
Consuelo Cepeda, reportera y defensora de la Colombia profunda
Consuelo Cepeda cuando comenzó su labor de defensora del televidente del canal RCN en 2001.
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Después de 24 años de labores, Consuelo Cepeda se despide de la Defensoría del Televidente del canal RCN. Recuento de una reportera y maestra que todavía tiene mucha tela para cortar.
Por: Eduardo Arias

A Consuelo Cepeda lo que más le gusta es trabajar con la gente común. Aprender de ellos y comunicarse con la Colombia profunda. Lo ha hecho como reportera, documentalista y también como defensora del televidente del canal RCN, cargo que acaba de dejar. “Fueron 24 años de trabajo que se fueron volando”, dice.
Consuelo Cepeda ha trabajado en innumerables medios de comunicación, entre ellos noticieros, espacios de opinión y series documentales. En sus ya 51 años de carrera profesional ha visto y vivido los cambios tecnológicos en la televisión, así como la manera en que ha evolucionado el negocio de los medios audiovisuales.
Estudió Comunicación Social en la Universidad Javeriana y obtuvo una beca que la llevó a estudiar en el Instituto de Radio y Televisión de Holanda. Y al regresar de allá empezó a trabajar en el noticiero CV-TV. “Cuando tenía 24 años, las primeras entrevistas las hice en cine de 16 milímetros, que era necesario cortar y pegar en una moviola”.
Ella había llegado como asistente. En una ocasión le pidieron que entrevistara al famoso cardiólogo sudafricano Christiaan Barnard (el que realizó el primer trasplante de corazón exitoso) porque el periodista encargado de realizar la nota había amanecido indispuesto. Como ella sabía inglés le pidieron el favor. “Tuve la suerte de que Jorge Arenas, dueño de la programadora, vio mi nota y dijo: ‘Oiga, a esa muchachita por qué no la dejan que haga reportajes’. Todos eran hombres y yo era la niña. Entonces, a partir de ahí arranqué como periodista”.

Un arranque que la llevó a trabajaren las décadas siguientes en varios noticieros, en programas culturales como Correo Especial, con Gloria Valencia de Castaño y Rodrigo Castaño. O con Benjamín Villegas en La mansarda, un espacio en el que estudiantes de colegio entrevistaban a figuras públicas y en el que ella era la moderadora. O en Todos somos Colombia, un espacio para campesinos que la marcó profundamente. “Me di cuenta de que los campesinos me enseñaban a mí, no yo a los campesinos. Entonces me dije; ‘Hagámosles el homenaje a los campesinos y a quienes viven en la Colombia profunda’. Visitaba municipios, veredas, viajaba por río, en burro, eso era una belleza. Visité todo el país y en cada sitio encontraba historias”. Encontró el gusto por trabajar con la gente del común y se dio cuenta de que esas personas no sólo la enriquecían a ella sino también a la teleaudiencia, “más que un ministro o un personaje público”.

En 1990 quiso abrir sus horizontes y se ofreció en el noticiero TVHoy como corresponsal en Europa con sede en España. Fernán Martínez le cogió la caña, pero 15 días antes de viajar la envió a Roma a cubrir la fase previa al inicio del Mundial de Fútbol de Italia, al que había –por fin– clasificado Colombia. “Luego llegaron los duros del fútbol y yo seguí trabajando con ellos haciendo las notas de color”. Al terminar el Mundial alquiló un Fiat y conoció lo más que pudo de Italia. Cuando se le estaba acabando la plata llamó al Instituto de Radio y Televisión Española, donde había hecho un curso de producción y realización y le dieron una beca de seis meses para aprender a escribir guiones.

Al regresar a Colombia entró al noticiero CM&. “Volví a empezar de reportera, a salir a la calle con el micrófono y pagar el precio de la ausencia”. Dos años después pasó a Audiovisuales, una programadora de televisión pública del Estado, que fue para ella la época más creativa y más linda de su carrera. “Yo me le aficioné mucho a los documentales y me fue muy bien sobre todo con Maestros, una serie sobre compositores de grandes obras musicales. Yo iba hasta el pueblo, hablaba con el maestro, repasaba su proceso creativo y contaba la historia de cómo se había compuesto cada una de las obras”.

