Crédito: Pablo David- Cambio
La montaña rusa del Gobierno de Petro en su camino por alcanzar la paz total
- Noticia relacionada:
- Eln
- Disidencias de las FARC
- Clan del Golfo
- Conflicto Armado
- Gustavo Petro
Un informe realizado por el centro de pensamiento Colombia Risk Analysis, con motivo de los dos años del Gobierno del presidente Gustavo Petro, muestra que los esfuerzos por lograr acuerdos con los grupos ilegales se han quedado cortos y que el objetivo de lograr la paz total cada vez es más distante.
Por: Javier Patiño C.
La firma Colombia Risk Analysis realizó un informe sobre el proyecto de paz total, una de las prioridades del presidente Gustavo Petro, en el que se comprometió a lograr acuerdos de paz con las organizaciones ilegales que delinquen en el país. CAMBIO publica los resultados de ese informe.
“A pesar de algunos éxitos iniciales, los ceses al fuego bilaterales han fortalecido a los grupos insurgentes, lo que ha llevado a ataques contra unidades militares y daños a las poblaciones rurales y urbanas. La estrategia de centrarse en el alto al fuego sin presión militar ha debilitado la posición del Gobierno, permitiendo a los grupos armados ampliar su control”, enfatiza el informe.
El informe detalla que la violencia ha aumentado en lugares como Cauca, con incrementos en las masacres, extorsiones, desplazamientos forzados. “El Gobierno se enfrenta a problemas de credibilidad debido al incumplimiento de los compromisos de los acuerdos de paz de 2016, la violencia incesante contra los firmantes de paz y la implementación inadecuada de los programas prometidos”.
Un paso adelante y tres para atrás
En opinión de Colombia Risk Analysis, en los dos años que le quedan a la administración del presidente Petro, las iniciativas por alcanzar una paz estable y duradera no se podrán lograr, pero sí un fortalecimiento de las organizaciones ilegales.
“Las iniciativas de paz en curso permanecerán estancadas, lo que conducirá a una pérdida de tiempo y recursos, mientras que los grupos armados se consolidan y ganan fuerza anticipándose al encuentro con el sucesor de Petro”, afirma el centro de pensamiento.
Un reto que, para la organización, requiere de un cambio de estrategia en la que el Gobierno deberá equilibrar las negociaciones con el uso legítimo de la fuerza, establecer plazos claros, mantener el apoyo internacional y cumplir los acuerdos anteriores.
“Sin estos ajustes, el logro de una paz duradera seguirá siendo incierto. No habrá paz total durante los próximos dos años, debido a que las tácticas de negociación de Petro y la deficiente aplicación de los acuerdos anteriores continuarán erosionando la seguridad en las zonas rurales”, enfatiza el documento.
La bandera de la paz
A un año que comience la carrera presidencial, afirma Colombia Risk Analysis, la paz y seguridad se convertirá en una pieza central en la campaña electoral de 2026, ya que ha influido en décadas de votaciones y ha afectado tanto a la política interior como a la exterior del país.
“En 2016, el histórico acuerdo de paz de Colombia con las FARC pretendía poner fin a décadas de conflicto y fomentar unas relaciones estables con los ex miembros de grupos armados , pero su aplicación ha sido lenta y ha estado plagada de dificultades, como por ejemplo, las reacciones negativas por su percepción de que la paz y la seguridad son una prioridad, la indulgencia, los problemas presupuestarios y los cambios en los enfoques administrativos de Santos, Duque y, ahora, Petro”, afirma el informe.
Para el centro de pensamiento, el presidente Petro heredó los esfuerzos de paz tras cuatro años de acciones agresivas por parte del expresidente Iván Duque, una figura que se opuso firmemente a cualquier negociación con los grupos armados y esgrimió la fuerza militar como su principal acción política para hacer frente a estas milicias.
Como un camino que llevara a replantear el acuerdo firmado, el primer mandatario propuso el plan de la paz total, mediante la reanudación de las negociaciones y reformas sociales inclusivas.
En opinión de los investigadores, esta línea de acción, aprobada por el Congreso en 2022 y con billones de pesos destinados a los esfuerzos de paz, se ha encontrado con importantes problemas en su implementación, incluyendo lentitud en los avances, carencias presupuestarias y estrategias administrativas inconsistentes que probablemente seguirán afectando a la administración Petro.
“Bajo el mando del presidente, las Fuerzas Militares en Colombia han cambiado su enfoque hacia los grupos armados en todo el país, centrando sus esfuerzos en la protección de los civiles en lugar de enfrentarse o perseguir a las guerrillas; aunque este cambio tiene efectos positivos en la reducción del peligro para las comunidades y de los enfrentamientos violentos en todo el país”, afirman.
Las personas entrevistadas para el informe de los dos años de Gobierno expresaron que una de las principales preocupaciones que suscita el alto el fuego, es que permite a los grupos armados reunirse y organizarse aún más mientras el gobierno sigue ofreciendo concesiones con la esperanza de facilitar las negociaciones.
