pasado sábado 25 de junio.


Esta vez el sonido era perfecto, los videos mejor que nunca, los decorados fascinantes, pero, sobre todo, la banda estaba en un punto nunca antes alcanzado, rockeando ad portas de los ochenta peldaños, a sabiendas de que la cuenta la pasarán muy pronto y es mejor que los sorprenda con lo mejor de sus acordes. Todo el mundo se pregunta por qué los Rolling Stones siguen activos cuando ya no lo necesitan. La respuesta la dieron desde 1974: “It’s only rock and roll (But I like it)”. A ellos les gusta. Les encanta. No pueden vivir sin hacer música en vivo. Y a millones de espectadores del mundo nos encanta verlos. En Hyde Park había de todo: señoras en silla de ruedas, hombres de blancas canas con protectores en los oídos, pandilleros de 60 años, cincuentones borrachos, cuarentonas desinhibidas, treintones de pelo en pecho, veinteañeras deslenguadas, adolescentes frenéticos, bebés en cochecitos rodantes, románticos colombianos que escriben para no olvidar.Los Rolling Stones son mucho más grandes que tú y yo”, le dijo Keith Richards a Mick Jagger en 1989, cuando la banda parecía llegar a su final. Tenía razón. Aquí continúan y solo el tiempo señalará el momento del silencio. Por lo pronto, la fiesta del rocanrol no ha terminado, mientras estos héroes de la felicidad sepan ayudarnos a vivir con la nostalgia de una juventud que nunca cede.

 

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