De la reportería a la defensoría
Cuando cerraron Audiovisuales empezó a buscar un espacio. “Pero la privatización de la televisión en ningún momento contemplaba el trabajo que yo hacía. Documentales, gente, selva, Colombia profunda, nada de eso les interesaba”.
Fue entonces cuando Álvaro García, director de Noticias RCN, la llamó para que asumiera el cargo de defensora del televidente del canal, pues una entrevista al jefe paramilitar Carlos Castaño había provocado un gran escándalo. “Esa entrevista evidenció la necesidad de un defensor activo, dotado de herramientas para que pudiera actuar”. Postularon su nombre a la Autoridad Nacional de Televisión, lo aprobaron, y la llamó Carlos Ardila Lülle. “Con él inventamos el programa Tu Tele. ‘Hola, buenos días, esto es Tu Tele, aquí escuchamos sus quejas, sus reclamos’ y de un momento a otro pasaron 24 años”.
Cuando comenzó a trabajar, el presidente del canal era Gabriel Reyes, quien le prestaba mucha atención y valoraba la labor de la defensoría. “Ese hombre fue genial, me ponía bolas en todo, respetó inmensamente las sugerencias y creía y siempre creyó que sin televidentes satisfechos un canal no podrá tener éxito”, recuerda.
A Consuelo Cepeda le tocó lidiar en esos 24 años con cambios dramáticos en terrenos como las innovaciones tecnológicas y el modelo del negocio de la televisión. Ella dice que internet, y en particular las redes sociales, ha interferido mucho. Inicialmente recibían muchas cartas. El correo electrónico funcionó muy bien. Pero cuando comenzaron a esparcirse los nuevos medios empezaron a recibir muy pocas cartas. “Al mes, por mucho, pueden llegar 40 cartas, de personas mayores que creen en el correo y lo saben manejar”. Por esa razón decidieron revisar los comentarios que los televidentes dejaban en las redes de cada uno de los programas del canal.
Ella comenta que el concepto del defensor también ha ido evolucionando. Del simple intermediario entre el televidente y las directivas del canal se pasó a un modelo en el cual también se trabaja en la construcción de audiencias críticas y para ello las diferentes defensorías de los canales públicos y privados comenzaron a entrevistar especialistas en diversos temas relacionados con los programas o los comentarios de los televidentes.
Ejemplo de lo anterior se dio con la serie Los tres Caínes, que contaba la historia de los hermanos Vicente, Carlos y Fidel Castaño, los tres paramilitares. “Aquello fue un escándalo espantoso, entonces en el programa sugerimos verlo con una mirada crítica para que la historia no se repita, y no simplemente como una apología del paramilitarismo. Mostrar cómo eran esos personajes, cómo sufrió Colombia, enfocar la manera en que se debería ver, porque generalmente ese tipo de programas son apologéticos y la gente termina diciendo, ‘Ah, no, yo más bien me dedico a esa vaina y me lleno de billete’”.
Cómo promover audiencias críticas
Así llegó a la defensoría una etapa de educación y de construcción de audiencias, pero ella dice que se acabó cuando comenzaron a proliferar programas que se pueden ver en cualquier pantalla o dispositivo, sin necesidad de que se emitan por los canales abiertos o en los públicos. “Llegó un momento en que tú estabas hablándole a una audiencia muy chiquita, esa audiencia que no tiene acceso al Wi-Fi. Son personas que están en lugares muy apartados de Colombia y a los que vale la pena hacerles el programa porque es la única opción que tienen. Están en el Amazonas, en Chocó, en unos sitios lejanísimos. Desafortunadamente, esas audiencias no le interesan al canal, sino llegar a los habitantes de las grandes ciudades que son supuestamente los que consumen lo que anuncia la publicidad”.
Consuelo Cepeda recuerda que durante la pandemia comenzaron a llamar al canal RCN a insultar a las recepcionistas del noticiero porque estaban repitiendo las series y las novelas. En su programa dijo: "Quiero pedirles el favor de que lo que tengan que decir me lo digan a mí. Las niñas que contestan el teléfono no tienen la culpa de la programación, ellas no deciden qué repetir o no repetir. Yo tampoco decido, pero puedo ser la voz que pasa la inquietud que usted tiene sobre esas repeticiones. Por favor, lo que tengan que decir, díganmelo a mí”. Dio el teléfono y llegaron una gran cantidad de mensajes. No había ni uno de Medellín, Bogotá, o Barranquilla, sino de los lugares más remotos. "Para mí fue maravilloso darme cuenta de que, de nuevo, estaba trabajando para esa otra Colombia. Con simplemente responderles ya quedaban felices”.
Que en la señal de televisión se repitan tantos programas se debe a que ahora el negocio principal del canal es producir para venderles a las plataformas, a otros países. Pero agrega que les interesa mantener el canal abierto por los informativos porque les dan poder. “El modelo es noticias y programas en vivo, esos programas que duran toda la mañana. Eso es lo más barato de producir”, dice.
También identifica otras razones por las que RCN ha perdido audiencia. “Cambiaban los horarios de los programas como cambiar de camiseta. Para la gente es el peor insulto porque le cambian su hábito. O empiezan a ver un producto y se lo cortan por la mitad y dicen que siga viéndolo en las redes o en la página web y resulta que mucha gente de más de 50 años no sabe buscar el programa en la página y tiene que esperar a que llegue el nieto a encontrarle los capítulos que le falta por ver. En la época en que el noticiero fue tan uribista hubo una posición política muy determinada y eso la gente lo castiga. A la gente también le molestó mucho la época en que el noticiero fue tan amarillista. La ola de las narconovelas la gente también la resintió. La gente decía: 'Pero ¿por qué nos siguen metiendo más narconovelas?'. Pero resulta que hay una incoherencia de las audiencias entre lo que sienten, lo que ven, lo que piensan y lo que realmente hacen”, explica.
Un tema espinoso en su relación con el canal fueron los reality shows porque no está de acuerdo con los realities que no construyen. “Yo le decía a uno de los presidentes del canal: ‘¿Usted le dejaría ver este programa a su hija?’. ‘¡Ah, no!, ¿cómo se le ocurre?’. ‘Ah, bueno. Entonces piense que hay muchos niños como su hija’. Por casos como estos o pienso que es muy importante la autorregulación”.

