D’Artagnan regresa a las salas de cine
28 Abril 2023

D’Artagnan regresa a las salas de cine

Los tres mosqueteros regresan a la pantalla grande en una superproducción francesa que ya se exhibe en las salas del país. Una película que recrea las turbulencias religiosas y políticas que vivió Francia en el siglo XVII.

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Los tres mosqueteros es uno de esos clásicos de la literatura que el teatro y el cine retoman una y otra vez. En esta ocasión el encargado de recrear los turbulentos años del reinado de Luis XIII es el director Martin Bourbolon, quien traslada al espectador a la época turbulenta del reinado de Luis XIII, un período de la historia de Francia plagado de conflictos religiosos y políticos. Los tres mosqueteros: D’Artagnan es una historia de aventuras, de espadachines regidos por el honor, la amistad, la lealtad y las pasiones.
Sus protagonistas son Eva Green, Vincent Cassel, François Civil, Romain Duris y Pio MarmaÏ. Esta producción de Pathé Films se destaca por su fotografía, sus escenarios y sus numerosas batallas.
Esta película forma parte de una saga de dos entregas que se rodaron al mismo tiempo. En esta, la historia se centra en D’Artagnan, el joven gascón que se une a Athos, Porthos y Aramis, los tres mosqueteros del rey, para salvar el honor de la reina Ana de Austria y enfrentar las oscuras maquinaciones del cardenal Richelieu y su aliada Milady de Winter. La segunda parte, Los tres mosqueteros: Milady, se estrenará en diciembre de este año.
La película se estrenó en Francia el pasado 4 de abril. El papel de D’Artagnan lo interpreta Francois Civil, actor francés de teatro, cine y televisión que nació en 1990 y quien ha trabajado en más de 50 películas y series de televisión. Fue nominado al premio César a Mejor actor de reparto en 2021. Estas son sus impresiones acerca de su trabajo en esta película.

Civil
Francois Civil en su papel de DÁrtagnan.


CAMBIO: ¿Qué lugar ocupan Los tres mosqueteros y Dumas en su panteón emocional?
Francois Civil:
Esa fue más o menos la primera pregunta que Dimitri Rassam, nuestro productor, me hizo en su oficina a principios de 2020. Reconozco que me equivoqué un poco cuando dije que esta novela de Dumas era mi libro favorito cuando era niño. Fui a esa reunión con un bigote bien recortado y el pelo recogido en una cola de caballo. Jugué todas mis cartas para conseguir este papel. Tal vez de la misma manera osada de un D'Artagnan que se enfrenta a Tréville para convertirse en mosquetero. La fuerza narrativa de esta historia, sus temas, sus personajes icónicos, sus trayectorias que influyen directamente en la gran historia de Francia, hacen de este libro, en mi opinión, la mayor novela de aventuras de la literatura francesa.


CAMBIO: ¿Cuál fue su reacción cuando leyó el guion de Alexandre de la Patellière y Matthieu Delaporte?

F. C.: Pasaron varios meses de escritura entre la reunión y mi primera lectura del guion. Durante esos meses releí la novela y vi varias adaptaciones de películas y series. Sin ánimo de denigrarlas, ninguna de las adaptaciones hizo justicia a la sensación que me produjo leer la obra. Todas tenían cierta distancia con la acción y los personajes, no encontré la oscuridad, el peligro de la época y el alcance épico de la novela. Por ello me alegré mucho al leer el guion de Alexandre de la Patellière y Matthieu Delaporte. Para mí es una proeza que combina la fidelidad a la obra con las ingeniosas libertades para modernizar la historia, hacerla muy fluida. Es larga pero no tediosa, divertida pero nunca frívola, llena de suspenso, épica y repleta de diálogos que deseaba interpretar. Leí el guion como se lee una muy buena novela. Como se lee a Dumas.


CAMBIO: ¿Qué le gustó de este proyecto?
F. C.: 
Hacer una película de aventuras para un público masivo. Repensar la mitología de los mosqueteros y cambiar la imagen instaurada en el inconsciente colectivo. Asumir un papel icónico, magnífico, y dejar huella. Estar a la altura de las exigencias que nos imponemos. En esta película hay talento en todos los niveles, mucho entusiasmo todo el tiempo.


CAMBIO: ¿Quién es D’Artagnan? ¿Cómo lo percibe usted?
F. C.:
Dumas puso un poco de sí mismo en todos sus personajes. Tanto en el lado bon vivant de Porthos como en el brío de D'Artagnan o la seducción de Aramis. Son complementarios también porque son creaciones del mismo autor. D'Artagnan se destaca por su juventud. Es un joven gascón de familia noble pero sin dinero. Su nombre y su temperamento son sus únicas riquezas. Este personaje me parece hermoso por su lealtad, su honradez, su insolencia, su valentía, su carácter y su ingenuidad. Todo es nuevo para él: París, el cuerpo de mosqueteros con el que tanto ha fantaseado, el amor repentino que lo asalta, los misterios y engranajes del poder. Su frescura fue mi punto de partida. Es el héroe de una historia de iniciación de una intensidad poco común. En menos de veinticuatro horas, tiene un roce con la muerte, viaja, provoca, se enamora, casi muere por segunda vez, mata a un hombre, conoce a un rey y hace amigos que conservará para siempre. ¡Vaya día!


CAMBIO: ¿Cómo ve su evolución?
F. C.:
Me gustó hacer crecer a este personaje haciéndolo cuestionarse sobre la admiración que siente por sus compañeros mosqueteros. Hacerse adulto también significa cuestionarse los propios modelos y afirmarse.


