
Desorden Público, banda venezolana, se presenta en Bogotá
Desorden Público.
Crédito: Carlos Navas
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La banda venezolana Desorden Público se presenta este 5 de junio en Bogotá como parte de su gira por Europa y América Latina para celebrar sus primeros 40 años. La agrupación combina ska con ritmos caribeños y en sus letras utilizan el humor y el sarcasmo para burlarse de los políticos y los poderosos.
Por: Eduardo Arias

Venezuela es un país con una gran tradición musical. Tropical bailable, salsa, llanera, balada romántica, incluso clásica sinfónica… entonces alguien tenía que imponer el desorden y así, en 1985, Desorden Público trajo a su tierra el ska jamaiquino que tanto impactó en Gran Bretaña a finales de los 70.
Este año, la banda celebra cuatro décadas de trayectoria musical con una serie de actividades que ratifican su vigencia e impacto cultural en América Latina. La fundaron Horacio Blanco y José Luis 'Caplís' Chacín, y sus integrantes han sido pioneros en la fusión de ska, punk, rock y ritmos caribeños, con pinceladas de rock radical vasco y punk californiano.
En sus inicios intentaron que la música sonara ruda y, al mismo tiempo, tropical, Luego encontraron inspiración en agrupaciones británicas de ska (también conocido allí como two tone), entre ellas The English Beat, The Specials y Madness, pero también en la fuerza lírica de The Clash y Jello Biafra, líder de los Dead Kennedys y, de ese modo, Desorden Público combinó ska con letras de fuerte contenido social y político, marcadas por el humor, la sátira y el desencanto. Para celebrar sus 40 años, el grupo anda de gira y en Colombia se presenta el 5 de julio en el teatro Ástor Plaza se Bogotá. CAMBIO habló con José Luis Chacín acerca de la trayectoria de Desorden Público.
CAMBIO: ¿Qué los llevó a escoger el ska como base de su propuesta musical?
José Luis Chacín: El ska es un ritmo que nadie explotaba aquí en Venezuela dentro de esa movida subterránea punk muy underground y muy pequeña. A todos nos gustaba el Ska, a todos nos gustaba el reggae, pero todo el mundo tenía una mezcolanza de estilos que nos llegaban como una avalancha. Punk, postpunk, dark, gothic, rockabilly, hardcore, new wave, reggae y ska, entre otras cosas. Entre las bandas que estábamos en Caracas ninguna hacía ska, a pesar de que a todo el mundo le gustaba Specials, Madness, Bad Manners, English Beat, The Selector. A nosotros fue la música que nos flechó a partir de escuchar esos grupos, sobre todo Specials. También escuchamos Kortatu en esa primera etapa y Fishbone. Entonces, fueron tres bandas de tres movidas diferentes, una del País Vasco, una de California y, obviamente, Specials por la era two tone de Inglaterra. Todo eso nos marcó para siempre y sigue siendo gran influencia para nosotros.
CAMBIO: ¿De qué manera los recibió el público cuando ustedes comenzaron a mostrar su propuesta?
J. L. C.: De la misma manera que recibían propuestas más punk y y pospunk como Sentimiento Muerto, como Cuarto Reich, con el hardcore. Era una música fresca que llegaba a una audiencia que estaba ávida de otras cosas. No se identificaban para nada con lo que estaba pasando musicalmente en el mainstream venezolano. Digamos baladistas, salseros, rockeros sinfónicos, roqueros pesados. Nosotros veníamos con una propuesta diferente y encontramos un nicho en el público que nos recibió muy bien. La gente empezó a identificarse cada vez más con esas propuestas nuevas de una música realmente alternativa en ese momento y se fue decantando el mismo público. Estaban los que más se perfilaban por el hardcore, el punk, los que se iban hacia sonidos como The Cure, los pospunk como Siouxsee & The Banshees o Bauhaus: ellos se iban con Sentimiento Muerto. Los que se identificaban más con el ska, lo fiestero, la música muy bailable, se iban por el lado de Desorden.
CAMBIO: ¿Conocían ustedes agrupaciones de ska de otros países del continente o sus referencias eran sólo británicas y antillanas?