Un largo camino recorrido
Al hacer un balance, dice: “Estuve muy feliz porque tenía contacto permanente con los televidentes. Conocí mucho mi sociedad. Si yo recojo todos los programas que se hicieron puedo sacar un producto sociocultural para mostrar cómo ha evolucionado la sociedad. Porque los televidentes de hoy son muy diferentes a los televidentes con los que yo empecé hace 25 años. Me voy en un momento muy oportuno porque la televisión se ve con otros ojos. Tienen que venir otros ojos diferentes a hacer televisión porque la gente joven ya no ve televisión", dice.
Considera que siempre debe haber en los canales un representante de las audiencias. “Es necesario que se tome una temperatura de qué piensan los televidentes de la programación que ven. De pronto no un defensor, pero sí un interlocutor, un puente, o como decían en Francia, un mediador, y ese mediador tiene que trasladarse a los nuevos medios. Sin censuras”.
También termina otra etapa paralela de su vida, ya que en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Externado de Colombia dictó cursos de ética, derecho de la comunicación, TV y opinión pública. “Después de 22 años me retiro: ¡las escaleras me matan!. Sin embargo, planeo regresar a la academia para concientizar a los futuros periodistas sobre la necesidad de no dejar de lado la esencia humanista de este oficio, que está en riesgo de terminar transformándose peligrosamente si se llega al uso de la inteligencia artificial”.

Lo que empezó hace 40 años con una película de 16 milímetros entrevistando a Christiaan Bernard, hoy es digital. “Gracias a la vida porque me tocó todo el proceso hasta la digitalización y la expansión de las redes y la época de las plataformas digitales que no sabemos dónde va a parar. Me gusta mucho que no me hayan reemplazado por cualquiera, sino por alguien valioso y preparado. Llega un académico muy valioso, Alejandro Ángel, quien con el apoyo de mi equipo de toda la vida transformará el programa en educativo y orientativo… Se acaban los comentarios sobre la programación: sus contenidos, horarios y todo lo que yo hacía. ‘Hacerse pasito’ y tengamos la fiesta en paz”, concluyó.
