La ciencia y el medioambiente aterrizan en Cartagena
28 Junio 2022

La ciencia y el medioambiente aterrizan en Cartagena

Entrevista con los organizadores de esta edición del Congreso de Biología Tropical y Conservación: los biólogos colombianos Juan Posada y Adriana Sánchez, profesores e investigadores de la Universidad del Rosario.

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Por Jorge Pinzón Salas

Del 10 al 14 de julio se reunirán en Cartagena cerca de 900 científicos de 60 países para presentar resultados de investigaciones recientes sobre problemáticas de los ecosistemas tropicales. La crisis climática, la deforestación y la conservación serán algunos de los temas por tratar. Cambio entrevistó a los organizadores de esta edición del Congreso de Biología Tropical y Conservación: los biólogos colombianos Juan Posada y Adriana Sánchez, profesores e investigadores de la Universidad del Rosario.  

Colombia será por primera vez el país anfitrión del Congreso Anual de la Asociación de Biología Tropical y Conservación (ATBC), una organización internacional cuya misión es promover la investigación, la educación y la comunicación sobre los ecosistemas tropicales del mundo. Este encuentro tiene como objetivo el intercambio de conocimientos y la colaboración entre científicos, tomadores de decisiones, educadores y actores sociales que trabajan en regiones tropicales. 

Entrevistados

Durante cuatro días, alrededor de 800 presentaciones, en formato presencial o virtual, se llevarán a cabo en distintos espacios del Centro de Convenciones de Cartagena de Indias. Entre los temas centrales de las charlas y los simposios están: gestión de bosques, ecología urbana, socioecología, desarrollo sostenible, biodiversidad, impactos de los incendios forestales, y efectos del conflicto armado en la cobertura de bosques en Colombia.   

Desde luego, la situación ambiental de Colombia formará parte de la programación del evento, toda vez que su biodiversidad se encuentra amenazada por cuenta de los cambios en el uso del suelo. Según datos del Global Forest Watch, Colombia ha perdido 4.930.000 hectáreas de cobertura boscosa desde el año 2000. Esto representa una disminución del 6 por ciento de lo bosques húmedos, secos y altoandinos. La principal causa de pérdida de bosques es la deforestación. En 2020, el 8 por ciento de la deforestación fue a causa de los cultivos de coca, y el 92 por ciento debido a la ganadería, la siembra de palma africana, la tala de árboles y la minería ilegal. En la última década, las áreas más afectadas por la pérdida de cobertura boscosa son Caquetá (730.000 hectáreas), Meta (605.000), Antioquia (543.000) y Guaviare (381.000). Colombia ocupa el puesto 14 en tasas de deforestación a nivel mundial. 

¿A qué nos referimos cuando hablamos de biología tropical? 

La biología tropical es, en términos sencillos, el estudio de la vida en los trópicos. Esto incluye las relaciones entre plantas y animales, las funciones y servicios que nos provee la naturaleza, la conservación, la importancia de las plantas para la regulación del ciclo de carbono (y por lo tanto su mitigación frente al cambio climático), entre muchos otros aspectos. Por lo tanto, es un tema muy amplio que abarca diferentes disciplinas, como la conservación, la ecología, la climatología, la sostenibilidad, etcétera. Esta pregunta amerita una buena charla, como la que tendremos en este congreso durante una sesión plenaria dirigida por el doctor Emilio Bruna, investigador de la Universidad de Florida, y que tendrá como título: "¿Existe realmente algo así como la Biología Tropical?". 

El título de este congreso alude al término “resiliencia socioecológica”. ¿Eso qué quiere decir?    

