Del monte a la democracia y Escuchar ser escuchados: dos caminos de periodismo para la paz para permitirles a otros contar sus historias

Crédito: cortesía Del monte a la democracia

9 Junio 2024 03:06 pm

Del monte a la democracia y Escuchar ser escuchados: dos caminos de periodismo para la paz para permitirles a otros contar sus historias

Del monte a la democracia y Escuchar y ser escuchados son dos proyectos seleccionados en la convocatoria #PensarConOtros para construir ciudadanía y democracia en Colombia, que evidencian cómo habilitar espacios desde los territorios por medio de narraciones de las personas vinculadas o afectadas por el conflicto armado en Colombia.

Por: Natalia Romero Rosanía

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A través del trabajo de campo, dos grupos distintos de periodistas apuestan a la transformación de las narrativas, asumiendo la responsabilidad de los medios de comunicación, masivos y alternativos, en la construcción de paz en Colombia desde la perspectiva de la ciudadanía.

Periodismo para la paz como camino hacia la reconstrucción del tejido social

Del monte a la democracia: un recorrido transmedia por saberes e historias que tejen reconciliación es el nombre completo del proyecto seleccionado en 2021, en la categoría Narrativas que construyen democracia, de la convocatoria #PensarConOtros, de Grupo Sura. Este proyecto, que se ejecutó en 2022, fue el único presentado por un grupo de firmantes del Acuerdo de Paz en Colombia.

Alejandro Petión, firmante de paz y quien junto con la periodista Diana Martínez coordinó el proyecto Del monte a la democracia, afirma que “estamos contribuyendo a la construcción de la paz, en la medida en que cambiamos los estereotipos y borramos la estigmatización de los firmantes del Acuerdo de Paz y líderes sociales en los territorios. A través de la comunicación de sus saberes, iniciamos un camino de reconstrucción del tejido social. Este fue el principal logro de nuestro proyecto”.

Alejandro Petión- Firmante de paz
Alejandro Petión - coordinador del proyecto “Del monte a la democracia”.
Foto: cortesía Del monte a la democracia.

Sobre esta iniciativa así respondió la periodista Diana Martínez a CAMBIO:

¿Cuál es el objetivo de Del monte a la democracia?

Desde el principio tuvimos claro que queríamos compartir esos conocimientos que tienen los actores de la guerra en Colombia y que no tienen nada que ver con las dinámicas del conflicto. Nuestro propósito fue rescatar estos conocimientos y compartirlos con la sociedad, pues son personas que no sólo saben disparar un fusil, sino que tienen experiencia en otros temas que se pueden poner al servicio de la paz, como son: el liderazgo, la enfermería, las comunicaciones y el acompañamiento a las comunidades. 

Este fue un objetivo que definimos entre los firmantes de paz y un grupo de periodistas, con el fin de visibilizar una serie de historias de vida, generando desde el momento de su concepción un espacio para los diálogos improbables pues nos sentamos a hablar con personas con las que, antes del Acuerdo de Paz, hubiera sido imposible.

Diana Martínez- Coordinadora del proyecto “Del monte a la democracia”
Diana Martínez, periodista del proyecto “Del monte a la democracia”.
Foto: cortesía Del monte a la democracia.

¿Cómo lo lograron?

Con un grupo de periodistas y profesionales universitarios nos fuimos desde Bogotá hasta la vereda La Cooperativa, en Vistahermosa, Meta, y nos ganamos la confianza de la comunidad del Centro Poblado Georgina Ortiz. El resultado fue una serie de crónicas y productos audiovisuales que nos permiten sentirnos identificados con esa otra persona que antes veíamos como el enemigo, como un monstruo sin emociones. Son historias que, cuando las leemos, descubrimos que nos parecemos un poco porque tenemos en común que reímos y lloramos, que hemos perdido y que, a veces, hemos ganado. 

De esta forma, por medio del periodismo testimonial, reconocemos la humanidad de los firmantes y visibilizamos la forma en que se relacionan con las comunidades aledañas. Aquellas que viven alrededor de los espacios de reincorporación, y con las que, después de la firma del Acuerdo de Paz, tienen una relación directa. 

