Federico Gutiérrez: El parcero de toda la vida
28 Mayo 2022

Federico Gutiérrez: El parcero de toda la vida

En la Universidad le gustaba más parrandear que estudiar, pero supo aprovechar su carisma, así como la facilidad de ganar amigos, para abrirse paso en la política nacional sin renunciar a su talante paisa, más parecido al de Rigoberto Urán que al de Álvaro Uribe.

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Federico Gutiérrez llegó al cierre de campaña, en Medellín, el 22 de mayo pasado, en una camioneta gris, y en menos de un minuto se vio rodeado de cámaras y micrófonos de los medios de comunicación, que lo bombardearon con todo tipo de preguntas sobre su candidatura a la Presidencia. Él tenía preparado un saludo para cada uno. “Espere primero yo los saludo que hace mucho que no los veo”, dijo sonriendo, y comenzó a dar abrazos y apretones de manos a cada uno de los periodistas. Les preguntó por el trabajo y por la vida y luego sí le dio paso a la ronda de preguntas. 

El cielo de Medellín amenazaba con romper de nuevo a llover, después de una granizada que no dio tregua con la gente ni con el escenario, que se fue cayendo a pedazos. Dos hombres altos con camisas blancas, manga larga y lentes negros rodeaban a Federico y a Margarita, ingeniera y esposa del candidato, escoltándolos por un camino infinito hacia la tarima. Infinito porque, aunque eran pocos metros de distancia entre la camioneta y el escenario, tardaron alrededor de 20 minutos en llegar.

“Federico parece una reina de belleza”, afirma Laura López, su amiga de la Universidad de Medellín, donde ambos estudiaban Ingeniería Civil. Laura recuerda que caminar de un bloque a otro era una odisea cuando estaba con Federico, porque significaba llegar tarde a la siguiente clase. Él se detenía a saludar y a charlar sobre la vida de todo el que se encontraba en el camino; tenía amigos en casi todas las facultades. 

“¡Fico! ¡Fico! ¡Fico!”, gritaban los asistentes al cierre de campaña, como si lo conocieran de toda la vida. Federico levantaba la mano como si saludara a los vecinos que lo vieron crecer. Y así era. Nacido en Belén, un barrio de clase media ubicado en el sector de la Alameda, en el occidente de Medellín, Fico se abrió paso en el mundo de la política valiéndose de un encanto natural para hacer amistades.
 

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En 1996, cuando cursaba cuarto semestre de Ingeniería Civil, comenzó a asistir a reuniones citadas por Santiago Vélez Trucco, con el que luego conformó el grupo político Universitarios Haciendo Nación (UHN). 

“Fico, feliz con la política, siempre. Es algo que lleva en su corazón y en sus venas. Recuerdo que un día llegó todo emocionado a decirnos: “¡Muchachos, vamos a cambiar el país! ¡vamos, que sí se puede!”. Nos emocionamos mucho y comenzamos a apoyar la campaña de UHN. Él siempre era el que nos inspiraba”, añade Laura. 

El movimiento político llevó a Santiago Vélez Trucco al Concejo de Medellín, en 1997, como el concejal más joven, con 23 años de edad, tras alcanzar la tercera votación más alta de la historia. “Una de las campañas que implementamos fue la de incentivar el voto, entonces teníamos unos adhesivos con la palabra “vote” y empapelamos todo Medellín. Pero Fico era muy montador, le gustaba hacer bromas; un día un amigo llevó la bicicleta a la universidad y se la llenamos de esos papelitos, duró como 15 días quitando los stickers”, recuerda Laura, o Eulalia, como Fico la apodó. 

Entre aguardientes y becerradas

Eulalia, el Gordo, el Guasón, el Torero, Acertijo, las Chiflis, Superman, la Cocodrilo, el Pájaro… eran los compañeros de clase de Fico en los primeros semestres. Todos tenían un apodo. Según Laura, a Federico le decían el Borracho porque le gustaba mucho el aguardiente y a veces llegaba enguayabado a clase. Sus amigos lo dibujaban con pelo largo, una botella de aguardiente y un escudo del Atlético Nacional, su equipo de toda la vida

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Ahí está pintado. Al lado de una botella de aguardiente Antioqueño, Federico Gutiérrez es caricaturizado por uno de sus compañeros, cuando estudiaba Ingeniería en la Universidad de Medellín

“Los encuentros de la Universidad eran en las fincas o en las becerradas; íbamos a torear becerros en una arena de una pesebrera en Medellín. Eran fiestas largas que duraban hasta el otro día. Nos íbamos para una finca en San Cristóbal o para unas corralejas en Llano Grande, y ahí rumbeábamos, siempre con el aguardientico”, cuenta Carlos Monsalve, uno de sus amigos más cercanos en la Universidad y con el que hacía todos los trabajos de Ingeniería. 

