Una lucha sin descanso: la esposa de un suboficial desaparecido hace más de 30 años

La historia de Olga Esperanza Rojas es la que han vivido miles de familias en el país que tienen a familiares desaparecidos por parte de la guerrilla, de los cuales no tiene ninguna noticia.

Crédito: Ejército Nacional

29 Mayo 2025 04:05 pm

Una lucha sin descanso: la esposa de un suboficial desaparecido hace más de 30 años

El sargento segundo del Ejército Nacional José Vicente Rojas Rincón fue detenido por las extintas Farc en un retén ilegal en 1992, mientras regresaba de un permiso en la vía entre Mutatá y Carepa, en el Urabá antioqueño. Desde entonces, su esposa, Olga Esperanza Rojas, se ha dedicado a buscarlo.

Por: Javier Patiño C.

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La mirada de Olga Esperanza se pierde al observar con nostalgia el álbum de fotos que guarda como un tesoro. Allí están las imágenes que resumen su vida con José Vicente: los años de noviazgo, el nacimiento de sus hijos y los logros de su esposo en su carrera militar. Cada fotografía representa un recuerdo imborrable.

Con la voz entrecortada, recuerda: “José Vicente siempre se comunicaba con nosotros. Mandaba radiogramas con mensajes llenos de amor para mí y nuestros hijos, Maiden y Emerson. Era un excelente padre, un cocinero amoroso, un esposo que no dejaba de mostrarnos su felicidad”.

Los ojos de Olga se llenan de lágrimas al recordar la llamada que recibió ese día: le anunciaron que su esposo había sido retenido por la guerrilla. Buscando consuelo, tomó a sus dos pequeños hijos y fue a la iglesia. “Me fui muy desolada. Era mi refugio. Empecé a preguntarme si lo estarían tratando bien, si lo soltarían rápido”, cuenta.

Sin embargo, la incertidumbre pronto se transformó en una misión. Acudió a múltiples entidades, interpuso denuncias y emprendió una búsqueda que, más de tres décadas después, aún no ha terminado.

Los días pasaban sin noticias, y la desesperación la llevó a pensar en acabar con su vida. “Pero pensaba en mis hijos. Ellos me dieron la fuerza para seguir adelante”, afirma.

Durante su búsqueda, Olga tocó muchas puertas y descubrió una dura realidad: alguien había delatado a su esposo, revelando a la guerrilla que él viajaba en el bus donde fue capturado.

Con algunos ahorros, emprendió un viaje en busca de una prueba de vida. En uno de esos desplazamientos, también fue víctima de la violencia. “La guerrilla nos detuvo. Me golpearon por no llevar documentos. Estuvimos retenidos cinco horas. Vi de cerca cómo las Farc maltrataban a las mujeres. Me amenazaron: que si me volvían a ver, me iban a picar”, relata con dolor.

olga esperanza
Durante 30 años, Olga Esperanza Rojas no ha descansado en la búsqueda de su esposo

Durante ese encuentro, fue testigo de la tortura a un uniformado capturado. “Pensé que eso mismo le podían estar haciendo a José Vicente. Alias Karina comandaba ese grupo”, dice.

Esa experiencia la marcó para siempre. “Desde ahí comenzaron las amenazas -cuenta-. Me tocó salir de Urabá, dejar nuestra casa, nuestros sueños. Sentí que el alma se me partía. Le había prometido a José Vicente que nunca lo abandonaría. Incluso un puente destruido por la guerrilla parecía impedirnos salir, pero con ayuda de un familiar logramos llegar a Bogotá”.

Recuerda con tristeza su llegada a la capital: “Todo se pierde. Uno llega a un lugar donde nadie lo conoce, nadie le abre la puerta ni brinda ayuda. Pero Dios me dio sabiduría para soportar esos momentos”.

Con el tiempo, el dolor se transformó en propósito. “José Vicente fue el inicio de mi misión. Entendí que Dios me había encomendado esta tarea: ayudar a otras familias. Detrás de él hay muchas madres, hermanos, padres e hijos buscando a sus seres queridos. También hay civiles desaparecidos dentro de la fuerza pública”.

La unión hace la fuerza

La búsqueda se convirtió también en la causa de sus hijos. Maiden apenas tenía 5 años cuando su padre fue secuestrado. “No tengo recuerdos vivos de él. Solo fotos y lo que me cuentan. Me cuesta decir ‘papá’, porque no lo viví”, dice hoy.

De su padre conserva anécdotas contadas por conocidos. “Dicen que era muy gracioso, que le gustaba meterme en una maleta como si fuera una muñeca y me llevaba por todos lados”, evoca.

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Maiden lee un cuaderno que dejó su padre con poemas para su esposa e hijos

Años después, Maiden encontró una libreta en un baúl familiar, donde su padre había escrito sus pensamientos. “Para mí, él es símbolo de esperanza. Me da fuerza para seguir”.

Olga también revive los detalles cotidianos de su relación, como si aún estuvieran enamorados. “Me trataba como una reina. Me decía que no cocinara, que mejor pagáramos para eso. Él cocinaba pescado mientras yo iba a misa”.

Después de más de 30 años, ni ella ni su familia han dejado de buscar. “Las familias somos las que luchamos. Somos las que quedamos con el dolor. Para nosotros, el silencio no existe. El silencio es impunidad”.

militares desaparecidos

Una lucha sin fin

En la Semana Internacional del Detenido Desaparecido, la historia del sargento segundo José Vicente Rojas Rincón sigue siendo símbolo de entrega a la patria y a su familia.

Según la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas y el Ejército Nacional, 5.032 militares han sido reconocidos como víctimas del delito de desaparición forzada en el marco del conflicto armado. De estos, 112 eran uniformados en servicio activo: 78 soldados, 22 suboficiales, 2 oficiales, 5 agentes de inteligencia y 5 conductores.

Los departamentos con más casos de desapariciones en el Ejército son Antioquia, Caquetá, Putumayo, Santander, Meta y Chocó.

Actualmente, el Ejército coordina acciones con unidades militares y autoridades judiciales para activar mecanismos de búsqueda y brindar acompañamiento integral a las familias. Entre sus medidas se incluyen asesoría jurídica, gestión de haberes, apoyo psicosocial y participación en espacios de memoria.

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