El ELN cumple 60 años y sigue aferrado a los fusiles

Crédito: Colprensa

3 Julio 2024 03:07 pm

El ELN cumple 60 años y sigue aferrado a los fusiles

Esta guerrilla, que acaba de realizar su VI Congreso en el que ratificó a su vieja comandancia, insiste que el proceso de negociación con el presidente Petro está en crisis, pero, eso sí, defiende la idea de una constituyente.

Por: Redacción Cambio

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Este 4 de julio, la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional, ELN, cumple 60 años de existencia. Ha corrido mucha agua bajo el puente desde su fecha de nacimiento y su primer ataque armado, el 7 de enero de 1965, en la entonces lejana Simacota, Santander. Con la llama encendida de la revolución cubana, los combatientes liderados por Fabio Vásquez creían posible un triunfo similar que nunca llegó. 

Hoy siguen siendo un actor armado de una Colombia que no encuentra el camino para superar todas las violencias. Actualmente, el ELN tiene entre 4.600 y 5.000 integrantes, según la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, aunque el Ministerio de Defensa calcula que cuenta con 6.158 integrantes.

El ELN es la última de las organizaciones surgidas en los años sesenta que decidieron el camino de la acción política con armas para agenciar sus propósitos políticos, está en una mesa con el gobierno del presidente Gustavo Petro y surgen varios interrogantes sobre las posibilidades de lograr un acuerdo en el tiempo que le queda a este gobierno.

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El poder del ELN: secuestros, narcotráfico y presencia en Venezuela

Hablar de una organización que llega a las seis décadas muestra también a un Estado que con múltiples recursos y mayor legitimidad que no ha sido capaz de derrotarla. Allí sigue el ELN, como una organización nacional, con presencia permanente en más de 200 municipios del país y con capacidad para seguir siendo un factor de perturbación y de cogobierno sobre importantes territorios, a la escala que puede serlo: en algunas zonas son tremendamente marginales y en otras, verdaderos poderes que determinan muchos de los aspectos de la vida política, económica y social, por el ejemplo, en Catatumbo y Arauca están lejos de la marginalidad.

 

Estas zonas están marcadas en el último informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito como dos en donde más se concentran partes de las 204.000 hectáreas sembradas de coca que tiene el país. Es natural porque atrás quedaron los ideales del padre Camilo Torres Restrepo y hoy el narcotráfico es una de las mayores fuentes de financiación del ELN.

La otra es el secuestro. El ELN ha sido responsable de más de 9.500 secuestros entre 1990 y 2018, según el informe final de la Comisión de la Verdad.

Cuando se habla del ELN, se habla de un enigma, muchas son las cosas que no se sabe, se especula sobre sus capacidades, sus dirigentes, su presencia en Venezuela o sus intereses reales, para unos son una banda de fanáticos intratables y para otros una organización que mantiene su carácter político, de organización con ideales y principios de acción, con quienes es posible llegar a un acuerdo de paz.

InSight Crime, un reputado centro de pensamiento, dice que mientras en Colombia la guerrilla del ELN actúa como un grupo rebelde, en Venezuela es una fuerza con características de paramilitarismo.

“El ELN ejerce un alto nivel de control social en sus zonas de operación. Actúa como un poder estatal de facto en sus bastiones en Táchira, Apure y Amazonas, administrando justicia, imponiendo toques de queda y castigando a quienes violan sus normas. El grupo también tiene una influencia significativa ante las autoridades políticas locales. En algunas regiones, incluso se ha observado a sus miembros distribuyendo las cajas de alimentos subsidiadas del programa gubernamental conocido como Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), utilizando esto como una forma de propaganda para influir en la población civil”, dice en un informe titulado “El ELN en Venezuela”.

¿Habrá paz con el ELN? 

El presidente Petro dijo en campaña que en un gobierno que él presidiera, haría un acuerdo de paz con el ELN, en tres meses, sin duda una ligereza que sus críticos le cobran de cuando en cuando. Aunque no fue posible una negociación express, es cierto que durante el gobierno del presidente Petro es cuando más se ha avanzado con el ELN.

En efecto, se tiene un cese bilateral de fuego que cumplirá el 3 de agosto un año, el cual ha disminuido casi a cero los muertos de lado y lado, un logro sin duda muy importante, y se ha firmado el primer punto de la agenda, que hace referencia a la participación de la sociedad y se espera un proceso de deliberación a lo largo y ancho del país, que lleve al desarrollo de los puntos dos, sobre democracia para la paz, y tres, que está enunciado como transformaciones para la paz. Estos puntos son los pilares centrales de un eventual acuerdo y gobierno y el ELN, han pactado que estas deliberaciones y concertaciones deben ir hasta mayo de 2025.

El presidente Petro, según varias fuentes consultadas, se siente molesto con el ELN, considera que ellos no valoran su compromiso transformador y en lugar de apoyar una gestión de gobierno y sumarse de manera ágil a una dinámica de cambio sin armas, persisten en su desconfianza y critican los alcances de la acción del Gobierno.

El Gobierno va arribando a la mitad de su periodo y la mesa gobierno ELN pasa por momentos difíciles, hay críticas del ELN a supuestos incumplimientos por parte del gobierno y el tema del Frente Comuneros del Sur, una estructura en disidencia a la dirección del ELN, es un tema aun sin resolver y que sigue generando fuertes tensiones en la mesa de diálogos y negociaciones.

El ELN arriba a sus seis décadas, acaba de realizar su VI Congreso y los mensajes que envió en su declaración final es que no tiene afán en recorrer el camino de la concertación política y que sus críticas al sistema político que rige en Colombia se mantienen muy en alto y que el maximalismo, combinado con una enorme desconfianza de los poderes políticos y económicos está al orden del día, incluido allí el gobierno del presidente Petro.

Un ELN que llega a las seis décadas y que sigue siendo un factor de permanencia en la vida colombiana, reta no solo al gobierno del presidente Petro, igualmente a quienes pretenden cerrar este viejo alzamiento armado, unos apostando por transformaciones y acuerdos negociados y otros con la fórmula de fuerza y aniquilamiento, desconociendo seis décadas de intentos por eliminarlos sin resultados definitivos satisfactorios.

Hay una mesa para construir un acuerdo, un compromiso de dinamizar una participación para construir transformaciones y unas dificultades a superar, veremos hasta donde se avanza durante el gobierno del presidente Petro y cómo sigue esta historia con una organización que ha dado muestras de ser capaz de permanecer vigente.

Una guerrilla que al realizar su VI Conferencia no habló del secuestro, dijo que el proceso estaba en crisis, pero, eso sí, se mostró encantada con una constituyente, mientras que ratificó a sus viejos comandantes y no dio señales de querer entregar las armas. 

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Eso explica la decepción mostrada por Carlos Arturo Velandia, quien, en sus años de comandante del Ejército de Liberación Nacional, ELN, se hacía llamar Felipe Torres: la conferencia muestra que este grupo se “anquilosó” en mando de una cúpula marcada por la “gerontocracia”, sentenció.
 

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