Las morgues y los refugios humanitarios están colapsados por la crisis en el Catatumbo

Crédito: Javier Patiño /Cambio

21 Enero 2025 07:01 pm

Las morgues y los refugios humanitarios están colapsados por la crisis en el Catatumbo

Miles de familias continúan desplazándose hacia las zonas urbanas de la región del Catatumbo, huyendo del fuego cruzado. CAMBIO conversó con desplazados que llegaron a Cúcuta, con firmantes del acuerdo de paz que sienten miedo y con las autoridades que revelan que la crisis es de tal magnitud, que hay alerta en las morgues.

Por: Javier Patiño C.

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La población civil sigue siendo la principal víctima en los municipios del Catatumbo, atrapada en una confrontación entre el ELN y las disidencias de las Farc. La lucha por el control de más de 5.000 hectáreas de cultivos de coca y la expulsión de facciones rivales ha desatado una ola de violencia sin precedentes.

Más de ochenta personas han muerto y, según datos de la Defensoría del Pueblo y la Alcaldía de Cúcuta, ya hay más de 20.000 desplazados. Familias enteras han abandonado sus hogares con apenas lo esencial, dejando atrás sus animales, cultivos y amigos que aún permanecen en la zona de conflicto.

Ante esta crisis, las Fuerzas Militares han desplegado una operación especial para auxiliar a los civiles. Muchos de ellos fueron expulsados por los grupos armados y ahora claman por protección frente a los combates.

Los pobladores, que se ocultan entre la maleza para evitar ser detectados por los grupos ilegales, denuncian el deterioro de la situación. "El ELN ha elegido el camino de la guerra y ha olvidado que sus propios vecinos están muriendo en el fuego cruzado", afirma un campesino de la región.

La emergencia ha generado una ola de solidaridad entre los habitantes. En un acto de altruismo, sesenta taxistas de Cúcuta destinaron parte de sus ganancias para abastecer sus vehículos y trasladar familias hasta el municipio de Tibú, ayudándolas a escapar de la violencia.

Uno de ellos, Richard, colocó una bandera blanca en su taxi y transportó a una joven madre con sus tres hijos. "Todo quedó allá. Nuestro futuro está en manos de mi esposo, que prefirió quedarse para evitar robos, aunque eso implique arriesgar su vida", cuenta la mujer.

Cientos de familias atrapadas

Otro joven desplazado, cargando sus escasas pertenencias en un costal, expresa su frustración: "El Gobierno siempre llega tarde a solucionar los problemas. Lo que necesitamos es una mayor presencia del Estado no solo militarmente, sino con instituciones que realmente enfrenten el problema".

Para Sandra, una campesina que logró sacar parte de su cosecha para venderla en Cúcuta, la solución no está únicamente en el uso de la fuerza. "El Gobierno debe enfrentar la problemática de manera integral, con escuelas, centros de salud y apoyo real a los pobladores".

Actualmente, catorce poblaciones permanecen confinadas, y cientos de familias están atrapadas en sus casas, temerosas de que los grupos armados irrumpan en busca de reclutas o enemigos. Comunidades indígenas y habitantes de municipios como Teorama, El Tarra, San Calixto, Convención y Tibú son los más afectados.

"Los refugios humanitarios ya no dan abasto, y muchas personas ajenas a la crisis están aprovechando la emergencia", advierte un funcionario de la Alcaldía de Cúcuta.

militares
Cortesía: Ejército Nacional

La súplica de los excombatientes

La situación es aún más grave para los firmantes del acuerdo de paz. Cerca de 620 hombres y mujeres que depusieron las armas para construir una nueva vida han tenido que huir nuevamente. Más de diez han sido asesinados, mientras otros permanecen escondidos.

CAMBIO habló con Pedro, un excombatiente. En su cuerpo están visibles las marcas de la guerra. Perdió la movilidad en una pierna por un disparo en combate y una cicatriz por un explosivo le atraviesa el rostro. Con tristeza, relata la difícil situación de sus antiguos compañeros de armas.

"Es una pesadilla. El ELN dice que derrotó a las disidencias, pero ellos aseguran que solo se están reagrupando para contraatacar. Esto no se resolverá en una semana ni en un mes. Es un conflicto que va para largo", dice.

Pedro ha dedicado sus esfuerzos a ayudar a los firmantes y sus familias que llegan sin nada. "Vienen con lo que tienen puesto. Algunos han perdido hasta sus documentos. Solo traen un pantalón y una camisa".

Entre lágrimas, cuenta que algunos excombatientes envían videos pidiendo ayuda. "Nos mandan coordenadas desde el monte, rogando para que los saquen de allí".

Pedro, quien pasó 14 años en la guerrilla de las Farc, sabe que ahora son un objetivo militar del ELN. "Nos están cazando y nadie estaba preparado para esta persecución. No nos metan a todos en el mismo saco. El 70 u 80 por ciento de los firmantes seguimos apostando por la paz, pero nos están matando", lamenta.

Según él, el Estado los ha abandonado. "No tenemos seguridad, justicia ni estabilidad económica. No se trata solo del dinero que nos entregan. No podemos trabajar porque seguimos cargando el estigma de la guerra".

Crisis en las morgues

La crisis humanitaria ha desbordado la capacidad de las morgues. En Cúcuta, el hospital Erasmo Meoz, diseñado para albergar 13 cuerpos, ya sobrepasó los 20, mientras que en Ocaña, donde solo caben 15, han llegado más de 30 cadáveres en los últimos dos días.

"El servicio forense está colapsado porque no estábamos preparados para una confrontación de esta magnitud", afirma un empleado de la morgue.

La guerra en el Catatumbo no da tregua, y la población civil sigue siendo la más afectada. Mientras el conflicto persista, miles de personas seguirán huyendo, buscando un refugio que parece cada vez más lejano.
 

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