Carlos Caicedo, un reportero con ojo de artista
10 Mayo 2025 07:05 am

Carlos Caicedo, un reportero con ojo de artista

El libro ‘Carlos Caicedo-La imagen como arte’ resalta el trabajo de un reportero gráfico que enseñó a mirar los hechos con el ojo del artista. Una investigación de Natalia Gutiérrez pone en contexto el valor y la trascendencia de las fotografías que se recogen en esta publicación.

Por: Eduardo Arias

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La inmediatez de una noticia necesita de reporteros gráficos con olfato y sentido de la oportunidad que capten el instante preciso que ilustre el suceso. Muchos hacen bien ese trabajo, pero muy pocos logran que sus imágenes adquieran la dimensión de una obra de arte. Uno de ellos fue Carlos Caicedo, un reportero gráfico de excepcional importancia en la historia del periodismo, de la fotografía y –también hay que decirlo– del arte en Colombia. De una versatilidad pocas veces vista, captó escenas que van desde la vida cotidiana hasta personajes de la vida nacional (escritores, pintores, políticos), así como testimonios desgarradores de violencia e imágenes del deporte, en particular ciclismo y fútbol, que son icónicas. Caicedo nació en Cáqueza, Cundinamarca, en 1929. Su carrera comenzó cuando terminaba la década de los años cuarenta. Trabajó en El Siglo, El Espectador, Semana y El Tiempo. Murió en Bogotá en 2015.

En el libro Carlos Caicedo-La imagen como arte se reúnen varias de sus fotografías más emblemáticas que se agrupan en diferentes capítulos: deporte, vida rural, historia, lluvia y sombras, personajes, vida cotidiana, noticias e infancia. La investigación y los textos que acompañan la obra los realizó Natalia Gutiérrez, historiadora del arte y maestra en Arte de la Universidad de los Andes y máster en Gestión del Patrimonio Cultural y Museología de la Universidad Internacional de Valencia. Es profesora de la Universidad del Rosario y ha estado vinculada a entidades culturales y estudios de artistas, entre ellos el de Beatriz González. El libro busca dar a conocer el trabajo de Caicedo, pues, como Gutiérrez, “aunque fue uno de los reporteros más importantes del siglo pasado en Colombia, muy poco se ha investigado desde el campo de la historia del arte. De hecho, el último libro que se publicó de él fue el catálogo de 1976 de la exposición.

Para el libro, Gutiérrez escribió una serie de textos que muestran su biografía, el contexto de la época y las circunstancias en que trabajó y contexto y la caracterización de su trabajo, y una compilación curada por sus seis hijos, quienes querían mostrar los temas principales y las fotos más icónicas de Caicedo.

Desde el punto de vista de la reportería gráfica es evidente que Caicedo fue una figura cumbre. Pero desde el arte su trabajo también resalta por su sensibilidad. “No solo es la fotografía noticiosa, sino que realmente trasciende la noticia desde una estética muy particular en la que no hay diferencia entre noticia y arte”, dice.

Francisco Carranza, discípulo y colega de Caicedo, dijo que era impresionante que, en la misma Vuelta a Colombia, a la que todos los periodistas iban, Caicedo sacaba otro ángulo. “´Él buscaba lo inesperado en el deporte –recuerda Gutiérrez– Se lo escuchaba mencionar a su hijo Felipe Caicedo, también reportero gráfico. El deporte a veces puede ser predecible. Aunque para unos no lo sea, para los fotógrafos, reporteros, sí lo es”.

Caicedo buscaba ese otro ángulo como, por ejemplo, tomar desde arriba a los fotógrafos pasando por un riel y no por retratar al ganador de la etapa, sino al último y mostrar todo el esfuerzo que hizo para logar pasar la meta, a los ciclistas que se caen o pinchan, ciclista que se cae, al jinete que al galope va paralelo a un ciclista, o el grupo de monjes que miran desde lo alto ver pasar a un ciclista, el choque entre los futbolistas en el aire. “No era buscar el gol espectacular o el ganador, sino o toda esa emoción que había detrás, y hacerlo desde otro lado artístico".

Natalia Gutiérrez empezó la investigación en el archivo de Beatriz González. “Entre todos sus recortes ella solo realizó dos colecciones de álbumes fotográficos. Uno sobre Julio César Turbay, el expresidente, fuente de investigación para su trabajo y otro, sorpresivamente, de Carlos Caicedo”, dice ella, que conoce como nadie el archivo de la artista porque fue su mano derecha durante unos diez años. “Ella es una fiel admiradora de su trabajo y por eso recopiló muy juiciosamente todo lo que salía de él y así formó cuatro álbumes de recortes”. Gutiérrez cuenta que cuando conoció a Caicedo a través de la prensa quedó impresionada y empezó a escribir sobre él, pero no había tenido contacto con la familia y, recalca, muy poco se había investigado.

“Caicedo fue –dice Gutiérrez– un artista que se sentía reportero. Con su obra mostraba que la reportería gráfica era un arte”. A lo largo de su vida formó muchos fotógrafos porque también fue profesor de la Universidad Central y además fue director de la sección de fotografía de El Tiempo. Entonces, ahí tuvo muchos pupilos o discípulos. “Los mismos fotógrafos hoy día ya reconocen también esa propuesta que pueden dar desde su trabajo. Antes no se reconocía y no se autorreconocía”.

Gracias a la posibilidad de acercarse a la familia, así como a otros fotógrafos y artistas que lo conocieron, su investigación le permitió conocer facetas de la personalidad de Caicedo. “A mí me parece también valioso de Caicedo que fue un personaje que lideró la imagen de El Tiempo, uno de los periódicos que también marcan el imaginario visual de un país. Uno puede también conocer esa memoria de Colombia a través de su fotografía, pero no solo desde la noticia, sino pues desde su sensibilidad artística”.

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