Dos conciertos de lujo de la Orquesta Nacional de España
Juan Floristán.
Crédito: Francisco Montoro García.
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Bajo la batuta del director alemán David Afkham, la Orquesta Nacional de España llega al Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. En el primer concierto participará el guitarrista Pablo Sáinz-Villegas y en el segundo el solista será el pianista Juan Floristán. Este concierto forma parte del apoyo del Gobierno de España y de la Cooperación Española a los procesos de paz en curso en Colombia.
Por: Redacción Cambio
Concierto por la paz es el nombre que reciben las dos presentaciones de la Orquesta Nacional de España en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo y que cuentan con el aval y el apoyo de la Embajada de España en Colombia.
David Afkham, director alemán, llevará la batuta en estos dos conciertos en los que participarán dos afamados intérpretes españoles, ambos representantes de las nuevas generaciones de virtuosos de ese país. En el concierto del día 30 de agosto, que se llevará a cabo a partir de las 8 p.m. participará el guitarrista Pablo Sáinz-Villegas, quien ha sido aclamado por la prensa internacional como el sucesor de Andrés Segovia y es un embajador de la cultura española en el mundo, ya que se ha presentado en más de 40 países. Él interpretará como solista el Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo. El programa de ese día lo complementan las Danzas fantásticas de Joaquín Turina, Don Juan de Richard Strauss y El sombrero de tres picos de Manuel de Falla.
El segundo concierto será el sábado 31 de agosto a las 5 p.m. y contará con la participación del pianista Juan Floristán, ganador del concurso Rubinstein de Tel Aviv (2021) y del concurso Santander Paloma O'Shea (2015). Él será el solista de Noche en los jardines de España, obra compuesta en 1915 por Manuel de Falla. Además, también se escuchará a la orquesta interpretar la Fantasía sobre una fantasía de Alonso Mudarra de José Luis Turina y la Quinta sinfonía de Serguei Prokofiev.
Como se ha visto, el programa de ambos conciertos combina varias piezas de compositores españoles con dos obras que provienen de otras latitudes. Joaquín Rodrigo escribió su Concierto de Aranjuez en París a principios de 1939, en un ambiente un tanto alejado de la zozobra que generaba el inevitable final de la guerra civil española pero muy cercano al ambiente de agitación que vivía Europa Occidental pocos meses antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Nunca antes Rodrigo había compuesto una pieza para guitarra y orquesta, y logró que el sonido del instrumento se destacara en todo momento. El estreno mundial se produjo el 9 de noviembre de 1940, en el Palacio de la Música Catalana de Barcelona. Un mes más tarde se tocó en Madrid.
Las Danzas fantásticas es la obra más conocida del compositor español Joaquín Turina. La escribió originalmente para piano entre el 11 y el 29 de agosto de 1919 y más adelante realizó una versión para orquesta. La obra se divide en tres partes llamadas Exaltación, Ensueño y Orgía. Esta última es la más conocida y es habitual que las orquestas la interpreten por separado y omitan las dos primeras. Para escribir esta pieza, Turina se inspiró en la novela La orgía de José Mas.
En el repertorio de ambos conciertos también figura la Fantasía sobre una fantasía de Alonso Mudarra de José Luis Turina, nieto de Joaquín. La obra seleccionada la escribió en 1988 por encargo de la Orquesta Sinfónica de Tenerife y se inspira en piezas de varios compositores del Renacimiento español.
El sombrero de tres picos es un ballet del compositor español Manuel de Falla que se inspiró en la novela del mismo nombre, escrita por Pedro Antonio de Alarcón. La obra se estrenó en Londres el 21 de julio de 1919 y logró un rotundo éxito, basado en la muy bien lograda unión entre música, baile, drama y decorado., que en esa función de estreno contó con decorados y figuras de Pablo Picasso.
