Carlos Trujillo, ¿quién es el nuevo y cuestionado líder de los conservadores?
Crédito: Yamith Mariño
El senador antioqueño no es un novato en la vida pública. Está cerca de cumplir dos décadas en la arena política y ha creado una red de aliados que curiosamente lo convirtieron en uno de los mayores electores de La Guajira. Hoy es el principal responsable de que los godos apoyen el primer gobierno de izquierda de Colombia.
Los partidos se aglomeran alrededor de Gustavo Petro y su nuevo gobierno. El presidente electo ha conseguido reunir a fuerzas políticas que hasta hace unos meses parecían distantes y criticaban con vehemencia su candidatura y propuestas. El caso más llamativo es el del Partido Conservador, que solo cinco días después de los resultados de la segunda vuelta emitió un comunicado firmado por la mayoría de su bancada en el que apoyaba la agenda legislativa del gobierno electo. La colectividad de Mariano Ospina y José Eusebio Caro, en un salto acrobático mortal, terminó secundando al primer gobierno de izquierda de Colombia.
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“Informamos a los colombianos que no seremos partido de oposición y declaramos nuestro respaldo a la agenda legislativa que proponga el gobierno que inicia y que convenga a los colombianos, apegados siempre a los principios de la Constitución de 1991 y teniendo como premisa el respeto por la propiedad privada y todas las libertades individuales”, señala el documento.
La decisión llegó antecedida de un revolcón al interior del partido. A diferencia de lo que ocurre en el liberalismo, en donde existe un líder político visible que dicta la línea de mando, los intereses de los congresistas son el único orden y ley en el conservatismo. Eso se confirmó cuando 39 de los 40 congresistas firmaron la misiva apoyando a Petro en contra de la directriz impartida por Omar Yepes, el presidente del partido, lo que ocasionó su salida. Su posición fue relevada por el antioqueño Carlos Trujillo, el segundo senador godo más votado del país, por detrás de Nadya Blel.
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“Usualmente todos (los congresistas) son muy convenientes y les resultaba obvia la decisión de cambiar las fichas en la dirección del partido. Los orígenes de Trujillo no son muy santos y hay mucho descontento en las bases”, señaló un excongresista que conversó con CAMBIO y pidió que se guardara su identidad.
Trujillo viene apalancado con 159.810 votos y con el municipio de Itagüí, Antioquia, como su principal fortín político. Allí inició su carrera pública en 2004 cuando salió elegido concejal y luego dio el salto a la asamblea departamental en 2007. Volvió a Itagüí en 2011 para postularse como alcalde y consiguió la victoria con cerca del 40 por ciento de la votación. Ese último resultado lo consagró como un barón electoral. Su bendición, desde entonces, es fundamental para todo aquel que aspire a llegar a la Alcaldía del municipio. León Mario Bedoya y José Fernando Escobar contaron con su beneplácito en las dos elecciones posteriores y salieron triunfantes.
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Una vez afianzado a nivel local, Trujillo pasó al escenario nacional. Con 88.871 votos aterrizó en el Senado en 2019 y cuatro años más tarde se reeligió casi que doblando esa votación. Su nombre era conocido en Antioquia –su trayectoria cuando llegó al Congreso cumplía ya 15 años–, pero fueron sus escándalos los que le garantizaron un espacio en programas radiales y medios impresos.
Cuando buscó su reelección en las elecciones legislativas de marzo, Trujillo contaba con siete denuncias radicadas en su contra ante la Fiscalía General de la Nación por aparentes actos de corrupción. Varios se remontan a su época como alcalde de Itagüí y los años posteriores, previo a su etapa como senador. Solo meses después de posesionarse como mandatario local, algunos concejales lo acusaron ante las autoridades de incurrir en los delitos de interés indebido en la celebración de contratos, prevaricato por acción, peculado y falsedad ideológica en documento público. De igual forma, medios locales reseñaron cómo diferentes cuotas suyas fueron nombradas en secretarías y dependencias de las administraciones que lo sucedieron en el municipio antioqueño. Por ejemplo, su primo Daniel González Giraldo se desempeñó en la Dirección de Desarrollo Económico, y Gloria Chávez, prima de su esposa, fue secretaria general de la Alcaldía.
Y además de estos reparos que pesaban sobre su candidatura, hay una serie de episodios que sitúan a Trujillo como uno de los grandes gamonales políticos en un territorio alejado de sus orígenes, La Guajira. Transitar por las calles de Riohacha y los principales pueblos de ese departamento, durante los meses previos a las votaciones, implicaba ver cientos de avisos y panfletos publicitarios de su campaña al Senado. Su fórmula a la Cámara allí era Juan Loreto Gómez, hijo de María Cristina Soto, excongresista investigada por comprar votos para su elección en 2018. Trujillo y Gómez consiguieron 20.578 y 51.660 votos, respectivamente, alzándose como la dupla más exitosa electoralmente de La Guajira y asegurándose sus curules en el Capitolio.
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Pero su victoria no estuvo exenta de escándalos. Caracol Radio reveló cómo en una invasión ubicada en Uribia, a 97 kilómetros de Riohacha, funcionarios de la administración municipal prometían a sus habitantes escriturarles aquellas tierras a cambio de sus votos por el dúo de Trujillo y Gómez. La denuncia estuvo soportada con audios de personas que daban testimonio del ofrecimiento y la Procuraduría anunció que abriría una investigación. Días después, esa misma emisora descubrió que una pantalla digital instalada con recursos públicos en la plaza central del pueblo estaba siendo usada para proyectar publicidad de la campaña de Trujillo. Los dos sucesos pusieron en tela de juicio la imparcialidad del alcalde de Uribia, Bonifacio Henríquez, de cara a las elecciones de marzo.
No era para menos. Henríquez fue elegido alcalde en 2019 con la ayuda de María Cristina Soto, la madre de Juan Loreto Gómez, y de Jaime Luis Lacouture, hoy magistrado del Consejo Nacional Electoral (CNE). Estos dos, en 2018, habían aspirado al Congreso y únicamente Soto salió elegida. Sin embargo, la alianza continuó y se ha expandido. Tras ser investigada por compra de votos, Juan Loreto Gómez ocupó el lugar de Soto y se unió a Trujillo para impulsar sus aspiraciones conjuntamente. Ambos lograron su cometido. Y ahora, con la llegada de Trujillo a la dirección del Partido Conservador, toma aún más fuerza la candidatura de Lacouture a la Gobernación de La Guajira. El hoy magistrado ha hecho públicas sus intenciones de llegar al primer cargo del departamento y el apoyo de Henríquez, Soto, Gómez y Trujillo le resultan claves para llegar con aire en la camiseta.
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El nuevo líder de los conservadores puede pasar inadvertido para buena parte del país, pero no es un novato. Pese a sus 46 años, lleva casi dos décadas merodeando el poder y ha establecido una red de aliados que llega hasta el norte del país. Su olfato es innegable. Su apoyo a Gustavo Petro en las elecciones presidenciales le garantizaron ser una de las primeras personas con quien se reunió el presidente electo tras su victoria, y hoy es la cara visible de la segunda bancada más grande del Senado. Es solo el comienzo para Trujillo.