Crédito: Cortesía: Akokán
'Caracoles': sabor y mística cubana al son de la orquesta Akokán
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La tremenda y tradicional orquesta Akokán lanza 'Caracoles', su tercer álbum de estudio, una oda mística y festiva de lo mejor de la música cubana.
Por: Joaquín Guzmán
Akokán es la expresión Yoruba que hace referencia a algo desde el corazón o desde el alma.
Hace unas semanas la Orquesta Akokán presentó su más reciente trabajo discográfico 'Caracoles'. Es el tercer álbum de estudio de la banda compuesta por algunos de los más destacados músicos cubanos. Liderada por el productor y multiinstrumentista Jacob Plasse, el pianista, compositor y arreglista Michael Eckroth y el saxofonista César López –de la mítica Irakere–, a través del sello estadounidense Daptone Records, sacaron a la luz una verdadera joya. 'Caracoles' aparece después del lanzamiento de los sencillos TKN y Con Altura, ambas reinterpretaciones de la cantante española Rosalía.
Para este álbum convocaron a Kiko Ruiz, un tata o líder espiritual de la religión Palo Mayombe, una expresión politeista y animista que se desarrolló en Cuba derivada de creencias de pueblos centroafricanos. Este sonero también hace parte del proyecto Estrellas de Buena Vista y Más, que recientemente se presentó en los Juegos Olímpicos de París.
En Caracoles, Kiko Ruiz y la Orquesta Akokán plantean, desde la primera canción (Con Licencia), un trasegar por distintos ritmos y un desafío –más bien una invitación– para los no iniciados en el Palo Mayombe. Varias canciones hacen referencias a esta religión, invocan espíritus y convocan comunión.
La prensa especializada ha denominado a la Orquesta Akokán como una propuesta que evoca a las mejores épocas de la música cubana, pero es también una demostración contundente de la relevancia y atemporalidad del mambo, bebop, swing, salsa y, por supuesto, de las cosas hechas desde el corazón.
A pesar de que en el imaginario colectivo estos son géneros meramente festivos y bailables, no hay que olvidarse de que son también formas de narrar acontecimientos humanos y que, fundamentalmente, ejercen como canales de expresión espiritual.
En el contexto del Palo Mayombe, el mambo es oración; una suerte de plegaria a los buenos espíritus para que alumbren el camino oscuro y turbulento. Tanto los ritmos intensos y efervescentes como las melodías de Caracoles son una invitación a la atención, la escucha y al gozo. El cantante Kiko Ruiz no es el único responsable de eso, también lo es la gran sensación del timbal Keisel Jiménez (Arturo O’farril y Havana D’primera).
Otras de las geniales y virtuosas interpretaciones que este disco reúne son las de la percusionista Yolanda Rodríguez Maldonado (Yuya Cuba) con su implacable conga y misticismo en el güiro. El flautista Itai Kriss se destaca en todo el disco pero alcanza su cumbre en un solo majestuoso en la canción La Fiera.
La presencia colombiana llega gracias a la mezcla del ingeniero Simón Guzmán, que equilibra las grabaciones y logra que la propuesta sea aún más potente y cohesionada; también con la cantante Carolina Oliveros (Combo Chimbita), que llena de gracia la canción Cha Cha Cha Pa’Ca.
Este es un disco referencial a grandes imaginarios; a la santería, al mítico y universal baile del chachachá o al oficio del pregonero. Otro logro gigante de este trabajo es que convoca a talentos de otras disciplinas como al legendario coreógrafo Santiago Alfonso, uno de los más destacados de Cuba, fundador de la Compañía de Danza Contemporánea y encargado de dirigir el video de Caracoles; o a Katia Céspedes, protagonista del video de Con licencia y bailarina de Madre agua, una agrupación de Rumba y folclore Yoruba, así como integrante del Conjunto Folklórico Nacional de Cuba. "
Caracoles es entrar en sintonía con profundas manifestaciones espirituales y encarna, pues, la riqueza y la profundidad de la música cubana. Ojalá podamos tener muy pronto en nuestro país a Akokán.