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Antonio García, el hombre que maneja los hilos del ELN
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El máximo cabecilla del ELN lleva más de medio siglo en la estructura y se ha caracterizado por ser un obstáculo para alcanzar acuerdos de paz con el Gobierno nacional. Perfil.
Por: Javier Patiño C.

Nacido como Eliécer Erlington Chamorro Acosta en Mocoa, Putumayo, adoptó el alias de Antonio García a los 18 años, cuando ingresó a la clandestinidad y se unió al Ejército de Liberación Nacional (ELN). Su familia, compuesta por sus padres y tres hermanos, se radicó en Bucaramanga, Santander, donde cursó estudios en el colegio Santander, ubicado en la calle novena del barrio San Alonso. Esta institución es vecina de la Universidad Industrial de Santander (UIS), donde la agitación política de los años setenta encendió en él la chispa revolucionaria que lo llevó a la lucha armada.
A comienzos de los años ochenta, García ingresó al Comando Central del ELN. Su nombre cobró notoriedad por liderar secuestros extorsivos, como el de cuatro ingenieros alemanes que trabajaban en la construcción del oleoducto Caño Limón-Coveñas, liberados tras el pago de 2 millones de dólares.
Durante más de una década, las autoridades documentaron múltiples denuncias de extorsión y secuestros, además de masacres como la ocurrida en Machuca en 1998. En este episodio, el ELN atacó un oleoducto en Segovia, Antioquia, con el objetivo de afectar a las autodefensas, pero provocó la muerte de 80 personas.
Otro episodio emblemático de su historial delictivo fue el secuestro del vuelo 946 de Avianca en abril de 1999. La aeronave, que cubría la ruta Bucaramanga-Bogotá, fue desviada por hombres bajo su mando y aterrizada en la selva, donde 41 pasajeros fueron secuestrados. Las víctimas fueron liberadas en noviembre del mismo año tras el pago de un millonario rescate.
En 2016, alias Antonio García volvió a estar en el foco de la opinión pública al ser designado facilitador en las negociaciones entre el ELN y el gobierno de Juan Manuel Santos. Sin embargo, los diálogos no tuvieron avances significativos.
El 24 de mayo de 2021, tras la renuncia de Nicolás Rodríguez Bautista, alias Gabino, García fue nombrado primer comandante del ELN. Bajo su línea de mando se encuentran Pablo Beltrán y Pablo Marín como segundo y tercer comandante, respectivamente.

Poder revolucionario
Exintegrantes de la organización lo describen como un guerrillero contradictorio: pasa varias horas al día escribiendo poesía en hojas sueltas y redactando columnas de opinión en un moderno computador, donde expresa sus ideas revolucionarias.
Los combatientes bajo su mando lo describen como un hombre solitario y poco tolerante a la contradicción. Su amistad con Pablo Beltrán se remonta a sus años universitarios, cuando ambos estudiaban ingeniería eléctrica. Beltrán es considerado su "polo a tierra" en momentos de ira.
Durante los gobiernos de los presidentes Andrés Pastrana, Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos e Iván Duque, García fue un obstáculo constante en las negociaciones de paz, en especial para lograr ceses al fuego y la entrega de armas.

Piedra en el zapato
En julio de 2024, su liderazgo en la organización fue ratificado en el VI Congreso del ELN, lo que evidenció la dificultad de alcanzar acuerdos de paz.
Desde entonces, a través de su cuenta en la red social X y su columna en la revista del ELN, ha cuestionado las negociaciones con el Gobierno de Gustavo Petro, expresando posturas radicales y amenazando con levantarse de manera definitiva de la mesa de diálogo.
Para obstaculizar los acercamientos, ha ordenado paros armados y declarado la guerra al frente 33 de las disidencias de las Farc en el Catatumbo. Este conflicto ha provocado el desplazamiento de más de 52.000 habitantes y la muerte de más de 100 personas.
