
Actualmente, la región del Catatumbo es donde más se presentan casos de reclutamiento de menores de edad.
Crédito: Colprensa
“El 60 por ciento de los guerrilleros son menores”: testimonio de un desmovilizado del ELN
CAMBIO habló con un desmovilizado del Frente Nororiental, quien relató los duros días que vivió patrullando en el monte, y en especial, la orden de atraer a menores de edad para ingresar a las filas de esta estructura ilegal.
Por: Javier Patiño C.

Hacia mediodía, José recibió una llamada telefónica de su tía, que al otro lado de la línea le dijo: "Su mamá está muy enferma. Pida permiso urgente". Era el lunes 22 de marzo de 2022 y el joven prestaba su servicio militar en la garita del Grupo de Caballería Mecanizado No. 5 General Hermógenes Maza, al oriente de Cúcuta.
Tras tres horas en su puesto, y en cuanto llegó su relevo, José corrió a buscar a su superior para solicitar el permiso. La respuesta fue tajante: por encontrarse en acuartelamiento de primer grado, nadie podía abandonar las instalaciones militares. Sin pensarlo mucho, José tomó una drástica decisión: escapar.
Planeó la fuga, convenció al comandante de que le permitiera salir a una tienda cercana, tomó dos prendas del alojamiento y salió en un mototaxi que lo esperaba afuera.
Pasó más de dos meses escondido. Tras visitar a su madre y confirmar ella se hallaba bien, intentó regresar al batallón en Cúcuta, consciente de que sería sancionado con prisión.
Pero la vida le tenía otro destino. Cuando estaba en el parque principal de Sardinata, dos hombres en motocicleta se le acercaron. Al principio pensó que eran de contrainteligencia del Ejército, pero resultaron ser integrantes del ELN. Ese día, lo reclutaron por la fuerza.
El caso de José no es aislado. Es parte de la estrategia sistemática del Frente Nororiental del ELN, que recluta niños, niñas y adolescentes para contrarrestar el avance de las disidencias de las Farc y las operaciones de la fuerza pública.
Una realidad que fue confirmada por Scott Campbell, representante en Colombia del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos: “me alarma cada vez más la tendencia creciente del reclutamiento de niñas, niños y adolescentes en Colombia. Me conmovieron profundamente los testimonios en el Catatumbo sobre el uso de redes sociales como TikTok y Facebook para reclutar, engañar y persuadir a los más vulnerables para que se unan a la guerra, comprometiendo a una futura generación de colombianos y prolongando la crueldad del conflicto armado”.
En lo que va de 2025, la Oficina de la ONU ha verificado en el Catatumbo el reclutamiento y utilización de 36 menores de edad, el 23 por ciento de ellos migrantes. De otras fuentes, se estima que los casos podrían superar los 70 este año.
“El reclutamiento forzado de menores de edad es un crimen perpetrado por grupos armados no estatales. Condenamos este crimen y urgimos a que estos grupos se abstengan de reclutar y liberen a quienes estén en su poder. Las plataformas de redes sociales facilitan este reclutamiento. Llamamos también al Estado a cumplir su deber de protección y prevención”, insistió Campbell.
CAMBIO habló con José, quien logró escapar del ELN. Su testimonio revela el alcance del reclutamiento forzado y la participación de menores en las estructuras armadas ilegales.
“Me tocó entrenar a niños para la guerra”: el testimonio de José
CAMBIO: ¿Cómo era su vida dentro del Frente Nororiental del ELN?
José: Era muy dura. Recibíamos órdenes y teníamos que cumplirlas sin cuestionar. Nos ordenaban cobrar el impuesto por el gramaje de coca, extorsionar a finqueros y patrullar todo el día, sin importar el clima. Viví así durante dos años y medio.
CAMBIO: ¿Cómo ingresó al grupo? ¿Era menor de edad?