Foto: cortesía Del monte a la democracia.
Foto: cortesía Del monte a la democracia.

¿Cómo se materializaron estas historias y cómo podemos tener acceso a estos contenidos?

Lo planteamos como un proyecto transmedia, así que realizamos un libro de crónicas con 15 historias no sólo de los firmantes, sino también de los campesinos que se relacionan con ellos y del grupo de personas que le apostamos a este proyecto maravilloso que es la paz. Este libro existe en formato físico y también en digital. Las historias se pueden leer en nuestra página web: www.surcandocaminosdepaz.com. También en esta página se puede ver la exposición fotográfica digital y que también fue física. 

¿Por qué cree que ha sido tan complejo el proceso de reincorporación a la sociedad de los firmantes de paz? 

Con base en mi experiencia, en lo que he visto, son muchas las razones. Una de las principales es la estigmatización de estas personas por parte de los medios de comunicación y de algunas comunidades urbanas. Esta estigmatización, que se ha hecho muy visible en las redes sociales del Centro Poblado Georgina Ortiz, genera mucha violencia. Al día de hoy van más de 400 firmantes asesinados. Hay mucho temor, discursos de odio e incumplimiento del Acuerdo de Paz. Yo estuve viviendo con ellos y doy fe de que esto es así. El tema de la educación, por ejemplo, es muy complicado. Los espacios de reincorporación están muy alejados, no hay acceso a internet, y así la posibilidad de estudiar y de conseguir un empleo es muy difícil. A los firmantes les da miedo salir a una sociedad que los ha visto durante tanto tiempo como sus enemigos. 

El tema de la participación en política también ha sido muy complejo. Lo cierto es que los espacios no están abiertos aún para la participación de los firmantes de paz. Todo esto se complica aún más cuando eres mujer. Si una mujer fue guerrillera, portó un arma y, además, no cumplió con los roles tradicionales femeninos, la estigmatización es total. Pero, pesar de los vacíos y abandonos, muchos y muchas le siguen apostando a la paz. 

Democracia
Foto: cortesía Del monte a la democracia.

Con base en esta experiencia, ¿cómo cree que nos podemos sanar como sociedad y liberarnos de la estigmatización?

Es muy difícil esta pregunta. Yo, personalmente y como periodista, pienso que es posible desde la transformación de las narrativas y por eso hicimos este proyecto. La transformación de la narrativa de guerra en una de paz nos permite reconocer al otro, desarmar la visión del otro como enemigo. Nos permite entender que la diferencia no es algo negativo, algo que debemos destruir o eliminar. Una de las conclusiones de la Comisión de la Verdad es que la gran responsabilidad de la perpetuación del conflicto armado es de los medios de comunicación. Y esto es por una construcción guerrerista del imaginario social de lo que es el otro, que, en este caso, es el guerrillero. Así que mi apuesta personal ha sido la transformación de las narrativas, enfocándome en el reconocimiento de la humanidad. 

Pienso que también se sana a través de la visibilización de la apuesta de paz, de los esfuerzos de los firmantes. Toca profundizar en el conflicto y no verlo como algo de buenos y malos, pues es mucho más complejo que eso. Es necesario entender, además, que esto no se soluciona de ayer a hoy, pues estamos en una transición que nos va a llevar tiempo y de la que nos tenemos que responsabilizar todos y todas. 

Cambio Colombia

Yo hago lo que hago porque entendí que los firmantes del Acuerdo de Paz no son los únicos responsables de la paz. Hay que superar el discurso de que los guerrilleros son los únicos culpables. La Comisión de la Verdad también dice que nosotros, los colombianos en general, permitimos que pasara lo que pasó. Nosotros, como sociedad, también somos responsables de la guerra y, por lo tanto, de la paz. Es nuestra responsabilidad construir un país diferente, revisando nuestras estructuras para una verdadera transformación social, pues la guerra no sólo ocurre en el campo. 

