William Ospina versus Laura Restrepo: titanes literarios por Gustavo Petro y Rodolfo Hernández
6 Junio 2022

William Ospina versus Laura Restrepo: titanes literarios por Gustavo Petro y Rodolfo Hernández

Varios escritores no se han abstenido de cantar su voto, no solo en reuniones sociales sino también en columnas de opinión, artículos de prensa y entrevistas que han concedido. William Ospina y Laura Restrepo, dos de las plumas más reconocidas del país, defienden orillas opuestas.

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Prestigiosas plumas del país han expresado públicamente su intención de voto (o de no voto), lo que le ha abierto al debate un aire un poco más respirable, por fuera de las iras propias de la gran mayoría de las manifestaciones que se expresan en la redes sociales, en las que la indignación y la ira o el endiosamiento no dejan demasiado espacio para la reflexión.

El novelista Héctor Abad Facciolince anunció (con un guiño a su gran amigo Sergio Fajardo) que prefiere irse a ver ballenas antes que votar por Hernández o Petro. Piedad Bonnet, poeta y novelista, también le dedicó una de sus columnas a explicar por qué no votará por Petro.


Uno de los casos que más ha llamado la atención es el de William Ospina, poeta, novelista y ensayista, que desde hace ya varias décadas ha expresado su mirada de la historia y el presente de Colombia, y quien se consagró como un gran analista de la realidad colombiana con su escrito 'La franja amarilla'. Ospina, que en el pasado había apoyado a Petro y defendido a Hugo Chávez, desde hace algunas semanas ha llamado la atención por su inesperado apoyo a la candidatura del ingeniero Rodolfo Hernández, quien le ofreció desde ya el Ministerio de Cultura. Que de acuerdo con Hernández se fusionará con el de Medio Ambiente.

¿Es posible ser presidente cuando solo se sabe del oficio de la construcción pero nada acerca de otros temas como derechos humanos, educación, seguridad social, cambio climático, igualdad de género y derechos étnicos?, se pregunta Laura Restrepo.


Por el otro lado, la muy reconocida novelista Laura Restrepo, en una columna que escribió a cuatro manos junto con Daniel Samper Pizano y que se publicó en la sección Los Danieles, expuso sus razones para apoyar a Petro a pesar de algunas diferencias que tiene con ciertos aspectos de su personalidad, con la actitud pendenciera y a veces excluyente de varios de sus seguidores y con algunas de las alianzas que recibió.

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Ospina considera que la llegada de Petro y Hernández a la segunda vuelta es un avance muy grande para Colombia, pues el país lleva mucho tiempo en manos de una clase dirigente muy insensible e inepta y que lo tienen al borde de la catástrofe. Considera que la ciudadanía reaccionó y votó por dos opciones que rechazan el clientelismo, la exclusión, las maquinarias y la corrupción.


Dice que aunque ambas propuestas son transformadoras, esta vez escogió a Hernández porque no genera tanta resistencia como Petro. Está aburrido del clima de odio que ha vivido él en sus más de 60 años de vida.


Considera que la propuesta de Hernández de fusionar el Ministerio de Cultura con el de Medio Ambiente provoca un debate saludable. El ve que cultura y medioambiente están muy ligados y que uno de los obstáculos en la defensa del ambiente es que no se asume como una tarea cultural.


Señala que la lucha contra la corrupción de Hernández provocó la reacción de personas que perdieron su poder del poder y que por esa razón le pusieron 200 demandas y que en Colombia mucha gente confunde una demanda con una condena.


Considera que Petro enarbola un proyecto muy respetable para transformar el país y que representa las ansias de cambio de al menos 8 millones de colombianos. Sin embargo, dice preferir el triunfo de Rodolfo Hernández porque le va a quedar más fácil realizar los cambios que necesita el país.


Por su parte, Laura Restrepo considera que Hernández contará en la segunda vuelta con el apoyo de Federico Gutiérrez, o sea del uribismo, de muchos otros clanes y de políticos que él mismo repudió en el pasado, lo que impide verlo como un representante del cambio y la lucha contra la corrupción que dice abanderar. También repudia el lenguaje soez, que le parece indigno de un mandatario que insulta en vez de argumentar y que además degrada a las mujeres, al enviarlas a que estén calladas en sus hogares y se dediquen únicamente a las labores domésticas. También repudia la xenofobia que en repetidas ocasiones ha manifestado en sus declaraciones.

Ospina considera que cultura y medioambiente están muy ligados y que uno de los obstáculos en la defensa del ambiente es que no se asume como una tarea cultural.


Mientras que Petro ofrece un programa democrático que favorece al pueblo –así contenga medidas discutibles–, Hernández sólo agita la bandera de la anticorrupción, expresa consignas altisonantes y vacías, y alguna que otra consigna pseudoprogresista de última hora. Le preocupa que el país quede en manos de lo que decidan TikTok y el algoritmo, y no entiende cómo puedan dejarse pasar las denuncias de corrupción que han recaído siobre Hernández, cada vez más indignantes y contundentes. Y se pregunta si es posible ser presidente cuando solo se sabe del oficio de la construcción pero nada acerca de “derechos humanos, educación, seguridad social, historia, geografía, seguridad humana, cambio climático, transición energética, igualdad de género, derechos étnicos, hacienda pública, funcionamiento estatal, relaciones internacionales y difusión cultural”.


Y si bien ambas campañas hablan de poner en marcha el Acuerdo de Paz, Laura Restrepo recuerda que Hernández votó por el no en el plebiscito de 2016.
Más allá de qué opinen unos y otros al respecto de lo que le conviene al país, lo que sí resulta muy sano para la democracia es que estas reflexiones reposadas y argumentadas tengan eco en los medios de comunicación y enriquezcan el debate. Estos escenarios de discusión les hacen mucha falta a las democracias, que cada vez se ven más arrolladas por el vértigo de la información que circula por las redes sociales y de medios de comunicación que van a la zaga de ellas en busca de likes y de clics.

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