“Uno de los mayores contratiempos es que, debido a la combinación de las negociaciones de paz en curso y las concesiones del gobierno, los grupos armados pueden reagruparse, ganar territorio y ampliar sus efectivos. Para que la paz total tenga éxito, el gobierno debe equilibrarlas negociaciones con el uso legítimo de la fuerza, establecer plazos claros, mantener el apoyo internacional y cumplir los acuerdos anteriores. Sin estos ajustes, el logro de una paz duradera sigue siendo incierto”, dice el documento.
El diálogo difícil: Ejército de Liberación Nacional (ELN)
Para el centro de pensamiento, el Gobierno priorizó todos los esfuerzos de lograr un acuerdo más que con cualquier otro grupo armado. “Tras la disolución de las Farc, el ELN se ha convertido en uno de los grupos armados más fuertes y antiguos de Colombia”.
“A medida que avanzan las negociaciones y Petro entra en la segunda mitad de su presidencia, es cada vez más difícil para la administración negociar con la dirección del grupo y, al mismo tiempo, apaciguar y negociar con las facciones. Además, el ELN se ha negado sistemáticamente a poner fin a actividades delictivas como los secuestros y la extorsión, lo que hace que las negociaciones sean mucho más difíciles; mientras tanto, el cese de hostilidades ha dado más respiro a los dirigentes del ELN, y la administración incluso ha considerado la posibilidad de ofrecer incentivos financieros para garantizar una paz duradera”, expresa el documento.
Un diagnóstico que se cumplió con el levantamiento del cese bilateral en la tarde de este lunes 5 de agosto, donde se ordenó la reactivación de operaciones militares contra la estructura criminal.
El nuevo jugador: Clan del Golfo
En el consenso de las personas que participaron en la investigación, las negociaciones que se realizaron con el ELN le dieron más espacio al Clan del Golfo para crecer y actuar bajo un escrutinio gubernamental significativamente reducido.
“Durante la mayor parte del mandato de Petro, el gobierno y el plan paz total han excluido al Clan del Golfo, optando por centrarse en los demás grupos armados y dando indirectamente al Clan del Golfo un mayor margen de maniobra para actuar”.
En marzo de 2024, el presidente invitó públicamente al Clan del Golfo a la mesa de negociaciones bajo las condiciones de que el grupo se retirara del tráfico humano de migrantes, abandonara el narcotráfico y dejara de gravar a las empresas locales; en respuesta, el grupo aceptó la invitación del presidente en sus redes sociales.
Luego de varios meses de acercamiento se espera avances en lograr el sometimiento a la justicia de los integrantes del grupo ilegal.
Estado Mayor Central (EMC): sin acuerdos
De acuerdo al balance de los dos años de Gobierno, los esfuerzos con los líderes del Estado Mayor Central (EMC) han sido particularmente difíciles, ya que ni el gobierno ni los líderes del grupo pueden ponerse de acuerdo sobre las condiciones del alto el fuego, lo que da lugar a niveles fluctuantes de violencia por parte del EMC.
“A principios de año, el presidente Petro pidió la captura del líder del EMC, Iván Mordisco, tras el fracaso de las negociaciones a raíz de un incidente en el que el grupo armado atacó a una comunidad indígena y mató a tres de sus líderes. En julio, la administración revocó las órdenes de alto el fuego debido a la continua violencia, aunque algunas zonas del país seguirán bajo órdenes de alto el fuego durante los próximos meses”, afirma el informe.
Segunda Marquetalia: una victoria
El centro de pensamiento resalta qué con la Segunda Marquetalia el gobierno de Petro anunció que con los cabecillas del grupo ilegal se acordó un alto el fuego unilateral, devolver rehenes y reducir la violencia. A cambio, el gobierno trabajaría en un acuerdo de desescalamiento a largo plazo entre las dos partes.
“Esta ha sido una victoria relativamente importante para el gobierno de Petro, aunque todavía es importante analizar la duración de este acuerdo y los efectos duraderos en los próximos dos años. No obstante, la creación del grupo armado crea dificultades, ya que contradice el acuerdo de paz original y plantea interrogantes sobre cómo gestionar el liderazgo”, destaca la investigación.
Futuro incierto
La investigación detalla que la paz y la seguridad en Colombia no experimentarán mejoras significativas en lo que queda de la presidencia de Petro, ni siquiera después. “Los esfuerzos de la administración a través del plan de paz total seguirán teniendo éxitos marginales y una cadena continua de ceses al fuego temporales, pero el estancamiento en las soluciones permanentes permitirá que estos grupos armados sigan reagrupándose en preparación para el sucesor de Petro”.
La continuación de estos problemas en todo el país mantendrá el statu quo en términos de seguridad, dejando al pueblo colombiano en la incertidumbre sobre el futuro de la paz en los próximos años; además, las recientes declaraciones de Petro ante las Naciones Unidas sobre los éxitos y las deficiencias de los acuerdos de paz seguirán inspirando una sensación de inseguridad.