Colegio del Cuerpo, arte para la inclusión y la reconciliación
29 Enero 2023

Colegio del Cuerpo, arte para la inclusión y la reconciliación

Álvaro restrepo.

Crédito: Colprensa

Hace 25 años Álvaro Restrepo logró hacer realidad un sueño que tenía desde muy joven. Utilizar el arte como herramienta de educación, inclusión y reconciliación. Y lo ha hecho a través de la danza Este proyecto, que lidera junto con Marie France Delieuvin, ahora tiene su sede a las afueras de Cartagena.

Por: Eduardo Arias

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En Pontezuela, un corregimiento de Cartagena al norte del casco urbano de la ciudad, Álvaro Restrepo busca hacer realidad el sueño que lo ha acompañado desde toda su vida. Restrepo es uno de los exponentes más relevantes e importantes de la danza contemporánea en Colombia, y también alguien que ha entendido desde que era adolescente, incluso niño, la importancia del arte como herramienta para la educación y la inclusión.
En un terreno de cuatro hectáreas que la Alcaldía de Cartagena le ayudó a conseguir hace ya varios años, Restrepo está construyendo la que será la sede definitiva del Colegio del Cuerpo. En este lugar, de cuatro hectáreas de extensión muy cerca de la carretera que une a Cartagena por Barranquilla y también de los nuevos desarrollos urbanísticos, ya funciona una oficina-biblioteca, están bastante adelantadas algunas de las casas que servirán de alojamiento a artistas que vayan a hacer residencias, y se están construyendo otros módulos donde se impartirán clases, los bailarines podrán practicar y, además, se podrán llevar a cabo otras actividades artísticas.
Al recorrerse el lugar se encuentra uno con un pequeño lago en forma de herradura, y unos lugares que él denomina "ceremoniales y performáticos". De un árbol que produce el fruto que sirve de base para la construcción de maracas él ha colgado unas maracas ya terminadas. Y con las flores del árbol de majagua, que evocan la falda de una bailarina de ballet, construye unos largos collares. Espera que cuando el sitio esté terminado no solo sea la sede del Colegio del Cuerpo sino que también se convierta en un escenario para las artes, el diálogo y la reflexión, y que "sirva de punto de encuentro de las muchas Cartagenas y de las muchas Colombias que hoy se encuentran tan fragmentadas".

Alvaro Restrepo
Álvaro Restrepo en la sede del Colegio del Cuerpo.


Aunque Álvaro Restrepo nació en Medellín en 1957 y se crió en Bogotá, Cartagena es la ciudad de su familia. Sus padres son cartageneros y muchos de sus antepasados son de Cartagena. Solo su abuelo paterno era antioqueño. Estudió algunos semestres de Filosofía y Letras en la Universidad de los Andes. “Yo quería en ese momento estudiar periodismo, quería escribir poesía y pensé que la literatura y la filosofía contribuirían en mi formación". Un par de años decidió ir al Chocó, a vivir en Capurganá. Consiguió un trabajo de maestro de escuela y conoció al padre Javier de Nicoló, que trabajaba con los niños de la calle en Bogotá y que había llegado allá a recibir una finca con una cantidad de muchachos sacados directamente de las calles de Bogotá. “Me ofreció trabajar con él y entré en contacto con la realidad de este país, con la realidad más dolorosa que es la niñez abandonada”. Luego trabajó con él dos años en las calles de Bogotá. Allí sintió que el teatro podía ser una herramienta pedagógica muy fuerte para trabajar con los niños. En la Escuela Nacional de Arte Dramático conoció a Rosario Jaramillo, hoy día una consagrada actriz de teatro, cine y televisión. “Puchi fue mi partera, ella fue la primera que me habló de la danza, fue la primera que me habló de mi cuerpo, de mis condiciones naturales para la danza. Ella fue la que me impulsó y la que me inspiró”. En la danza encontró un lenguaje total. “La danza es teatro, la danza es música, la danza es también artes plásticas. artes visuales, filosofía, es una forma de pensamiento en el cuerpo, el terreno natural donde se dan cita todas las dimensiones del ser humano y de la creatividad humana. Para mí la danza fue encontrar esa forma de conocimiento y de expresión que estaba desesperadamente buscando”.