Los sistemas socioecológicos se refieren a un conjunto de recursos críticos (naturales, socioeconómicos y culturales), que están regulados tanto por los sistemas naturales (o ecológicos) y los sociales. Los humanos somos parte de la naturaleza. A veces se nos olvida, pero sin la naturaleza no podemos sobrevivir en este planeta. Todo lo que necesitamos para vivir: el aire, el agua, los alimentos, el cobijo, el suelo, nos lo provee la naturaleza. La resiliencia socioecológica es la capacidad de adaptarnos o transformarnos frente al cambio, en particular a los cambios inesperados, para que así la naturaleza continúe apoyando el bienestar humano. Actualmente nos enfrentamos a grandes cambios ambientales, principalmente debidos a las actividades humanas. Para poder continuar viviendo en este maravilloso planeta, tendremos que transformar muchos de nuestros comportamientos con el fin de poder vivir en armonía con la naturaleza. El título del congreso invita a que reflexionemos acerca de las transformaciones que debemos llevar a cabo y de las prácticas que deben acompañar estas transformaciones.

¿Podrían mencionar algunos proyectos o investigaciones particularmente interesantes o innovadores que se presentarán en Cartagena? 

Hay muchas investigaciones interesantes. Es difícil mencionar algunas y excluir tantas otras que estarán en el congreso. Sin embargo, podríamos mencionar la charla sobre un corredor de conservación masivo en la cuenca del Putumayo, a cargo de Corine Vriesenderop, del Museo de Historia Natural de Chicago. También una investigación sobre el uso de experimentos de trasplante para comprender los efectos del cambio climático en árboles y cultivos de los Andes tropicales, de Kenneth Feeley, investigador de la Universidad de Miami. Otra charla interesante, a cargo de Robin Chazdon, de la Universidad de Sunshine Coast, Australia, girará en torno al monitoreo de la recuperación de la diversidad arbórea. También será fundamental para entender nuestra coyuntura nacional el simposio “Analizando los efectos del conflicto armado en la cobertura forestal, el uso del suelo y la conservación de la biodiversidad en Colombia”.  

¿Qué tan en cuidados intensivos están los ecosistemas tropicales en el mundo?  

Es una pregunta compleja. Pensando en los trópicos como un todo, es decir, considerando África, Asia y las Américas, hay muchos ecosistemas que han sufrido grandes transformaciones por nuestras actividades y que se encuentran cada vez más en riesgo. Especialmente aquellos ubicados en zonas bajas, como selvas y bosques húmedos tropicales. Pero, ¿qué es estar en riesgo? En general, en los trópicos tenemos las mayores tasas de deforestación y cambios de uso del suelo. Aunque los causantes de pérdida de bosques pueden ser diferentes en los tres continentes, confluimos en el mismo factor común: una cobertura cada día menor, lo cual lleva a que los ecosistemas estén cada vez más fragmentados. Es decir, en vez de una sola masa de bosque continuo, lo que hay son pequeñas islas de bosque. Sabemos que en esas pequeñas islas no pueden vivir los animales grandes y que hay plantas e insectos que no sobreviven en esas condiciones. Perder animales y plantas, cambia las dinámicas en los ecosistemas, lo que afecta, por ejemplo, las cadenas alimenticias. 

¿Cuál es el estado de los bosques en Colombia? 

Según la Lista Roja de Ecosistemas de Colombia, publicada en 2015, se estima que cerca del 50 por ciento de los ecosistemas terrestres están en peligro. Dentro de estos ecosistemas se encuentran, por ejemplo, el bosque seco tropical, el desierto tropical, los bosques del piedemonte de los Llanos Orientales. Esta lista se publicó hace siete años, sin embargo, la tasa de deforestación en el país se ha venido incrementando desde 2017, y afecta a varias áreas protegidas del país. Entre 2019 y 2020, la tasa de deforestación aumentó 8 por ciento. Son más de 170.000 hectáreas deforestadas. Tenemos unos focos especialmente críticos en la zona de Chiribiquete y las reservas y parques nacionales Tinigua, Macarena, Picachos, Paramillo y Nukak. Estos focos de deforestación afectan la estabilidad de la Amazonia y su conexión con los ecosistemas de piedemonte y de los Andes. 

¿Cómo está Colombia en materia de conservación? ¿Qué balance hacen ustedes de la gestión de políticas de conservación en los últimos gobiernos? 

