
Crédito: Contraloría General de la República.
Salvando obras: la otra mitad del Sagrado Corazón
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Gracias al permanente seguimiento de la Contraloría General de la República y de la mano de la ciudadanía, la Institución Educativa Sagrado Corazón de Jesús, en Leticia, Amazonas, tiene una nueva sede.

En pleno pulmón del mundo, al extremo sur de Colombia, limitando con las regiones Andina y Orinoquía y con países como Venezuela, Brasil y Perú, donde el aire embriaga y la naturaleza se transforma en una magia de colores y sonidos, haciendo de este sitio un verdadero paraíso, allí donde la riqueza natural contrasta con la pobreza y vulnerabilidad de los pueblos indígenas y en pleno casco urbano de la mágica Leticia, un sueño se hace realidad, específicamente para los niños del Colegio Sagrado Corazón de Jesús. La razón: estrenan la Jorge Eliécer Gaitán, una nueva sede de su adorado colegio.
La alegría que contagia a las poblaciones indígenas Borá, Tikuna y Huitoto no es para menos; a comienzos de marzo, exactamente el cinco, y también gracias al permanente seguimiento de la Contraloría General de la República, siempre de la mano de la veeduría ciudadana, la Gobernación del Amazonas —finalmente— entregó la nueva sede educativa.
El dulce rostro de María Nicol, una pequeña de apenas seis años de edad, refleja la alegría manifiesta de poder volver a clases, esta vez a unas aulas nuevas, donde puede jugar y compartir con sus amiguitos y, también, con su hermana. “Estoy muy contenta, tranquila, cómoda, haciendo mis tareas y comiendo el desayuno del PAE (Plan de Alimentación Escolar), este colegio me encanta y les digo que hay que cuidar a los animales, gracias por todo”.
Este proyecto, que beneficiará a 671 jóvenes de la región en condiciones de pobreza, tuvo una inversión total de 14.862 millones de pesos, ejecutados todos por la Gobernación del Amazonas y financiados a través del Sistema General de Regalías.

Para el gobernador del Amazonas, Óscar Enrique Sánchez Guerrero, la estrategia de la Contraloría General de la República ‘Compromiso Colombia’ ha permitido —en alianza con la ciudadanía— prácticamente salvar este colegio, dignificando así a las niñas y los niños que están matriculados y que soñaban con este ansiado momento. “El seguimiento que ha hecho este ente de control ha permitido llevar a cabo estos fines del Estado hacia una realidad”, puntualizó el gobernador.
El poder ciudadano
Así mismo, en nombre de la Contraloría, el vicecontralor general Carlos Mario Zuluaga Pardo agradeció a la comunidad educativa, a los veedores ciudadanos y a los medios de comunicación su permanente interés en el ejercicio del control fiscal, que lo único que busca es proteger el patrimonio público colombiano.
“Este colegio que hemos podido rescatar, además de beneficiar a más de 600 estudiantes, cuenta con una infraestructura con dignidad para los jóvenes que se forman y que son el presente y el futuro de esta tierra”, aseguró el vicecontralor Zuluaga Pardo.

Así que, en medio de la vorágine, en pleno corazón de la capital del departamento del Amazonas, en plena selva colombiana, nace una nueva sede de colores, con 15 aulas, una biblioteca, un polideportivo, baterías sanitarias, área administrativa, aula de informática, oficina de coordinación, ludoteca, tienda escolar, cocina y comedor.
La nueva sede del sagrado Corazón de Jesús, bautizada ‘Jorge Eliécer Gaitán’ en honor al caudillo liberal del siglo pasado, podría ser el final feliz de un interesante cuento que tuvo varios giros dramáticos, nudos, problemas, soluciones y un maravilloso desenlace, que por fin —al menos en el tema de la educación— pone en igualdad de condiciones a un sector de la población tradicionalmente marginado.

Pero, no todo fue color de rosa. La Contraloría tuvo que poner el ojo en esta región, pues la obra estaba programada para ser terminada en 12 meses y se extendió a 33 por múltiples razones y contratiempos, entre ellos, falta de licencias de construcción y la sequía del río Amazonas, que impidió —por un buen tiempo— el transporte de los materiales.
El Grupo de Participación Ciudadana de la Contraloría General de la República lideró cuatro visitas a la obra y cinco mesas de compromisos, permitiendo así destrabar los inconvenientes y garantizar el cumplimiento del contrato. Ese juicioso trabajo evitó que a estos 671 niños y adolescentes del país, que hoy son el futuro de Colombia, se les trunquen sus sueños.
Como bien pregonaba el premio Nobel de Paz, Nelson Mandela, “la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”. En el Amazonas colombiano, la pelea ya se está dando.