¿Cuál fue su mayor aprendizaje durante la ejecución de este proyecto?

Fueron varios. Desde el ejercicio periodístico, aprendí que la confianza fue lo que nos permitió acercarnos a los firmantes y a sus historias. Rompimos un poco con la dinámica extractivista que, lastimosamente, reproduce mucho el periodismo colombiano y que consiste en ir y tomar lo que sirve y ya. Y luego, si te vi, no me acuerdo, sin desarrollar ninguna responsabilidad con la fuente.

Foto: cortesía Del monte a la democracia.
Foto: cortesía Del monte a la democracia.

A mí este trabajo me enseñó que eso no tiene que ser así. Sin comprometer mi ejercicio periodístico ni tomar partido, puedo hacer periodismo para la paz. Si lo que hago es tomar partido, entonces mi partido es la paz desde un periodismo distinto y desde la transformación de narrativas. Yo como periodista no puedo llegar de la nada a hacer preguntas para que una persona comparta conmigo sus experiencias más íntimas y profundas sin saber quién soy. Aprendí que para acercarme a las personas debo hacerlo sin ningún tipo de jerarquías, abriendo un espacio de confianza, con ética periodística, sin prometer cosas que no voy a hacer, sin viciar la historia, sin entorpecer, sin juzgar, teniendo claro que soy un puente. Cada persona tiene voz y la ha tenido durante toda su vida. No es que yo como periodista le dé voz a los que no tienen voz. Mi responsabilidad en este trabajo fue ser amplificadora de sus historias y servir de puente para que esas historias sean conocidas.

El periodismo para la paz se hace al permitirles a las personas contar sus historias, contar cómo son para que los conozcamos desde ese lugar desde el cual ellos mismos se narran y, para mí, esta es la vía para transformar el país. 

¿Cuál es el futuro del proyecto Del monte a la democracia?

La comunidad del Centro Poblado Georgina Ortiz, con la que desarrollamos este proyecto, estaba ubicada en una vereda bien adentro: La Cooperativa, en el municipio de Vistahermosa, Meta. Este año, la comunidad salió desplazada del territorio y estuvo seis meses viviendo en carpas, en la Villa Olímpica de Granada, Meta. La buena noticia es que en diciembre de 2023 cientos de familias pertenecientes a esta comunidad fueron reubicadas en una tierra que les dio el Gobierno, cerca de Granada, pero en una zona más rural. Ahora están en proceso de reconstruir sus vidas, sus casas y sus dinámicas como comunidad. 

El Centro Poblado Georgina Ortiz contaba con equipo de comunicaciones, con oficina propia y computadores durante la época de ejecución del proyecto, pero ahora no sabemos qué va a pasar. Actualmente tenemos la página web y estamos participando en premios de periodismo. Nuestro sueño es convertir nuestra página www.surcandocaminosdepaz.com en un museo virtual del Centro Poblado Georgina Ortiz, y usarla en pro de la comunidad para vender sus productos. 

Democracia
Foto: cortesía Del monte a la democracia.

Por ahora estamos en una pausa, pero soñamos mucho. Queremos llevar este proyecto a otros espacios, tanto en Colombia como en el exterior, pues es una apuesta por un nuevo periodismo, un periodismo más testimonial, fruto de un trabajo colectivo.

Periodismo ciudadano: del escritorio al territorio 

Escuchar y ser escuchados: laboratorio experimental con líderes de Cauca, Nariño y Valle, desde el periodismo y la creación artística, con enfoque de derechos humanos es el nombre del proyecto presentado por la Fundación Las 2 Orillas, seleccionado en la categoría Formación en Cultura Ciudadana, competencias básicas para vivir en democracia, de la convocatoria #PensarConOtros de Grupo Sura. 

En entrevista con CAMBIO, Ángela Velandia, directora de Proyectos Especiales de Las 2 orillas, y coordinadora del proyecto Escuchar y ser escuchados, hace un recuento de su experiencia y mayores aprendizajes durante su desarrollo y ejecución. 