Álvaro Restrepo
Con una beca del Icetex se fue a estudiar durante cinco años a Nueva York. Fue alumno de grandes figuras de la danza como Jennifer Muller, Martha Graham, Merce Cunningham y el surcoreano Cho Kyoo-Hyun, el maestro que más lo influenció, ya que bajo su guía Restrepo comenzó su carrera de intérprete y de coreógrafo en el teatro La MaMa, de Nueva York.
En 1986 formó el colectivo Athanor Danza y ese año regresó a Bogotá. Montó diversas obras, entre ellas Rebis, homenaje a Lorca, con la que ganó en 1992 el Gran Premio Pegasus, en el Teatro Kampnagel de Hamburgo.
A lo largo de los años 90 realizó varios montajes como Sol Níger (1993), Yo, Arbor, Gonzalo (1992) y La enfermedad del ángel (1993), dedicadas a Gonzalo, su hermano sordomudo y autista; Raveliana (1994), El país de los ciegos (1995), Ordalía (1996), en memoria del pintor Lorenzo Jaramillo, y con la  participación de Rosario, actriz, hermana del pintor; Pequeño réquiem (2000), creada en memoria de su hermana Mónica Restrepo, quien murió ese año en un trágico accidente de carretera, y La noche de la hormiga (2001).

“La danza es teatro, la danza es música, la danza es también artes plásticas. artes visuales, filosofía, es una forma de pensamiento en el cuerpo, el terreno natural donde se dan cita todas las dimensiones del ser humano y de la creatividad humana. Para mí la danza fue encontrar esa forma de conocimiento y de expresión que estaba desesperadamente buscando”: Álvaro Restrepo.


De manera paralela Restrepo se dedicó a la gestión cultural y la enseñanza. Fue subdirector del Instituto Colombiano de Cultura en 1991 y un año más tarde lo nombraron director de la Academia Superior de Artes de Bogotá (ASAB), donde diseñó el primer programa de Danza de educación superior en Colombia.
De gran importancia en su carrera y en el desarrollo de la idea que lo llevaría a formar el Colegio del Cuerpo fue su encuentro en 1993 con Marie France Delieuvin, bailarina, coreógrafa y pedagoga francesa, quien en aquel entonces dirigía el Centro Nacional de Danza Contemporánea de Angers. Restrepo estuvo en esa ciudad en varias oportunidades. Se trasladó a Cartagena de manera definitiva en 1994 junto con su compañero Leopoldo Javier Combariza, arquitecto, con el que ha trabajado en el diseño y la la construcción de la sede del Colegio del Cuerpo en Pontezuela.
En septiembre de 1997 fundó con Marie France Delieuvin el Colegio del Cuerpo. Por fin pudo hacer realidad esa idea que comenzó a forjar desde que trabajó con los niños en los programas del padre De Nicoló. Hizo su trabajo como bailarín y como coreógrafo de sus creaciones pero nunca perdió de vista su proyecto de vida, crear un centro de formación. “Tal vez sea así porque mi cuerpo sufrió tanto en el colegio San Carlos y mi proceso educativo fue tan doloroso, tal como lo plasmé en ese artículo que llamé Memorias de la carne llora et labora, con el que gané el Premio Simón Bolívar de Crónica en 2007”. Allí cuenta cómo sufrió enormemente en un sistema de educación que él considera “torpe, violenta, muy miope, que no sabía detectar los talentos y los dones con los que uno llega a este mundo”.

Aninal family
'Animal family', montaje de 2018. Foto: Colprensa.


Que el Colegio del Cuerpo esté en Cartagena obedece a varios factores. Tuvo la idea de que quería vivir en Cartagena, junto al mar, desde que venía a pasar vacaciones con su tía abuela, Maruja de León de Luna, “una mujer extraordinaria, organista y pianista. Fue mi gran inspiración y también ella me inculcó el amor por las artes como un vehículo de realización espiritual, de educación y una forma de espiritualidad”. Otro factor determinante fue la lectura de La consagración de la primavera, de Alejo Carpentier, novela que, a propósito, tiene como título uno de los ballets más conocidos del compositor ruso Igor Stravinski. “Fue una gran inspiración. Esa historia que narra Carpentier me hizo entender lo que yo podía hacer en una ciudad afro mestiza como Cartagena, con un lenguaje como la danza contemporánea”. Su maestro Cho Kyoo-Hyun también fue definitivo en la creación de la escuela. Él había estado con Restrepo en Cartagena en los años 80 y le dijo: “Tú tienes que hacer una escuela de danza contemporánea. Mira esta cantidad de talento. Tienes que ser el García Márquez de la danza”.
El núcleo de bailarines profesionales del Colegio del Cuerpo es la Compañía Cuerpo de Indias, y con ella Restrepo ha montado una gran cantidad de obras, como Reconquista (1997); El alma de las cosas (2000); El cuarteto para el fin del cuerpo (2005), con la música de El cuarteto para el fin de los tiempos, de Olivier Messiaen; El camino hambriento (2002); Miserere, con el artista Alberto Riaño, ya fallecido (2003); Lachrimae -Surrounded in tears, con el artista Oswaldo Maciá (2007); Palabrademar (2009); Inxilio: el sendero de lágrimas, una ceremonia multitudinaria en homenaje a las víctimas del conflicto armado colombiano’ (2010, 2013); 7 visiones del amén, con el dúo de pianistas españoles BdBdúo (2012); Flowers for Kazuo Ohno (and Leonard Cohen), una cocreación con Marie France Delieuvin y Ricardo Bustamante (2015); NEGRA/ANGER (2016); Stabat mater - Plegaria por la paz (2017); Animal family (2018); sacrifiXio: la consagración de la Paz (2018) y Espíritu de pájaro (2022).

