Así fueron los últimos pasos de alias Matamba
Alias Matamba, muerto en combate.
Crédito: Yamith Mariño
Desde el 20 de mayo, los comandos jungla de la Policía Nacional esperaban la señal definitiva para iniciar el operativo de recaptura del temido narcotraficante Juan Larinson Castro, alias Matamba, en la recóndita finca de Bolívar, Santander. Este es el relato de la persecución, tras la fuga de la cárcel.
Por: Sylvia Charry
Los investigadores saben que Juan Larinson Castro, alias Matamba, pagó 2.500 millones de pesos por su fuga. También saben que, gracias a la supuesta complicidad de por lo menos tres guardianes del Inpec, salió de la cárcel La Picota, de Bogotá, como ‘Pedro por su casa’, en un Renault Clío, conducido por un misterioso hombre del que aún desconocen la identidad. El último rastro que tuvieron del narco, en la primera fase de investigación, fue el retorno que hizo en el sector del relleno Doña Juana y su cambio de ruta hacia la Boyacá, hasta la calle 80, cuando lo perdieron de vista por un par de días.
Las fuentes humanas fueron claves en la segunda fase de la investigación. Estas alertaron al equipo élite de investigadores, conformado por 60 uniformados de antinarcóticos, fiscales e integrantes de la DEA, acerca de que, a unos cuantos días de la fuga, Matamba ya había pisado el Magdalena Medio con ayuda de miembros de su organización. A partir de ese momento, no le perdieron el rastro.
Desde el fin de semana pasado, Matamba llegó a la recóndita finca de Bolívar, Santander, en la que fue dado de baja. Esa ubicación no solo se conoció por las fuentes humanas, sino por la información que entregó una pitonisa venezolana con la que, constantemente, se comunicaba el narcotraficante a través de internet. La prueba definitiva fueron las imágenes que captaron los drones de la Policía y que dieron plena certeza de la identidad de alias Matamba y de su escolta. El 20 de mayo, los comandos jungla de la Policía Nacional estaban listos para la señal.
Una fiscal de Pasto logró que un juez avalara el allanamiento. Los seis hombres jungla que se encontraban en tierra, casi inmóviles desde hacía más de cinco días, tuvieron así el permiso para iniciar el operativo. El procedimiento empezó después de las siete de la mañana del jueves 26 de mayo.
–¡Alto, Policía Nacional!, dijeron los ‘jungla’ antes de entrar a la vivienda.
Matamba y su escolta emprendieron la huida, disparando a diestra y siniestra. Los uniformados respondieron también con fuego. El escolta de Matamba se subió en una moto y, herido, logró huir del lugar. El sanguinario narcotraficante no tuvo la misma suerte, por lo que siguió disparando con su fusil AK-47. A 100 metros de la casa en la que se encontraba, lanzó una granada a los Jungla Fue lo último que hizo. A las 7:50 de la mañana, Matamba cayó al suelo con unos cuatro o cinco tiros en su cuerpo.
Matamba tuvo muchos meses en prisión para contar la verdad de sus crímenes y no lo hizo. Así, se llevó a su tumba muchos secretos sobre los militares activos y retirados que le ayudaron a quedarse con el emporio criminal en Nariño, como lo identificó la Fiscalía. Los procesos en su contra quedarán cerrados y las víctimas de los mismos ya no escucharán su versión. Matamba ha callado para siempre.