J. L. C.: Somos bandas paralelas con los Fabulosos Cadillacs. Paralamas dos Sucessos es un poquito más viejo que Desorden, pero un poquitico. Y los Twist, que no era una banda de ska, los conocimos en su momento también. Nuestro saxofonista tenía el primer disco de los Twist y nos encantaba. Nos gustó muchísimo la propuesta de Pipo Cipolatti, uno de los miembros de ese grupo. Estaban también Los Prisioneros, de Chile, que también le metían un poquito el ska. Y estaba Maldita Vecindad, que también coqueteó bastante con el ska. Pero era muy paralelo lo que estaba sucediendo en Venezuela y en estos países. Entonces no es que nosotros nos influenciamos por esas bandas, sino que los fuimos descubriendo en el momento que nosotros mismos también estábamos irrumpiendo. Lo que a nosotros nos flechó, incluso mucho más que el ska tradicional de Skatalites y todo lo que venía de Jamaica, es decir, lo que nos de verdad nos dio en la madre fue el ska two tone: Specials, Madness, Bad Manners, The Selecter y English Beat.
CAMBIO: Humor y rebeldía... háblennos un poco de esa combinación tan eficaz y contundente.
J. L. C.: Humor y rebeldía, por supuesto, han sido una clave en las letras de Desorden... Manejar temas muy espinosos, muy fuertes, como la descomposición social, el racismo, la inseguridad, la violencia en las calles latinoamericanas, todo esto aderezado con un poco de humor negro, muy latinoamericano. Eso ha sido clave en las letras de Desorden. Tenemos temas como Allá cayó, que, siendo una música totalmente festiva, bailable, y que invita a la pista de baile, va narrando tres historias espantosas que se encuentran en cualquier crónica policial, en cualquier periódico en la parte de los sucesos: cosas muy feas. Crímenes de la calle. Eso ha sido un lugar común en Desorden... Manejar humor y temas muy fuertes. La rebeldía ha estado siempre presente en las letras de Desorden..., es algo que l ha mantenido y tiene que seguir por esa línea porque hemos sido un ente muy crítico de las cosas que están mal en la sociedad, pero al mismo tiempo también celebramos las cosas que están bien. No somos una nube negra, unas aves de mal agüero, que todo es negativo. Pero sí somos muy críticos. Si a eso se le considera rebeldía, bueno, sí, somos rebeldes, pues no estamos con ningún partido político, ni nunca lo hemos estado ni lo estaremos. A pesar de que tengamos nuestras diferencias con todo el mundo. Incluso entre nosotros a veces ha habido diferencias. No somos de casarnos con ningún partido político. Entonces, por eso también te tildan de rebelde, de llevar la contraria, de ir contra la corriente. Yo creo que esa es parte fundamental de lo que es Desorden...
CAMBIO: ¿Cómo ha sido su relación con los distintos regímenes políticos que ha habido en Venezuela en estos 40 años?
J. L. C.: La respuesta anterior lo dice. Desorden... es una banda que ha criticado a todos los gobiernos de turno que nos ha tocado vivir. Desde nuestro primer disco con temas políticos Paralíticos, después el segundo con un tema como Promesas. El canto popular de la vida y la muerte también tiene lo suyo en unas cuantas letras. Está Como palo y piedra, está El plomo revienta, un canto antiviolencia. Está en el disco Diablo. También tenemos Black market man y tenemos Combate. Está el disco Los Contrarios, que tiene mucha carga política, disimuladamente. En el disco Bailando sobre las ruinas, un tema que se llama Política, en donde se soltó la bestia. En el anterior está una que se llama Política criminal, que es uno de mis temas favoritos. Siempre hemos lanzado piedras a los gobiernos de turno porque nunca nos ha llegado la fortuna de tener un gobierno decente, un gobierno con el que estemos felices. Vaya, es nuestro rol expresar las incomodidades y las inconformidades con los agentes gubernamentales que nos ha tocado vivir.
CAMBIO: ¿Cuál es el balance después de 40 años de carrera artística?
J. L. C.: Es muy positivo: es el goce de haber vivido de lo que nos gusta hacer, de no haber tenido que sacrificar nada de lo que nosotros hemos querido decir y hemos querido tocar. Hemos recorrido 34 países, hemos sido una banda independiente desde el año 2000 con sus pro y sus contras. Nos cuesta creer que ha pasado tanto tiempo, porque lo hemos pasado sabroso. Somos de los que todavía sentimos fiebre por tocar, ensayar, componer, meternos en un estudio a grabar. A veces parece cosas de niños, pero esa es la magia de la música: hacer lo que nos gusta. Esos 40 años nos han pasado muy rápido y muy ligeramente.
