‘Adolescencia’, de Netflix, una radiografía de la violencia cotidiana más allá de las redes sociales

Escena del primer episodio de 'Adolescencia'.

Crédito: Captura de pantalla de Netflix.

29 Marzo 2025 07:03 am

‘Adolescencia’, de Netflix, una radiografía de la violencia cotidiana más allá de las redes sociales

La escritora y profesora universitaria María Mercedes Andrade analiza la serie ‘Adolescencia’ y le encuentra aciertos que van más allá de una simple denuncia del uso que le dan los jóvenes a las redes sociales. Muestra también una serie de violencias sutiles y no tan sutiles que permean a toda la sociedad.

Por: María Mercedes Andrade

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Hace poco terminé de ver en Netflix la serie Adolescencia, que ha causado tanto interés últimamente. He leído ya comentarios que alaban aspectos técnicos de la serie, tales como el rodaje de cada episodio en un plano-secuencia que genera en el espectador una angustia que no cede. También sobre las habilidades de Owen Cooper, el joven actor, quien, sorprendentemente, está haciendo su debut. Y por supuesto, circulan muchos comentarios sobre el tema del uso que hacen los jóvenes de las redes sociales, el significado 'secreto' de los emojis que se mandan, el desconocimiento de los padres sobre el contenido que consumen sus hijos y cómo este puede llegar a afectarlos. Sin duda es cierto que los padres desconocemos mucho de lo que ven nuestros hijos adolescentes en redes y es cierto que es prácticamente imposible controlarlo. Claro que es preocupante que la tecnología que los muchachos llevan en sus bolsillos ponga a su alcance un universo entero de información falsa y contenidos violentos.

Adolescencia no es solo una crítica a la exposición de los jóvenes a las redes sociales, sino a la cultura de violencia en la que participamos todos, y en la que perdemos todos, de diferentes maneras.

Sin embargo, creo que la serie señala algo más. Con un estilo que recuerda vagamente al realismo social británico de directores como Ken Loach o Mike Leigh, los guionistas Jack Thorne y Stephen Graham plantean una crítica social, un poco más difusa, menos política y tal vez menos maniquea. La serie no establece una relación unívoca de causa-efecto entre el consumo de redes sociales y la violencia, de manera que como espectadores podamos quedar tranquilos al identificarlas como culpables, lo cual me parece un acierto. Adolescencia se centra, además, en un caso estadísticamente excepcional (un niño de 13 años, un crimen específico) que, sin embargo, apunta a una situación social más amplia, relevante más allá del retrato de un contexto local.

Para mí, el interés principal de la serie está en que recrea un ambiente en el que una violencia sutil, difícil de ubicar, está en todas partes y permea toda interacción, manifestándose de distintas formas. Es el medio en el que se desenvuelven todos los personajes. Por un lado, está la representación de la violencia del Estado, que irrumpe con brutalidad en la vida de una familia y que luego se extiende en el actuar protocolario e impersonal de los agentes de policía. Está también la violencia de un sistema educativo que se ha dado por vencido, donde los jóvenes están como enjaulados, dice un personaje, conectados a películas en el tiempo de clase, y los profesores sobrecargados no pueden hacer, o no hacen, nada.

Escena de la serie de Netflix 'Adolescencia'. Crédito: Netflix Reino Unido.

A estas violencias se añaden otras. La serie muestra cómo se establece una clara jerarquía según los niveles de éxito económico y social. Un ejemplo es Eddie, el padre, humillado por un par de adolescentes, quien explota con ira porque lo han señalado públicamente y él no tiene cómo pagar para borrar el letrero que pintaron en su camión, pero también se somete dócilmente ante los policías. Están también Jamie y sus amigos, objeto de burla y matoneo porque son considerados “inferiores”, lo cual los hace un blanco aceptable para todos.

A esto se suma, por supuesto, la violencia contra las mujeres, implícita desde la manera como Eddie, que sin embargo es un “buen tipo”, le habla a su esposa Manda. Muchas veces se insinúa que algo podría desatarse en cualquier momento, como en efecto sucede, en una escena en la que el padre pierde el control y que nos muestra la normalización de la ira masculina. La ira es una de las pocas emociones que los hombres pueden expresar culturalmente, y por eso la acción de Jamie ocurre dentro de un contexto. En ese contexto, que es también el nuestro, las mujeres existen para los hombres y si se niegan, son destinatarias de la ira masculina. Es significativo que Jamie quiere acercarse a Katie en un momento en el que ella está “débil”. Y sin embargo, tiene la osadía de seguirse riendo de él, ella también violenta a su manera.

Así que para mí Adolescencia no es solo una crítica a la exposición de los jóvenes a las redes sociales, sino a la cultura de violencia en la que participamos todos, y en la que perdemos todos, de diferentes maneras.

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