Ensayo
Ensayo de la obra 'Espíritu de pájaro', 2022. 


Álvaro Restrepo ha visto y vivido el desarrollo de la danza contemporánea en Colombia. Cuando comenzó su carrera otras personas ya se habían iniciado en esta disciplina pero no había una escena muy activa. “Yo pienso que he contribuido junto con otros bailarines, coreógrafos y pedagogos a fomentar este lenguaje en nuestro país. Hoy hay un movimiento mucho más amplio. La danza es parte del concierto de las actividades y de las profesiones artísticas. Hay mucho más respeto, hay más estímulos, hay posibilidades de acceder a unas becas de creación y de formación. Cuando yo empecé el panorama no era tan nutrido”.

La principal aspiración es que la sede se convierta en su herramienta más poderosa de generación de recursos. Ya sea con la compañía profesional o con los proyectos educativos de la escuela, con el programa de residencias que buscan establece, con los distintos espacios, la biblioteca, con la programación de obras escénicas, música y exposiciones piensan que la sede se convertirá en un epicentro cultural.


Como él señala, el colegio tiene más reconocimiento en el exterior que en Cartagena y en Colombia. Cuando comenzaron en 1997 recibieron un apoyo importante por parte de la alcaldía de la ciudad y un poco más tarde los recursos para comprar el terreno de Pontezuela. "Por ese lado no me puedo quejar. Pero hay mucha gente que todavía no sabe qué es el Colegio del Cuerpo. Sobre todo en las clases altas. Ha sido muy difícil entrar en los colegios privados y hemos trabajado sobre todo con la Cartagena profunda. Pero yo creo que la ciudad ya entiende que es un patrimonio de esta región es un patrimonio del país". De todas maneras hubiera querido tener más apoyo y más comprensión sobre lo que ha querido hacer. "Sobre todo en este proyecto de integración y de innovación, de inclusión social,que pretende acabar un poco con todas estas estas secuelas y estas heridas tan profundas que tiene esta ciudad tan racista y tan clasista. Nuestro proyecto es de innovación social y yo creo que por eso es tan difícil entenderlo para mucha gente”.
Restrepo ahora trabaja más en las afueras. Ya no le interesa la Cartagena turística, que en su opinión se ha salido un poco de madre.Me interesa mucho más trabajar en otros centros de una manera más excéntrica explorando otras comunidades y otros procesos”.

Pontezuela
Mantener a flote un proyecto tan complejo y ambicioso (en el buen sentido de la palabra) ha sido una lucha permanente. “La lucha de hacer milagros, de pedir donaciones, de pasar el sombrero. Todos los proyectos culturales tienen que estar permanentemente en esa lucha. Pero bueno,luego de 25 años estamos tratando de lograr esta autosostenibilidad”. La principal aspiración es que el terreno donde está construyendo la sede se convierta en su herramienta más poderosa de generación de recursos. Ya sea con la compañía profesional o con los proyectos educativos de la escuela, con el programa de residencias que buscan establecer, con los distintos espacios, la biblioteca, con la programación de obras escénicas, música y exposiciones piensan que la sede se convertirá en un epicentro cultural. “Hemos recibido un apoyo importante del Ministerio de Cultura a lo largo de estos años y recientemente uno muy grande de la Fundación Sura, que nos está permitiendo construir esta etapa del proyecto, además de otras fundaciones y organizaciones que también nos han echado la mano. Pero yo creo que ya el Colegio del Cuerpo, con su 'good will' y su 'know how', ya está en capacidad de ofrecer alianzas y no simplemente de pedir ayuda".Pupilos
Restrepo ya ve cercano el día en que la sede de Pontezuela sea un oasis, un espacio físico y arquitectónico que represente la filosofía y la visión del mundo del Colegio del Cuerpo. “Que se convierta en un refugio para tantos jóvenes que vienen de barrios difíciles donde hay tanto ruido, tanta promiscuidad, tanta violencia y que encuentren aquí un lugar en la naturaleza que les permita crear, que les permita formarse y que les permita crecer”.

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