Laura dice que Federico pasaba las materias raspando; Carlos reconoce que no eran los mejores estudiando, pero tampoco los peores. Durante las clases, no llevaban cuadernos ni lápices, porque tenían buena memoria para retener lo que dictaba el profesor. Algunas materias las pasaban con una nota de cinco, la más alta. 

“En las materias en las que había que echar carreta sí le iba muy bien. Incluso con su locura, los profesores lo querían. Don Hernán, su papá, nos daba clases, y Fico con él sí se portaba como un angelito”, apunta Laura. 

El que es lindo es lindo

Después de clase de seis de la mañana, se iban para la cafetería del bloque de Administración a comer pan con empanada, Coca-Cola y tinto. Ahí pasaban la mañana entre chistes, risas y mujeres que caminaban hacia los otros bloques pero se detenían a saludar a Fico. “Lo buscaban mucho las mujeres porque era muy lindo. Todo el mundo tenía que ver con él”, añade Laura.

“Todos los parches los armaba Fico porque, para donde él iba, allá lo seguía la gente", Juan David Londoño.

Carlos y Laura guardan a Federico en la memoria como un amigo leal. Tienen un grupo en WhatsApp con todos los conocidos de la Universidad y, en las fechas de cumpleaños, Fico es el primero en escribir para felicitar al que corresponda, les hace chistes y, cuando le queda tiempo, se reúne con todos. 
 

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Federico conserva muchas de las amistades de infancia. Uno de ellos es Juan David Londoño, que nació en el mismo barrio. Amparo Zuluaga, mamá de Federico, y la mamá de Juan David eran mejores amigas, entonces ellos crecieron juntos. Jugaban fútbol en la cuadra, montaban bicicleta, iban al estadio a ver jugar al Atlético Nacional, iban a los bailes de garaje y a las fiestas de las quinceañeras.

“Todos los parches los armaba Fico porque, para donde él iba, allá lo seguía la gente. Teníamos una barra de amigos muy grande porque, como Fico no era el más estudioso, perdía años, y en cada grupo nuevo hacía amigos”, recuerda Londoño. Fico, según él, llegó a perder hasta once materias. 

A ver quién pierde más 

Juan David Valderrama también fue su amigo de infancia y recuerda que en el colegio no se preocupaban por lo académico sino por jugar todo el día, conversar y hacer amigos. Incluso, apostaban para ver quién perdía más materias en un semestre y quién era capaz de recuperarlas en el siguiente. “Los coordinadores académicos nos hacían muchos boletines con quejas o apuntes disciplinarios y nos mandaban para la casa”.

En la época de colegio, Fico no estaba tan interesado en la política. “Teníamos un amigo al que le encantaba el Partido Liberal; tenía un trapo rojo y hablaba de Gaitán, pero nosotros nos reíamos de él y le decíamos que eso era muy loco”, añade Valderrama. 

El nacimiento del político

El interés de Fico por la política surgió en la Universidad. Fue concejal de Juventudes en 1999 y, tres años después, llegó al Concejo de Medellín, elección que repetiría en 2007 con 14.000 votos, la mayor cifra en la ciudad. 

“Federico es muy buen candidato, es una persona trabajadora, con mucha energía y buen trato con el equipo", Juan David Valderrama.

Su primera derrota la sufrió cuando se asoció por primera vez con Álvaro Uribe, ocurrió en 2011 cuando se lanzó a la Alcaldía de Medellín por el Partido de la U. Sin embargo, no pudo vencer a Aníbal Gaviria, que lo dobló en votación. Para las elecciones siguientes, Fico decidió lanzarse como independiente. Fundó el movimiento Creemos, con el que recogió firmas a lo largo y ancho de Medellín. Ya en campaña, contagió a la gente del estilo informal y callejero que lo caracterizaría en la Alcaldía, a la que llegó tras ganarle por estrecho margen (menos de 10.000 votos) a Juan Carlos Vélez Uribe, candidato del Centro Democrático. 

