
Piezas de la Colección Quimbaya
Crédito: Ministerio de Cultura
¿Cuánto vale la Colección Quimbaya pedida a España? Expertas explican por qué el valor va más allá del precio
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CAMBIO habló con expertas sobre el valor de la Colección Quimbaya. La respuesta va de la mano con otros factores como la historia, el significado, el impacto en la cultura y demás. Aquí le contamos el debate alrededor de las piezas que Colombia busca que retornen al país.
Por: Alisson Betancourt

El Gobierno nacional envió una carta al Estado español pidiéndole la devolución de las 122 piezas de oro de la Colección Quimbaya. Aunque fue un regalo que le entregó el entonces presidente Carlos Holguín Mallarino en 1893 a la reina española María Cristina de Habsburgo, la actual visión de desconolización pone una nueva mirada sobre este patrimonio de los colombianos.

Se estima que la colección original estaba compuesta por cientos de piezas, pero la colección que llegó a España son unas 120 figuras. Aunque se creía que eran de uso personal, actualmente los antropólogos e historiadores explican que se usaban para rituales colectivos por las características de estos elementos. Se calcula que cada una de ellas pesa entre 700 gramos y un kilo y medio, además, son hechas en su mayoría de oro.
¿Cuánto valen las piezas? Esa es la pregunta que muchas personas se hacen y que, en plata blanca, no tiene una respuesta única.
CAMBIO habló con varias expertas en el tema y el debate va más allá del precio que tienen, pues su valor más grande, según las entrevistadas, es lo que le puede aportar tanto a la historia como a la investigación en Colombia.
El oro todavía encandila
Cuando se habla del valor de lo que en su momento llamaron el “tesoro” se piensa en el material que están hechas las piezas. Alhena Caicedo, directora general del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), se hace una pregunta interesante: ¿Qué hubiera pasado si las piezas no fueran de oro?
La antropóloga asegura que si bien es una pregunta para la historia, va enfocada a que a veces el oro o lo deslumbrante no nos deja ver más allá.

“Es una pregunta que queda para la historia, no sabría responderte. El tipo de material del que están hechas estas piezas tiene una importancia más allá del valor que se le puede dar hoy en día al oro. El oro tiene que ver con los potenciales tecnológicos y los saberes que estas sociedades desarrollaron para el manejo de este tipo de material y sin duda alguna la orfebrería, que en el caso Quimbaya es uno de los avances más importantes”.
Sobre este mismo tema, Catalina Ceballos, directora de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores, explicó que desde una perspectiva institucional el material no influye, porque: “Estamos hablando del patrimonio material inmaterial de Colombia, aquello que es de este territorio, de esta nación, de las muchas identidades que hay en este país”.
Por su parte, Clemencia Plazas, arqueóloga con especialización en metalurgia prehispánica de Colombia y exdirectora del Museo del Oro, explicó que pese a que se cree que lo más valioso es el material de las piezas, en términos generales la colección es importante por los avances técnicos de la cultura Quimbaya.
“Desafortunadamente, el oro todavía encandila. Yo que trabajé 33 años en el Museo del Oro te lo puedo decir, que tocaba trabajar para que la gente no pensara solo en el valor material del oro. Pero pienso que eso no es lo más importante, para nada. Lo más importante es que es un conjunto extraordinario, estético y técnico, del trabajo Quimbaya que no se conoce”, explicó.
¿Tesoro o colección?
Las tres expertas coinciden con el mensaje que viene dando el Gobierno nacional y que abre un debate sobre el precio y el valor. El mismo que hizo que no se hable de un tesoro, sino de una colección. El cambio en su connotación se da no porque las piezas solo tengan un valor por su material, sino porque en la actualidad se reconoce también el impacto histórico y cultural para Colombia.
En el caso de Caicedo, hizo un gran énfasis en que como colombianos “debemos reconocer su profundidad histórica” y que hay algunos elementos que fueron sacados del territorio, pero deben retornar porque aún conocemos muy poco de nuestro origen.
“Estamos hablando de unos vestigios arqueológicos que nos están hablando sobre formas de poblamiento prehispánico, que necesitamos como colombianos no solamente apropiarnos, sino también reconocer su profundidad histórica. La Colección Quimbaya es un referente de un pasado que es muy largo y del cual conocemos muy poco. Y si lo poco que conocemos además no está acá, pues peor todavía”, explicó.
Y agregó que cuando se habla de lo patrimonial, siempre se debe ir más allá de lo material: “El patrimonio es algo que no se puede, bajo ninguna circunstancia, comparar con una mercancía”.
Por su parte, Clemencia Plazas habló de cómo el valor monetario no siempre concuerda con el valor arqueológico.
“Estoy acostumbrada a no diferenciar el valor monetario del material arqueológico, porque a veces puede ser más fascinante un pedazo de tejido que está roto. Como arqueóloga siempre estoy pensando en el valor cultural como vestigio del pasado, porque se sabe poco”.

Ceballos, del Ministerio de Relaciones exteriores, afirma que el valor de la Colección Quimabaya no es uno solo:
“Hay un valor político, y es poder incidir políticamente en una narrativa o en un discurso global, que es el de la descolonización. El valor es simbólico porque se trata del reconocimiento de piezas de valor seguramente ritual para quienes en su momento las hicieron y las enterraron. El valor es también reconocer esa historia. Alrededor de la guaquería que ha sido dejada al margen, pero habría que tenerla en cuenta como parte de esa construcción histórica de la orfebrería que probablemente no se ha visto en ninguna otra parte del mundo y que tiene una gran experticia casi que científica alrededor de la metalurgia. Entonces, los valores son muchos, y creo que reconocer todos esos valores como un gran todo es lo que uno dice que vale la pena”, puntualizó la funcionaria de la Cancillería.
El momento no es el mismo
Sobre este tema, hay un factor importante que cambia y transforma el valor: el momento histórico.
“Estamos en un momento histórico diferente al que había cuando se dio como regalo. Ahora, el valor y la concepción han cambiado, las relaciones diplomáticas también han cambiado; Colombia está en este momento en un lugar donde puede tener incidencia. Colombia está en un lugar donde ha tenido un liderazgo en temas de derechos humanos. Colombia está en un lugar donde es reconocido por su trabajo con la paz. En Colombia, hoy en día, no somos una colonia. Entonces, creo que estamos en otro momento histórico que nos permite también mirarnos y anunciarnos desde otro lugar”, dijo Catalina Ceballos.

En esta misma línea, la directora de ICANH agregó que la visión sobre las piezas cambió radicalmente debido a la falta de relevancia que se le daba al trabajo arqueológico.
“Tal vez, en el momento que fueron dadas a España, no había una conciencia ni tampoco un desarrollo de la arqueología lo suficientemente fuerte como para saber que ese tipo de piezas requieren un tratamiento y un manejo especial; sin embargo, los desarrollos científicos eran diferentes. Por ejemplo, los guaqueros no eran solamente personas que venían y abrían huecos, sino también eran intelectuales y científicos a los que les compraban ese tipo de piezas, y a partir de allí también se desarrolla la arqueología. Entonces, lo que ha pasado en los últimos tiempos es que ha habido una evolución, no desde el punto de vista de la ciencia, sino de la importancia que los gobiernos y la legislación le dan a las prácticas que tienen que ver con la comercialización de este tipo de cosas. Hoy en día, tenemos una legislación extremadamente fuerte en términos de su valor patrimonial”, concluye Caicedo.