Ángela Velandia - Coordinadora del proyecto “Escuchar y ser escuchados”. Foto: cortesía Fundación Las 2 Orillas.
Ángela Velandia - Coordinadora del proyecto “Escuchar y ser escuchados”.
Foto: cortesía Fundación Las 2 Orillas.

¿Cómo nace la idea de este proyecto y cómo fue su ejecución?

La Fundación Las 2 orillas tiene como una de sus misiones el fortalecimiento de las comunidades que han sido históricamente desfavorecidas, como son las afro, campesina e indígena. Esto lo hacemos mediante la capacitación de las poblaciones rurales para potenciar sus habilidades comunicativas y, así, fortalecer la democracia a través del periodismo ciudadano. Les brindamos herramientas comunicativas a los ciudadanos para que puedan visibilizar sus problemas y promocionar sus productos, para que puedan hacer denuncias públicas y, sobre todo, para que puedan proteger sus vidas. 

Estamos convencidos de que la comunicación es una herramienta para proteger la vida, ya que al hacer visibles a los líderes y lideresas se genera un escudo protector que es resultado del abrazo social. La gente los protege porque empieza a ver la importancia que tienen. Por ello hemos venido trabajando con población reincorporada, sobre todo en zonas de difícil acceso, incluso antes del Acuerdo de Paz.

Lo que hacemos es enseñarle a la población a desarrollar una comunicación alternativa y, adicionalmente, ponemos a su servicio nuestro portal de noticias, que es uno de los más leídos, para que compartan sus contenidos. 

Mediante la ejecución de Escuchar y ser escuchados se vincularon periodismo ciudadano, derechos humanos y arte. Lo primero que hicimos fue desarrollar escuelas de formación, que llamamos ‘laboratorios de aprendizaje’, en tres zonas que cobijaron los departamentos de Cauca, Valle y Nariño. Capacitamos a 50 personas por zona, para un total de 150 jóvenes y adultos campesinos, miembros de las comunidades afro e indígenas, y reincorporados.

Asdrey
Asdrey, líder comunitaria y la primera mujer de la Guardia Campesina.
Foto: cortesía Fundación Las 2 orillas.

Luego realizamos un ciclo de debates con la comunidad, previo a las elecciones, y con los niños, hijos y nietos de los participantes de los talleres realizamos un montaje teatral que se presentó en un teatro de Popayán.

¿Qué dificultados enfrentaron durante la ejecución del proyecto?

El proyecto se atrasó un poco en el Cauca por el hecho de que fue previo a elecciones, y a la situación al norte y al sur de este departamento por temas como el tráfico de drogas y la recomposición territorial por la reincorporación de los actores del conflicto en la zona. A pesar de que su ejecución fue posterior a la firma del Acuerdo de Paz, fue difícil la movilidad de las personas para su participación en los laboratorios, sobre todo de los jóvenes, por el temor de ser reclutados. 

Ante esta situación, ¿cómo lograron sacarlo adelante?

Para ello fue importantísimo el trabajo en equipo con la red de derechos humanos Francisco Isaías Cifuentes. Hicimos una alianza con esta red, que es la que recibe todas las denuncias de violación de derechos humanos, y eso nos garantizó una gran base social. Esta red lleva más de 20 años trabajando en esta zona, así que fue la que nos brindó la seguridad para movilizar a la gente.

Adicional al tema de seguridad, fue difícil en muchos casos garantizar la continuidad de los procesos de formación, ya que había gente que tenía que desplazarse, en moto o en burro, y hacer recorridos de hasta 12 horas para llegar a los laboratorios. Por esta razón, para complementar su formación también desarrollamos un componente virtual de modo que la gente pudiera conectarse a los talleres con los periodistas de Las 2 orillas en lo referente a comunicaciones, y con expertos en derechos humanos, abogados y politólogos de la red Francisco Isaías Cifuentes. 

¿Cuáles fueron sus mayores aprendizajes tras la ejecución de este proyecto?

