Ludwig van Beethoven.
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Beethoven, un revolucionario a carta cabal
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Se presume que Ludwig van Beethoven nació el 16 de diciembre de 1770. Además de tener ideas acordes con la Revolución francesa, el compositor fue un revolucionario en el desarrollo de la música, puso patas arriba el rigor y la compostura del estilo clásico y abrió el camino para la explosión musical del período romántico y también de etapas posteriores. Para celebrarle su cumpleaños, CAMBIO consultó a varios músicos, críticos musicales y expertos para que mencionen algunas de sus obras favoritas y recomendarles a los no iniciados una pieza para que entren en el universo sonoro y creativo de Beethoven.
Por: Eduardo Arias
La música de Ludwig van Beethoven forma parte del patrimonio de la humanidad. Da igual si quienes la oyen visten de frac en una sala de conciertos o la disfrutan en un aparato de radio. No hace falta ser un académico experto en música para emocionarse y vibrar con sus obras. El comienzo del primer movimiento de la Quinta Sinfonía, el Himno a la alegría del cuarto movimiento de la Novena, la melodía de Para Elisa, la sonata llamada Claro de Luna, por citar unos pocos ejemplos más que obvios, son piezas musicales muy familiares para miles de millones de personas en el mundo, así no necesariamente sepan quién las escribió.
Circunscribir a Beethoven al ámbito cerrado de categorías tan discutibles como ‘música clásica’, ‘música seria’ o ‘música académica’ resulta un tanto anacrónico, y mucho más en estos últimos tiempos de comunicaciones masivas, ya que, gracias a la radio, el cine, la televisión, el cine y las plataformas, varias de sus obras han llegado a públicos muy amplios: los que conforman la denominada cultura de masas.
Bandas sonoras como la de la película La naranja mecánica, de Stanley Kubrick, ayudaron a popularizar aún más su Novena Sinfonía en los años 70 gracias a las versiones electrónicas de Walter (hoy Wendy) Carlos, en particular el segundo y el cuarto movimiento, donde precisamente está su Himno a la alegría. Adaptaciones pop de su música, como A fifth of Beethoven, de Walter Murphy, llevaron los compases iniciales de la Quinta Sinfonía a las pistas de baile en la era disco. El compositor japonés Akira Miyagawa unió en una sola obra musical apartes de esa misma sinfonía con el Mambo No. 5, de Dámaso Pérez Prado. Así mismo, John Lennon manifestó que su canción Because, que aparece en el álbum Abbey Road de los Beatles, está basada en la sonata para piano conocida como Claro de Luna. Hasta la música que sirve de cortinilla a la serie de televisión El Chavo del Ocho es una versión electrónica del músico francés Jean Jacques Perey de La Marcha Turca, que forma parte de una pieza de musical incidental que escribió Beethoven para la obra de teatro Las ruinas de Atenas.
Su vida o partes de ella han sido llevadas al cine. En los dibujos animados han aparecido parodias de la música de Beethoven a cargo de personajes como Bugs Bunny. Y qué más masivo el haber convertido el ya citado Himno a la alegría como himno oficial de la Unión Europea. Así que músicos como Beethoven (y bastantes más del llamado canon clásico) están más que metidos en ámbitos propios de la cultura pop.
Un visionario en varios frentes
Más allá del gran alcance que han logrado algunas de sus obras o fragmentos de ellas, a Beethoven, ante todo, hay que verlo como un revolucionario. En el plano político de las ideas siempre estuvo del lado de los ideales de la Revolución Francesa (libertad, igualdad, fraternidad) pero no fue un activista, entre otras cosas porque estaba en contra del uso de la violencia. Pero su entusiasmo lo llevó a dedicarle la Tercera Sinfonía, conocida como Heroica, a Napoleón Bonaparte, dedicatoria que borró cuando se enteró de que el cónsul de Francia se había autoproclamado emperador.
Como músico y compositor también fue un revolucionario. Educado primero en Bonn, su ciudad natal, y luego en Viena, donde fue discípulo de Joseph Haydn y Antonio Salieri, fue un formidable pianista, en su época mucho más reconocido por su habilidad frente a un teclado que por sus dotes de compositor. Sus primeras obras estaban enmarcadas en el canon de la llamada música clásica, pero a partir de 1801 comenzó a romper los principios del clasicismo, a alejarse de Haydn y Mozart, a crear una música más densa y a proponer cambios de tonalidad impensados para su época.
Después de 1815 se liberó por completo de las ataduras del pasado, tanto en el aspecto melódico como de la estructura de las obras musicales. A medida que avanzaba su sordera, sus composiciones abrían nuevos caminos que exploraron no solamente los compositores de la música del período romántico y postromántico (Schubert, Mendelsshon, Shumann, Brahms, Wagner, Bruckner, Mahler), sino también del siglo XX.
Beethoven fue de los primeros compositores que utilizaron acordes disonantes para crear tensión y drama, tal como ocurre en las películas de suspenso y terror, que luego resolvía de manera inesperada e innovadora para generar una sensación de placidez y calma. Utilizó cambios de tonalidad impensables en su época y además utilizó mucho los cromatismos, es decir, notas que no son las que están en la escala de la tonalidad en que se ejecuta un pasaje.
