
Roberto Cuéllar.
Crédito: Cortesía de @diaztomasg
“La clave para la plenitud es vivir sin condicionarnos a nuestros deseos”: Roberto Cuéllar, autor de ‘ZENcillamente’
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En entrevista con CAMBIO, Roberto Cuéllar, autor del libro ‘ZENcillamente’, contó sobre el proceso interno que pasó para llegar a las reflexiones que comparte para vivir en plenitud.
Por: Jesús Bovea

De prisa y casi siempre sin pistas. Es así como la vida transcurre para la mayoría de quienes, comprometidos con los quehaceres propios del mantenerse vivos, se olvidan de a poco, por no decir demasiado, de lo que realmente es vivir en un estado de conciencia plena.
Y es que, aunque suene elevado o sacado de un plano superior, Roberto Cuéllar, autor del libro ZENcillamente, plantea reflexiones que no riñen a la realidad, sino que más bien se fijan en un léxico natural de cualquier mortal para intentar fijarnos en un regalo que él denomina como el presente.
Combinado entre fragmentos de versos escritos a mano, anécdotas de su vida pasada, aquella jovial y de aprendiz, y mezclado con la madurez del presente, el autor comienza su narración con un accidente que, en sus propias palabras, le cambió la perspectiva de la vida.
Estar presente
“El libro arranca con un episodio que viví durante mi etapa de estudiante de filosofía, por cuenta de un amigo me había sumado a un voluntariado en Parques Nacionales de Colombia. Ellos me enviaron a la Orinoquía y la primera gran reflexión estuvo basada en el alimento”, dice.
Más difícil que comunicarse con indígenas que no hablaban español, para Cuéllar fue aprender el arte de pescar, una fórmula que está basada en la paciencia, el silencio y el agradecimiento como virtud para esperar en calma hasta que la vida decida dar sorpresas.
“Sin duda eso fue uno de los grandes retos. No era solo lo torpe que era con el ejercicio de la pesca, sino que al venir de la ciudad todo está orientado al afán, y ese mismo desespero hace que este sea más complicado. Por lo que lo primero que me tocó aprender fue a mantenerme en serenidad desde la consciencia”, dice.
Sin embargo, como bien lo menciona Roberto Cuéllar en su libro, a lo largo de la vida las lecciones, al ser aprendidas, generan nuevas tareas, y él no fue la excepción. Una vez alcanzó cierto nivel de serenidad recibió una orden de traslado a una zona aún más alejada, en la cual la prueba estaría guiada a estar presente.
“Cuando me envían en reemplazo de un voluntario que había desistido, me doy cuenta de que en la nueva locación las condiciones eran mucho más limitadas. Estaba solo, pero con la experiencia que había ganado ya lograba pescar. Sin embargo, ahora la duda era: ¿Lo como todo hoy o guardo para el resto de días?”.
Es justo aquí cuando las consideraciones se van hacia el presente. La decisión fue partir el pescado en tres y conservar dos de esas partes, pero a las horas de haber guardado las porciones las hormigas del lugar habían arrasado con su provisión.
“Ese fue un mensaje claro. La vida no se puede pausar. Sencillamente tenemos lo que está sucediendo en el presente, y más allá de eso no hay forma de actuar, sino construir desde la responsabilidad y disfrutar lo que nos está brindando hoy, sin adelantarnos a lo que aún no podemos condicionar”, señala.
Desde la calma
Tras las historias que se presentan como anécdotas hiladas en una conversación espontánea, el autor llega al punto del manejo de las crisis y los conflictos. Su gran consejo es tramitarlos desde la calma, no como si nada pasara sino reconociendo que esto también debe pasar.
“Una de las claves que más funciona para las crisis es reconocer la vida como una dinámica que se compone de cosas que nos gustan y otras que no. Una vez lo tenemos claro, podemos orientarnos a ver y vernos más tranquilos porque reconocemos que todo pasará”, explica.
Asimismo, Cuéllar es muy hábil en usar los términos correctos para no generar ‘falsas esperanzas’, muy populares en este siglo por cierto, sino más bien pautas que destinan a la realidad.
“Dentro de toda esta perspectiva de reconocimiento encontramos que existen balanzas. Qué es más importante: ¿el gozo o la felicidad? Porque la felicidad se califica por situaciones externas y se mide en momentos, pero el gozo es una construcción diaria basada en la decisión de que nada nos turbe. Todo depende exclusivamente de nuestra relación con nosotros mismos”, dice.
¿Hay un secreto para la plenitud?
Hacia el final de las reflexiones que da Cuéllar en ZENcillamente encontramos uno de los grandes interrogantes de la vida contemporánea: ¿Hay algún secreto para vivir en plenitud?
A lo que Cuéllar responde: “La clave para estar en plenitud es vivir sin condicionarnos a nuestros deseos. Esto va más allá de vivir sin expectativas, la cual es una postura errada porque no podemos vivir sin crear esperanza porque estaremos inertes. Pero lo que sí podemos hacer es no condicionar a que sea como nosotros queramos. Ahí es cuando hacemos fuerza al universo y a nosotros mismos y nos desgastamos”.
Y casi que en la misma fórmula de la pesca, una vida "ZENcilla", según Roberto Cuéllar, se basa en manejar la presencia plena, dejar de luchar contra lo que no se puede luchar, siempre tener buen humor y reírse, no tomarse la vida de manera tan literal y aprender a meditar, que no es más que dejar de hacer y enfocarse en el ser.
