Vista Hermosa, el polvorín del Meta que no ha conocido la paz
Crédito: Colprensa
Desde hace dos días, 300 campesinos mantienen retenidos a 30 militares al señalarlos de incumplir el cese bilateral. ¿Por qué es importante Vista Hermosa para las disidencias de las Farc?
Por: Redacción Cambio
Un pelotón de uniformados de la Fuerza de Tarea Omega realizaban sus labores de patrullaje en zona rural de Vista Hermosa, Meta, cuando fueron sorprendidos por cerca de 300 pobladores que hacen parte de una comunidad en la vereda Alto Caño Cafra.
Para profundizar
Los militares fueron retenidos por los pobladores, al denunciar que estaban incumpliendo la orden presidencial de no realizar operaciones en la zona.
En un comunicado, el Comando General de las Fuerzas Militares respondió que la unidad militar realizaba tareas de seguridad, que al verse rodeados no atacó a la población e hizo un llamado para que se levante el bloqueo y permita que los uniformados puedan seguir desarrollando su misión constitucional.
Delegados de la Gobernación del Meta, Personería Municipal y Defensoría del Pueblo fueron enviados para dialogar con las comunidades para que los dejaran libres.
Al parecer, la orden de retener a los uniformados fue dada por integrantes de las disidencias de las Farc, quienes habrían obligado a los pobladores a impedir el paso de los uniformados.
Estos hechos se han vuelto costumbre para los habitantes de Vista Hermosa. El pequeño municipio, creado el 29 de noviembre de 1969, cinco años después de la fundación de las Farc, se ha convertido desde el comienzo en una de sus zonas estratégicas, como también para los pueblos vecinos que hacen parte de las estribaciones de la Serranía de La Macarena.
Entre 1998 y 2002, este municipio formó parte, junto con La Macarena, La Uribe, Mesetas y San Vicente del Caguán, de la zona de despeje de 42.000 kilómetros cuadrados en la que el Gobierno del entonces presidente, Andrés Pastrana, negoció sin éxito con las FARC.
Esa ilusión volvió a aparecer para los cerca de 28.000 habitantes de la zona urbana y rural tras la firma del Acuerdo de Paz, firmado a finales de 2016 por el gobierno del presidente Santos con el secretariado de las Farc.
La expectativa de la paz, que para sus pobladores traería solución a los problemas sociales, con mejores vías para comunicar al perímetro urbano con las 85 veredas del municipio, salud, educación y en especial dejar atrás la guerra, se fue diluyendo con el paso de los años. Así resurgieron las disidencias de las Farc, al mando de alias Gentil Duarte, que volvió a copar la antigua zona del Bloque Oriental.
En los últimos seis años los pobladores han sido testigos del aumento de los cultivos de coca, la extorsión, el reclutamiento de menores y de la modalidad de obligar a la población civil a realizar asonadas contra la fuerza pública.
Según cifras del Ministerio de Defensa, en la Serranía de la Macarena han identificado la presencia de 600 integrantes del Frente séptimo disidencias de las Farc, al mando de alias Calarcá, que no han detenido sus negocios ilegales, a pesar de sus intenciones de apoyar el proyecto de la paz total.
Para el Gobernador del Meta, Juan Guillermo Zuluaga, la situación requiere de un mayor compromiso por parte del grupo ilegal para lograr la paz: “en el sur del departamento históricamente han presionado a los pobladores a hacer este tipo de cosas y esto es un secuestro. Los campesinos están siendo presionados por las disidencias para que el Ejército se salga de la zona y nosotros no queremos que salgan de allí, no queremos zonas vetadas”.