Lo primero y más importante es que la comunicación ha cambiado tanto, que cualquier persona con un celular tiene la posibilidad de visibilizar lo que hace. También ratificamos que es muy distinto el periodismo que se hace en el territorio, en cada una de las regiones, que el que se hace desde un escritorio en Bogotá. 

Juventud Rebelde
Juventud Rebelde: la apuesta de los jóvenes luchadores del Cauca.
Foto: cortesía Fundación Las 2 orillas.

¿De qué manera este proyecto contribuye a la construcción de ciudadanía y democracia en Colombia?

A través de la inclusión de diversidad de voces y miradas de la realidad, pues son las personas, directamente desde sus regiones, las que visibilizan lo que está sucediendo. En la democracia, las voces son plurales y hay capacidad de oir. Por eso bautizamos este proyecto Escuchar y ser escuchados, pues nos brinda la oportunidad de hacer lecturas diversas de una misma realidad.

Adicionalmente, durante los debates reunimos a comunidades diversas con conflictos territoriales para que se dieran la oportunidad de escucharse. Desde este ejercicio pusimos al servicio de la democracia la comunicación desde otras orillas y con otras miradas. 

¿Cómo se puede tener acceso a los contenidos realizados por los periodistas ciudadanos?

Lo pueden hacer ingresando a: www.las2orillas.co/especialcauca

Para profundizar en la experiencia durante la ejecución del proyecto Escuchar y ser escuchados, CAMBIO conversó también con Edward Hoyos, que hace parte del equipo de coordinación en el Cauca de la red de derechos humanos Francisco Isaías Cifuentes. 

¿Qué fue el mayor reto de la ejecución de este proyecto en el Cauca?

Desplazarse por esta zona es muy complejo en época de invierno. Además, la situación de movilización social genera complicaciones a la hora de convocar a la gente. Hay situaciones que se salen de las manos, como los combates, la población desplazada o las situaciones de conflicto que no permiten a las personas presentarse a los talleres o a los debates. Muchas veces es difícil proyectar, planificar y tener un plan de contención cuando se presentan estas situaciones en medio de la ejecución del proyecto.

¿Qué áreas de oportunidad lograron identificar luego de su ejecución?

Ratificamos que, mediante la capacitación, podemos potenciar y ayudar a fortalecer las capacidades de las personas de la comunidad que hacen parte de las organizaciones sociales con las que trabajamos. Entendimos que es muy importante prestarles atención a los escenarios de participación democrática y abordarlos de manera macro, así como ver cuáles son las figuras que existen y cómo usarlas en beneficio de la comunidad. Nos quedó la necesidad de seguir teniendo estas experiencias y profundizar en ellas, con el fin de fortalecer las capacidades de estas organizaciones para que no se quede sólo en este grupo, sino que sean muchos más.

Dylan Quina: El joven que busca recuperar la identidad de los campesinos del Cauca
Dylan Quina: El joven que busca recuperar la identidad de los campesinos del Cauca.
Foto: cortesía Fundación Las 2 orillas.

Puntos de encuentro de los proyectos seleccionados

Los dos proyectos anteriores se basan en la necesidad del periodismo testimonial para construir ciudadanía, democracia y paz desde los territorios, bien sea al darles la oportunidad a los actores y personas afectadas del conflicto armado en Colombia para que sean ellos mismos los que cuenten sus historias, o a través de periodistas que sirvan de canal, a través de distintas plataformas y formatos comunicacionales. 

Del monte a la democracia y Escuchar y ser escuchados tienen en común el uso del periodismo para unir en lugar de dividir, para conocer otras miradas y otras voces y así humanizar al otro. Las dos iniciativas usan el periodismo como herramienta para hacer posibles diálogos que parecen improbables, para aportar en la reconstrucción del tejido social como camino para lograr la paz y esclarecer la verdad en Colombia.

Esta nota hace parte de la serie periodística “Pensar con otros” realizada en alianza por CAMBIO y Grupo SURA. Creemos que entre todos podemos aportar a la construcción y fortalecimiento de la ciudadanía y la democracia en Colombia.

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