“Federico es muy buen candidato, es una persona trabajadora, con mucha energía y buen trato con el equipo. Durante la campaña a la alcaldía, que produce tanto estrés, él siempre mantuvo la alegría, la capacidad de trabajo y, sobre todo, el liderazgo”, recuerda Valderrama. 

Una alcaldía cuestionada

El propio Valderrama fue designado por Fico como director del Instituto de Recreación y Deportes, cargo que unos meses después ocuparía Carlos Monsalve, luego de que Valderrama decidiera desvincularse de la Alcaldía por sus diferencias con el enfoque con el que Federico quiso manejar la seguridad. 

“Él tenía una gran apuesta en la Alcaldía en cuanto al tema de seguridad, yo tenía una visión diferente pero pues el alcalde es el jefe, y si uno no estaba de acuerdo pues no se metía, entonces en 2018 me retiré y dejé de hacer parte de su proyecto político”, añade Valderrama. 

La consigna de Federico Gutiérrez fue combatir el crimen organizado con una buena dosis de mano dura, yendo tras los cabecillas de las organizaciones. Incluso alguna vez él mismo lideró desde las oficinas de la Sijín, en Medellín, la persecución de atracadores, para demostrar que la misión de acabar con la delincuencia comenzaba por la cabeza de gobierno. Sin embargo, la captura de los cabecillas (160 según él) lo que hizo fue exacerbar a las pandillas, que se disputaron el control de las bandas a punta de gatillo. En campaña, Fico prometió reducir la tasa de homicidios de los 20,1 por cada 100.000 habitantes que había en 2016, a 15 cuando finalizara su mandato. Sin embargo, un informe de Medellín Como Vamos puso en evidencia que la tasa de homicidios, al final del mandato de Gutiérrez, en 2019, había aumentado a 23,8.
 

A pesar de los cuestionamientos que tuvo sobre la lentitud con que llevó a cabo su programa de vivienda, por ejemplo, y del exceso de dinero que gastó en publicidad durante su alcaldía (130.000 millones según el portal Laorejaroja), el estilo de microgerencia, heredado quizás de Álvaro Uribe, le dieron réditos en la popularidad, la cual se mantuvo alta durante todo su período y finalizó con un 88 por ciento de favorabilidad y 96 por ciento de conocimiento, de acuerdo con los datos de Medellín Cómo Vamos. 

Si en algo coinciden los amigos de Federico es en que es un líder que une, que convoca y que congrega a muchas personas. En pocas palabras, tiene carisma. Para Juan David Londoño, su mejor amigo, esa característica es la que lo ha convertido en uno de los candidatos con más opciones de llegar a la Presidencia. “Es cercano a la gente, querido, inteligente, la tiene clara. A Fico no lo conocía mucha gente a nivel nacional, pero mire la acogida que ha tenido. Él es un buen gerente y se sabe rodear de buena gente”. 

Quizás sea esa capacidad de unir y de convocar la que hizo posible su candidatura,  su victoria en la consulta de la alianza Equipo por Colombia y el respaldo casi automático que recibió del Centro Democrático.

Algo similar opina Carlos Monsalve: “Es suficiente con que un candidato se preocupe por el bienestar de la gente, con que sea leal y con que no genere divisiones. Por eso creo que Federico está listo para ser presidente”.

Quizás sea esa capacidad de unir y de convocar la que hizo posible su candidatura, su victoria en la consulta de la alianza Equipo por Colombia y el respaldo casi automático que recibió del Centro Democrático apenas se produjo la renuncia de quien era su candidato natural: Óscar Iván Zuluaga.

Al estilo desafiante de Gustavo Petro, y al desabrochado de Rodolfo Hernández, Fico les ha opuesto uno que no es el del carriel arriero de Álvaro Uribe sino el de la espontaneidad urbana de Rigoberto Urán; un estilo que lo iguala con las multitudes y lo hace ver como si fuera uno más entre la gente. Y eso cala.
 

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Hasta Juan David Valderrama, quien ya no es su amigo íntimo, como lo fue en la infancia, porque reconoce que la política los ha alejado mucho, piensa que Fico puede ser un buen presidente. Pero advierte: “Si, y solo si, se rodea de un buen equipo”. 

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