CAMBIO: ¿En qué se diferencia de sus compañeros? ¿Y en qué se complementan?
F. C.:
Creo que exploramos sutilmente la diferencia de conceptos de D'Artagnan y Athos, sobre el amor. Este último desconfía de las mujeres como consecuencia de una herida narcisista, así que queríamos que D'Artagnan fuera más moderno. Todos los hitos relativos a D'Artagnan en la primera película se vuelven más espesos y oscuros en la segunda parte. Tocar todas estas facetas y esos cambios ha sido maravilloso.


CAMBIO: ¿Fue difícil preparar este papel?
F. C.:
Claro. Primero tuve que deshacerme del peso de interpretaciones anteriores. Noiret, Belmondo, Fairbanks, Gene Kelly, Jean Marais, Gabriel Byrne. ¡Una carga muy pesada! Para empezar, simplemente intenté imaginarme en los zapatos de un joven de la época. Matthieu Delaporte y Alexandre de la Patellière me ayudaron mucho. Su conocimiento de la vida en el siglo XVII, de las fuerzas que actuaban, del estado de ánimo de la gente me benefició mucho. Los cuatro nos sentamos con Martin para trabajar estos dos guiones tan densos, ya que filmamos ambas películas simultáneamente. Debíamos tener una visión clara de la historia y de las distintas trayectorias antes de empezar para que no se nos escapara nada durante los ocho meses de rodaje.


CAMBIO: ¿Qué tanto tuvo que entrenarse para desempeñar el papel de un espadachín?
F. C.:
Sí. Tuve que prepararme físicamente para el papel. En primer lugar, tenía que estar lo suficientemente en forma para mantener el ritmo durante esos largos meses, pero sobre todo tenía que aprender esgrima, coreografía de combate y convertirme en el mejor jinete posible. Yo era un novato en todas esas cosas.

Mosqueteros.
CAMBIO: Háblenos un poco de ese proceso.
F. C.:
Seis meses antes de comenzar el rodaje empecé a practicar todo esto dos o tres veces por semana. Esgrima deportiva con Yannick Borel (campeón olímpico) y “vaulting” ecuestre con Marco Luraschi, quien fue mi doble de acción en ambas películas. La idea era poder hacer yo mismo algunas de las acrobacias, ¡y así lo hicimos! Cuando tuve dominadas esas bases entré a trabajar en la coreografía de los planos secuencia con Dominique Fouassier y su equipo de dobles. La excelencia de las personas que me acompañaron me hizo exigirme más.


CAMBIO: ¿Fue complicado meterse en los zapatos de D’Artagnan?
F. C.:
Para ser sincero, no sentí que D'Artagnan estuviera tan alejado de mí. Aparte, por supuesto, de su coraje sin límites, comparto con él la alegría de vivir en grupo, el optimismo, la lealtad, la ingenuidad y la obstinación. Mirando más de cerca, tengo la impresión de que Martin ha elegido actores que tenemos algunos de los rasgos de sus personajes. Pio es un bon vivant como Porthos, Romain es felino y encantador como Aramis y Vincent tiene la estatura y el carisma de Athos. Se trataba de creérnoslo y verlo todo a través del prisma de nuestros personajes, las situaciones que viven y los lazos entre ellos.

CAMBIO: ¿Cómo hizo para asumir los diálogos y el lenguaje elegantes de la película de forma fluida?
F. C.:
Los diálogos de Alexandre y Matthieu me parecieron sabrosos y bien anclados en la época. Quería estar a su altura, aunque adoptando un estilo más contemporáneo. Recuerdo mi primera escena de diálogo con Romain (el encuentro de Aramis y D'Artagnan en la calle, delante del hotel de los mosqueteros), los dos estábamos muy inseguros de lo que hacíamos. Era difícil no escucharnos actuar. Pero a medida que avanzamos, cada uno encontró su lugar y su instrumento y pronto estuvimos afinados. Era cuestión de confianza. Tanto es así que, al cabo de un tiempo, empezamos a desviarnos del guion, cuando alguna de nuestras ideas nos parecía más pertinente.


CAMBIO: Háblenos de su trabajo con Martin Bourboulon.
F. C.:
Martin me impresionó mucho. Su coherencia, su alto nivel de exigencia en todo momento y el ritmo de su dirección fueron el motor de este proyecto. Logró no dejarse ahogar nunca por los recursos de los que disponía y siempre puso lo íntimo, los personajes, la historia en el centro del proceso. La relación de confianza que teníamos entre nosotros fue muy valiosa para mí.


CAMBIO: ¿Cómo colaboró con los demás actores? ¿Cómo se llevaban?
F. C.:
En Los tres mosqueteros, nos conocimos casi como en la novela: cruzando espadas. Nos vimos por primera vez en una clase de esgrima.        Admito que no gané ni un combate. Inmediatamente nos llevamos bien y eso fue lo que consolidó el compañerismo en la historia. A Eva la conocí más adelante, en una lectura. Me impresionó su capacidad para construir un personaje. A diferencia de las otras actrices, en la vida real, Eva es muy diferente a Milady, Verla trabajar fue muy enriquecedor. Ensayar juntos las coreografías de combate fue intenso y desafiante y pude corroborar su dedicación y generosidad. La complicidad con Lyna fue instantánea. ¡Qué alegría crear esta relación, este amor incipiente, buscar los matices con una actriz tan buena!


CAMBIO: La película tiene registros de drama, de comedia, de película de aventuras, de romance. ¿Influyó esto en su interpretación y en la nota o notas que debía mantener?
F. C.:
Traté de reproducirlo todo sin subtexto, con la mayor sinceridad posible. Martin fue nuestra brújula para probar distintos niveles de intención. Tratamos de ofrecer sistemáticamente diferentes colores. Habiendo visto sus películas anteriores, sabía que ese método nos permitiría equilibrar los diferentes tonos y profundizaría y agudizaría nuestra actuación.

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