Los gobiernos colombianos han sido muy ambiciosos a la hora de prometer objetivos relacionados con cambio climático. En 2020, la administración del presidente Duque anunció dos objetivos para 2030: deforestación neta cero y una reducción del 51 por ciento en las emisiones de gases de efecto invernadero del país. Sin embargo, estas iniciativas, así como la protección del medioambiente en general, no se reflejan en el presupuesto general de la nación. Por ejemplo, en 2014, cerca del 0,29 por ciento del presupuesto general se destinaba a iniciativas de protección medioambiental. En 2015 aumentó a casi 0,34 por ciento. En 2018, este porcentaje cayó a cerca del 0,24 por ciento (más bajo de lo que se destinaba en 2012) y para 2020 repuntó ligeramente al 0,26 por ciento. Por lo tanto, la participación del sector Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible en el presupuesto 2018-2020 se encuentra entre las más bajas en una década. Con varios colegas hemos hecho críticas al gobierno saliente en materia social y ambiental, sobre todo alrededor de las muertes de líderes y las estrategias de conservación. Consideramos, por ejemplo, muy poco eficiente la Operación Artemisa). Consideramos que no hay mejoras en términos de conservación, a pesar de la nueva legislación y la ampliación de las áreas protegidas. 

¿Cuáles son las joyas naturales mejor conservadas en el país? 

Todavía hay varios lugares que tienen una baja intervención, baja densidad poblacional, y áreas donde ha habido importantes acciones de conservación local. Por ejemplo, el río Bita y la reserva Bojonawi en el Vichada, varios páramos del país, las áreas alrededor del Parque Nacional Katíos en el Darién, así como varias de las áreas protegidas en el corazón de la Amazonia. 

¿Qué recomendación o qué llamado le harían al gobierno electo de Gustavo Petro alrededor de temas medioambientales críticos en el país? 

A manera de síntesis, consideramos que hay cinco puntos fundamentales que debería tener en cuenta el nuevo gobierno. Es crucial, por ejemplo, aumentar el presupuesto del Ministerio de Medio Ambiente y el del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (en particular, los Parques Nacionales Naturales). Con el presupuesto actual es muy complicado tener iniciativas efectivas de conservación, llevar a cabo proyectos que nos permitan tener una capacidad científica y tecnológica que pueda apoyar el desarrollo sostenible del país. Por otro lado, es necesario aumentar la infraestructura en Parques Nacionales Naturales para que haya turismo sostenible e investigación. En un estudio reciente mostramos que muchos Parques Nacionales forman parte de las áreas mejor conservadas del país, pero a la vez son las más desconocidas, y hay muy poca información sobre su biodiversidad. Otro aspecto fundamental es que el Gobierno tenga aliados en la academia. Tradicionalmente, los lazos con la academia han sido muy débiles. La academia puede proveer de datos importantes al Gobierno para tomar decisiones informadas. Así mismo, se deben cumplir los acuerdos de paz. La paz trae una estabilidad que permite un verdadero desarrollo social y ambiental en el país. Permite conocer nuestra diversidad, así como la construcción de iniciativas colectivas de conservación, o el acercamiento con territorios que tradicionalmente han estado muy marginalizados y olvidados por cuenta del conflicto armado. Por último, necesitamos mayor presencia institucional del Estado. Presencia diferente al cuerpo militar. En muchas regiones del país (y lo podemos decir de primera mano, pues hemos hecho mucho trabajo de campo), hacen falta escuelas, centros de salud, bienestar familiar, fiscalías, etcétera. Es indispensable una relación más sana entre el Estado y sus territorios.

¿Qué pueden adelantar sobre la Declaración de Cartagena que firmarán los científicos que asistirán al Congreso de Biología Tropical y Conservación?  

Con la Declaración de Cartagena pretendemos llamar la atención sobre un tema de impacto regional. Nos enfocaremos en la Amazonia, aunque esto no excluye las otras regiones del país, donde tenemos problemáticas similares. En la Declaración tocaremos temas como la deforestación, la falta de presencia del Estado en muchas zonas del país y la muerte de líderes socioambientales. Con respecto a este último punto, recordemos que Colombia, entre 2019 y 2020, registró la mayor cantidad de asesinatos de líderes en el mundo, con 65 personas, según el Global Witness. 

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