José: No, yo tenía 19 años. Me reclutaron a la fuerza en Sardinata. Me abordaron dos hombres en moto. Uno se bajó, me obligó a subir y me llevaron a Las Mercedes. Me entregaron a un mando llamado "Metra". Allí, durante un mes, compré matas de coca que luego eran llevadas a Venezuela para procesarlas en laboratorios.
CAMBIO: ¿Podía comunicarse con su familia?
José: No. No podía hablar con nadie. Luego me trasladaron a la vereda Las Versalles, donde alias El Guajiro me puso a trabajar desde las seis de la mañana hasta las cuatro de la tarde en el cultivo de coca. Solo teníamos diez minutos para tomar agua y una hora para almorzar.
CAMBIO: ¿Recibió entrenamiento militar?
José: Sí. Me enviaron a la zona de Pachely con alias Caballo de Guerra, quien me llevó a la escuela del ELN. Me entrenaron durante tres meses en explosivos y francotirador. Tenía que escoger una especialidad: quienes no lo hacían podían terminar fusilados.
CAMBIO: ¿Cómo lo trataban en comparación con los demás?
José: A mí me tenían aparte porque fui reclutado. Los otros 20 muchachos ingresaron voluntariamente. Ellos recibían un trato especial. Yo logré destacarme y me volvieron muy cotizado dentro de la organización.
CAMBIO: ¿Participó en combates?
José: Sí. Después de un año tuve varios enfrentamientos con disidencias de las Farc. En uno resulté herido en una pierna. Me llevaron al campamento hospital del ELN en Las Mercedes, donde me reencontré con un hermano por parte de padre, quien también era guerrillero. Me recomendó escapar, pero no le creí.
CAMBIO: ¿Qué sanciones recibió cuando intentó escapar?
José: Tuve que trabajar gratis en las fincas: raspar coca, sembrar yuca y plátano, sin descanso, a pleno sol y sin agua.
CAMBIO: ¿Tenía menores bajo su mando?
José: Sí. Tuve 12 menores: siete mujeres y cinco hombres. La mayoría eran de Versalles y Pachely. Me los asignaron cuando me ascendieron a mando de escuadra. Yo los entrenaba: cómo desplazarse, pasar por obstáculos, rastrear, usar granadas inertes. Algunos aprendieron manejo de explosivos y francotirador.
CAMBIO: ¿Dónde eran entrenados antes de llegar a usted?
José: En la vereda La India, zona rural de La Gabarra. Allí está la escuela del ELN, donde reciben entrenamiento especializado en explosivos C4, mortero, MGL, francotirador y más.
La crueldad del reclutamiento
CAMBIO: ¿Cómo es el proceso de reclutamiento en Catatumbo?
José: Muchos llegan por voluntad propia. Nos ven patrullando y preguntan cómo ingresar. Yo les decía que no habría sueldo y que mejor siguieran estudiando. Pero la mayoría quería escapar del maltrato en sus casas. Los que demostraban ser buenos, los ponían al frente para pelear.
CAMBIO: ¿Cree que el reclutamiento de menores va a parar?
José: No. El ELN quiere crecer. Y para eso usa a menores con problemas familiares. En este momento, de los más de 650 guerrilleros en el Catatumbo, más de 300 son menores, en su mayoría mujeres. Ellas hacen labores de inteligencia o son compañeras sentimentales de cabecillas.
CAMBIO: ¿Cómo logró desertar?
José: A comienzos de mayo me cansé de no poder hablar con mi familia. Le robé la moto a un campesino borracho y escapé a Sardinata. Allí contacté a un abogado, verifiqué que no tenía antecedentes, y luego me entregué en el CAI del barrio Antonia Santos en Cúcuta. Un teniente me llevó hasta la brigada para iniciar mi proceso de desmovilización.
CAMBIO: ¿Hacia dónde cree que va esta guerra?
José: La guerrilla seguirá creciendo. La orden es reclutar a quien sea, incluso adultos, pero sobre todo menores entre 14 y 17 años.