También rompió moldes sociales cuando se negó a comportarse como un subalterno de sus mecenas o de los miembros de la nobleza. Se negó a usar peluca y uniforme de mayordomo, como solían hacerlo los músicos de su tiempo. Además, intentó ser un músico independiente que se ganaba la vida con su obra, y no al servicio de algún príncipe o arzobispo. Eso le permitió componer no lo que necesitaban los nobles para entretenerse, sino una música subjetiva en la que en varias ocasiones el propio autor era el centro de la obra.
Y si bien los coleccionistas de discos de Beethoven los ubican en el apartado de la música clásica, su capacidad para improvisar lo acerca al espíritu del jazz. Su rebeldía y comportamiento en el escenario cuando ejecutaba el piano recuerda a una estrella del rock. De hecho, si uno despoja de etiquetas muchas obras suyas, como por ejemplo el primer movimiento de la sinfonía Heroica, el cuarto de la Séptima o el segundo de la Novena, allí están presentes el espíritu y la actitud del rock sin necesidad de amplificadores ni pedales de distorsión de guitarras. Por eso, cada diciembre, el mes de su nacimiento, vale la pena recordar a Beethoven, así ese año no se celebre un centenario o un cincuentenario.
Los expertos y los melómanos escogen
Para seleccionar algunas de sus piezas más memorables (y también algunos tesoros ocultos no tan divulgados) CAMBIO hizo un sondeo entre varios músicos, melómanos y críticos musicales para que escogieran tres obras o fragmentos de Beethoven que los apasionan, y una recomendación a no iniciados para que se introduzcan en su música. Esto respondieron.
Carolina Conti
Periodista cultural, crítica musical
Segundo movimiento de la Sinfonía n. 7
Concierto para piano n. 5 Emperador
Sonata para violín y piano n. 9 Kreutzer
Recomienda la Sinfonía No. 6 Pastoral
David Feferbaum
Músico y compositor de música electrónica y melómano
Sonata Hammerklavier Op. 106 en SI bemol mayor,
Misa Solemnis en Re mayor Op. 123
Cuarteto Op. 130 en SI bemol mayor con la Grosse fugue Op. 133.
Sugiere el Triple Concierto para violín, cello y piano Op. 56 en do mayor.
David García
Violinista, director general de la Orquesta Filarmónica de Bogotá
Sonata Primavera para violín y piano.
Concierto para violín
Cuarteto para cuerdas N°16
Recomienda la Quinta Sinfonía.
Ilse de Greiff
Periodista musical, melómana
Octava Sinfonía, especialmente el comienzo
La Séptima Sinfonía, concretamente el segundo movimiento Allegretto
El Concierto para Piano No. 5, Emperador
Sugiere la Sexta Sinfonía, Pastoral, o la Quinta Sinfonía.
Juan Carlos Garay
Periodista cultural, melómano
Sonata para violonchelo y piano No. 3, Opus 69
Sonata para piano No. 8, Opus 13 “Patética”
El segundo movimiento (Allegretto) de la Sinfonía no. 7
Recomienda la Fantasía para piano, coro y orquesta Opus 80 o Fantasía Coral.
Ricardo Jaramillo
Director de la Orquesta Nueva Filarmonía
Quinta Sinfonía
Sexta Sinfonía
Novena Sinfonía
Recomienda el segundo movimiento de la Séptima Sinfonía.
Gonzalo Ospina
Violinista, concertino de la Orquesta Filarmónica de Medellín
El primer movimiento del concierto para violín en re mayor.
Obertura de Leonora No. 3.
Concierto para pianoNo. 3 en do menor.
Recomienda el 4 movimiento, Presto, de la Séptima Sinfonía en la mayor.
Juan Carlos Piedrahita
Periodista cultural, melómano.
Concierto para piano No. 5 en Mi bemol mayor, op. 73” o “Concierto Emperador”
Obertura “Egmont”
Concierto para violín y orquesta en Re mayor, op. 61”
Sugiere la Séptima Sinfonía, segundo movimiento
José Daniel Ramírez
Músico, cantante lírico, periodista cultural
Sexta Sinfonía Pastoral
La ópera Fidelio
Sonata para piano 32 opus 111.
Sugiere la Romanza para violin y orquesta No. 2 en Fa Mayor.
Julia Salvi
Melómana, directora del Cartagena Festival de Música
Sonata para piano n.º 14 en do sostenido menor, op. 27 n.º 2 Claro de Luna
Tercera Sinfonía en mi bemol mayor, op. 55, Heroica
Cuarteto de Cuerdas N° 15 en La menor, Op. 132
Recomienda la Sexta Sinfonía Pastoral.
Santiago Trujillo
Violinista, secretario de Cultura y Deportes de Bogotá
Concierto para violín
Romanza para violín
Cuarteto de cuerdas número 13
Recomiendo la Sexta Sinfonia Pastoral
Rubián Zuluaga
Director asistente de la Orquesta Filarmónica de Bogotá
Séptima Sinfonía
Novena Sinfonía
Sonata Quasi una Fantasía
Recomienda la obertura Egmont.