En el programa de ambos conciertos el único compositor que participa es De Falla, de quien también se interpretará Noche en los jardines de España. Esta obra para piano y orquesta consta de tres partes: En el Generalife (Palacio de la Alhambra), Danza lejana y En los jardines de la Sierra de Córdoba. De Falla pensó en 1909 en escribir un conjunto de nocturnos para piano solo pero el pianista Ricardo Viñes le sugirió que transformara los nocturnos en una obra para piano y orquesta, que De Falla terminó en 1915.
Dos grandes compositores completan el catálogo de obras que interpretará en Bogotá la Orquesta Nacional de España. La primera pieza es el poema sinfónico Don Juan, del compositor alemán Richard Strauss, que data de 1888 y se basa en un poema del mismo nombre que escribió Nikolaus Lenau. Strauss escribió la pieza cuando tenía 24 años y se convirtió en un éxito en muchos países poco después de su estreno.
La otra pieza no española del repertorio del Concierto para la Paz es la muy famosa Quinta Sinfonía del compositor soviético Sergei Prokofiev, quien la escribió en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, tras 14 años de haber abandonado el formato sinfónico pues no le había ido nada bien con su cuarta sinfonía. Es común escuchar y leer que esta obra es sobre los horrores de la guerra, pero, de acuerdo con su autor, es un "himno para un hombre libre y feliz, a sus maravillosos poderes y a su puro y noble espíritu".
La Orquesta Nacional de España la fundó el gobierno republicano en 1937 durante la Guerra Civil Española. Junto al Coro Nacional de España depende del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem) y del Ministerio de Cultura de España. La orquesta se estructuró de manera definitiva a partir 1942. Desde entonces ha desarrollado una ininterrumpida e intensa labor con una amplia temporada en el Auditorio Nacional de Música de Madrid, que desde 1988 es su sede. Participa en los principales festivales españoles y realiza giras por España así como por diversos países de Europa, América y Asia.
El podio de la Orquesta Nacional de España lo ocuparon de manera estable Bartolomé Pérez Casas, Ataúlfo Argenta, Rafael Frühbeck de Burgos, Antoni Ros-Marbà, Aldo Ceccato, Jesús López Cobos y Josep Pons. Como directores invitados, la Orquesta Nacional ha contado con maestros de la talla de Sergiu Celibidache, Igor Markevitch, Rafael Kubelík, Zubin Mehta, Yuri Temirkanov, Gustavo Dudamel, Semyon Bychkov y Christoph Eschenbach. Con ella han colaborado también algunos de los más destacados solistas vocales e instrumentales de la segunda mitad del siglo XX.
La orquesta considera bien importante favorecer la igualdad en el acceso a la música y la cultura. Además de adelantar diversas actividades en el ámbito de la educación, también colabora con diversos colectivos sociales con necesidades específicas.
El Teatro Mayor y la Embajada de España, las dos entidades que se unieron en la realización de estos conciertos en Bogotá, consideran que estas presentaciones de la Orquesta Nacional de España son “una magnífica ocasión para reafirmar el compromiso de España con la paz en Colombia, especialmente en momentos que, como los actuales, las dificultades y la incertidumbre parecen mayores. Es crucial apostar por la paz y transitar por los caminos que conducen hacia ella, con las víctimas, las comunidades más vulnerables y todos los territorios colombianos en el centro del ejercicio”. Consideran que la paz no es solamente el resultado de diálogos y negociaciones. “También se nutre de la educación y de la cultura para la paz. La música, como lenguaje universal que conecta a todos los ciudadanos y sociedades, tiene un papel relevante en la promoción de una cultura de paz”. Los gobiernos de Colombia y España, así como los de otras naciones y otras organizaciones culturales colombianas, han trabajado de la mano en este empeño a través de manifestaciones artísticas y culturales que actúan como instrumentos de diálogo, entendimiento y cooperación.
De acuerdo con sus promotores, este concierto quiere también rendir homenaje a todas las personas que en Colombia, a pesar de las dificultades y obstáculos, están dándole al mundo un gran ejemplo de voluntad de superación de un conflicto interno, de sanación de heridas y para alcanzar el punto de no retorno hacia la imprescindible reconciliación.